Es dificil tratar con las personas. Cuando uno sale de casa dormido y ojeroso y se topa con un vecino en el ascensor, hay dos opciones:saludar o no saludar.Si no se saluda uno es tachado de antisocial, si se saluda, uno corre el riesgo de tener que hablar del tiempo durante segundos interminables.El problema es que hay personas que dominan a la perfeccción estas microconversaciones y a uno le hacen sentir un inadaptado.Libres del vecino microconversador subimos al autobús y, ¡oh dioses! divisamos entre el público a un conocido al que no hemos visto en años.Hay dos opciones:pasar de largo mirando intensamente al techo o vencer a la tentación y mostrar nuestra mejor sonrisa.Tras un ¿qué tal?, ¿cómo estás?,¿qué es de tu vida? la noche oscura invade nuestro cerebro pero ya no tenemos escapatoria.El trayecto dura 20 minutos y por supuesto nuestro acompañante se baja en la última parada.El sudor perla nuestra frente al no ser capaces de hilar dos palabras seguidas. Si nuestro «amigo» es de natural hablador nos lo pone fácil y nos convertimos en el homo monosilábicus.Si,si, ya, ya, vale,vale, ah,ah,bien,bien hasta agotar nuestras reservas de léxico.A veces hasta podemos lucirnos con largas frases del tipo no me digas, hay que ver.Por supuesto cuando llegamos a nuestro destino quedamos en vernos cualquier día de estos.Que te den.
Dos días después nos invitan a una cena en casa de unos amigos.¡Qué bien!, pensamos, pero al llegar nuestro gozo se cae en un pozo al comprobar que no conocemos prácticamente a nadie.Tenemos dos opciones: trasegarnos una botella de vino en diez minutos y esperar que Baco nos inspire o pasar por la mayor tortura que un inadaptado y antisocial pueda imaginar.Saludar, sonreir con cara de gilipollas y no entender por qué somos incapaces de decir lo que todo el mundo suele decir en estas ocasiones.¿Por qué nos ponemos rojos ante la perspectiva de pronunciar lugares comunes como: ¡Jo ,qué bien se está! ,¡Vaya ambiente! o aquello tan manido de: ¿No nos conocemos de algo?.A veces nos salva que un desalmado nos coge por banda y nos habla durante 40 minutos sobre su excitante mundo laboral que consiste en la venta de máquina herramienta.que pos supuesto no sabemos lo que es y ni por asomo nos interesa.Al final de su perorata y envalentonados por la confianza que nos ha demostrado queremos ser agradecidos y sacando fuerzas de flaqueza empezamos a contarle algo de nosotros.Pero para nuestro pasmo nos interrumpe al cabo de palabra y media y nos refiere una graciosísima anécdota que le sucedió cuando fue a practicar paint-ball con los compañeros de su oficina.Al final de la noche, volvemos a casa borrachos y deseperados ante la posibilidad de que los Ramirez cumplan su amenaza de invitarnos a una barbacoa un fin de semana de estos.
Los inadaptados y antisociales somos bichos raros pero realizamos una labor social que no se nos reconoce: nadie escucha mejor que nosotros.Somos el paño de lágrimas de los pelmas verborreicos que nadie más aguanta excepto nosotros.También hemos desarrollado capacidades que los demás ni sospechan.Somos capaces de detectar la presencia de un conocido a cientos de metros de distancia,podemos subir por las escaleras de forma natural aunque vivamos en el décimo piso y sacamos el móvil del bolsillo más rápido que Billy el Niño cuando la sombra de algún pariente lejano se acerca amenazante por la desierta calle.