El camino del corazón

He tardado mucho tiempo en encontrar un lugar en el mundo, pero hace unos años al fin ocurrió.Yo nací en una ciudad con mar,el cielo gris y rodeada de verdes montañas. Toda mi vida la pasé allí.Sin embargo yo no encontraba mi sitio.El mar impone, el gris entristece y el verde acabó por cansarme.Algo por dentro  me hacía buscar otro lugar.Poco a poco descubrí que los valles me angustiaban,que las montañas eran obstáculos y que la falta de luz no me dejaba ver el mundo a mi alrededor.Cada vez que abandonaba el verde y el gris, y el paisaje se transfomaba en amarillo infinito yo sentía que volvía a nacer.Andar por senderos de tierra, rodeado de trigo y sin más horizonte que el horizonte me hacía sentir bien.Un día la descubrí.El azar me llevó hasta alli, pero al instante supe que la había encontrado.Una casa,que hermosa palabra,rodeada de azul y dorado sin más trabas que árboles frutales y tal vez dos nubes, no más.Silencio,campanas de pueblo y olor a trigo segado.Sol,luz y un inmenso mar de cereal.Mi lugar en el mundo pensé.Yo lo sentí como una iluminación.Eso es saber,las dudas desaparecen y la certeza se instala dentro de uno para siempre.No hay que preguntarse por qué.Es bonito sentirse seguro.En esos momentos uno no duda, el camino del corazón es el único que al final siempre tiene razón.

Yo no vivo allí,pero el lugar y la casa permanecen.El tiempo se detiene cuando la puerta se cierra, y cada vez que vuelvo,el trigo, las cerezas,las ciruelas y las almendras se dejan caer.Las miro, las cojo, las toco y siento la paz que tanto busqué.Es duro marcharse de allí, pero uno se impregna del aire,del sol y de ese olor a sarmiento que viven conmigo mientras el tiempo está detenido.Aunque esté lejos, ya no importa,ese lugar permanece dentro de mí y sé que el camino del corazón me llevará hasta allí cuando en los días plomizos cierre los ojos para no ver.

4 comentarios

  1. Cuando yo era pequeña encontré un lugar. Yo también sentía que era mi lugar en el mundo. Allí no había angustia ni preocupaciones. Contemplar embelesada aquel paisaje, sentir el calor del sol, bañarme en la luz que lo iluminaba, escuchar el sonido de miles de insectos y el silencio que dominaba en los caminos de aquellos campos era la cura que mi mente necesitaba. Todos los años, en cuanto llegaba el verano, el largo verano de la infancia, allí llegaba yo, niña de ciudad, de barrio, a instalarme en el paraíso. Allí pasé después los veranos de mi adolescencia. Sé que sin mi paraíso mi vida podría haber sido bastante peor.
    Ya no lo tengo, pero está en el fondo de mi corazón. Su balsámico efecto vuelve cada vez que algo lo trae a la superficie. Los paraísos perdidos no lo están del todo. Pasan a formar parte de la materia de la que estamos hechos.
    Si algún día pierdes tu paraíso, no llores, piensa que siempre estará contigo.

  2. El problema de esta clase de entradas es que a menudo te dejan muda. Y te mueres por decir algo, pero nada parece poder igualar o acercarse a lo ya escrito y no quieres «ensuciarlo», por llamarle de algún modo. Entonces, mejor te callas y la admiras en profundo silencio. Pero entonces, el autor no recibe tu admiración, que es al fin y al cabo tu propósito… ¡Menudo dilema!

  3. El problema de este tipo de comentarios es que a menudo te dejan estupefacto. Te mueres por agradecerlo, pero las palabras al uso no parecen expresar lo que realmente quieres decir y no quieres que suenen a mera cortesía.Entonces , mejor te callas, y lo agradeces en profundo silencio. Pero entonces el comentador no recibe tu agradecimiento que es al fin y al cabo tu propósito…¡Menudo dilema!

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