Música y palabras para un viernes de febrero. Escucho, una y otra vez escucho y leo. Si alguien me pidiera que definiera la sensibilidad, no sabría qué decirle. Si alguien escuchara esta música y estas palabras, no me preguntaría absolutamente nada. Cuando la canción termina, el silencio duele. Si alguien me preguntara por la diferencia entre lo bueno y lo malo en el arte, no sabría cómo responderle. Si en vez de preguntar, escuchara esta música y estas palabras, obtendría la respuesta.
No se puede obligar a nadie a percibir lo evidente. Yo lo ofrezco. Quien quiera que lo coja. Es suyo.
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