Vive simplemente suena a título de libro de autoayuda. Mal empezamos. Vivir simplemente es probablemente la tarea más difícil a la que nos enfrentamos. Simple significa sencillo, sin dificultades, sin complicaciones. Conseguir esto es más complicado y dificultoso que llenar nuestra vida de problemas.
Lo simple es lo que está constituido por un solo elemento, lo contrario a lo compuesto. Reducir la complejidad de la vida a lo sencillo, pasar de lo múltiple a lo único es, aparentemente, tarea de héroes. Además, pasamos la mayor parte de la vida complicándonosla y, para justificarlo, damos a lo complejo y complicado la apariencia de lo atractivo, de lo interesante, y así todo lo que nos resulta difícil tiene un cierto aura de profundo y verdadero. Nos permite pensar, para tranquilizar nuestra conciencia, que si no logramos descifrarlo es porque no es posible hacerlo. La dificultad, por así decirlo, nos consuela. Podemos decir hasta ahí no llego, poner la televisión y seguir viviendo. Pensamos que si todo fuera sencillo no podríamos perdonarnos no comprenderlo.
Lo simple, por el contrario, no tiene buena fama. Decir simple es decir fácil, elemental, sencillo y eso le quita todo mérito. Cualquiera puede entenderlo, es asequible para todos y por eso pierde todo encanto.
Creo no equivocarme si digo que todos, en el fondo, aspiramos a una vida sencilla donde los problemas y las dificultades no nos quiten el sueño, donde hasta aburrirse esté permitido. Lo simple, por único, es lo que me puede hacer completo. Tantos años pensando en el universo para descubrir finalmente que la vida está en lo uno. Tantas preguntas sin respuestas, tantas dudas, tantas piedras en el camino que nos hacen tropezar una y mil veces, tantos problemas irresolubles que han robado mis horas y mis días.
Lo simple, lo sencillo, no es el abandono de lo complejo, es más bien darse cuenta de que la vida es una y finita, los días empiezan y terminan, los pasos se dan siempre hacia adelante, todo queda atrás menos nosotros, y el tiempo, entendido como movimiento, es lo único que importa, pues es el único invento que realmente existe. Vivimos en el tiempo y en él todo es simple y nada es complejo.
Me despierto, abro los ojos y contemplo el mundo aún entre tinieblas, todo es difuso durante un rato. Luego distingo mi cama, mi mesilla, mis libros y el armario al fondo a la derecha. Me levanto y camino por mi casa, reconozco mi espacio que sigue ahí tal y como lo dejé. Salgo a la calle y paseo, me siento en un banco y observo a la gente y miro al mar y al horizonte. Como, echo la siesta, leo un rato, escucho música y miro a través de la ventana como la luz de la tarde va desapareciendo. Llegas o llegáis a casa y hablamos. Palabras que dan forma a nuestro mundo. Palabras que completan el paso del tiempo. Casi sin darme cuenta, ya es de noche, cierro los ojos, hay imágenes que vagan a su antojo por mi mente y duermo. Así de simple. Duermo y despierto, así de sencillo.
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