Hay gente a la que le gusta hacer ejercicio todos los días. Los ves por las mañanas enfundados en mallas de astronauta con cara de adictos, pretendiendo recuperar el tiempo que ya nunca volverá. Hay personas que gastan sus escuálidas fortunas en baba de caracol para mantener una lozanía que nunca tuvieron. Otros invierten sus ahorros en robots de cocina que sirven para todo excepto para ser usados. Hay, incluso, individuos que hacen cursos nocturnos de pintado de muñecas rusas para dar sentido y sensibilidad a sus vidas. Hay criaturas que compran televisores de plasma de noventa pulgadas para ver documentales en sus ratos de asueto, pero, maldición, sin quererlo, víctimas de una enajenación mental transitoria, quedan atrapados en las redes de la apasionante vida del chino cudeiro. Hay, en fin, quien compra el país, el mundo y la razón para leer el Marca. Están también los intelectuales de toda la vida que desprecian a todos los anteriores mientras alimentan sus cerebros leyendo la versión novelada de corrupción en Miami. Hay quienes desprecian a Bush, a Putin y demás colegas cuando lo único que conocen de esos países son los fritos ¡yuju! y las balalaikas (esto último incluso lo dudo). Están también los que a Fidel Castro le llaman Fidel y piensan que el Che era primo de Bob Marley. Hay quienes presumen de saberlo todo, pero si les preguntas el porqué de algo te mandan a tomar por culo. Están, por último, los que no se sienten identificados con ninguno de estos grupos. Estos son los más peligrosos porque hacen deporte para estar en forma, se cuidan para disfrutar de la vida, compran última tecnología para disponer mejor de su tiempo, hacen cursillos porque nunca es tarde para aprender, no tienen una televisión, tienen cinco, porque así cada uno en casa ve el documental que quiere, leen el Marca para descojonarse de los que lo leen; Bush, Putin, Castro y compañía no les interesan, ellos están en otra onda porque leen libros de autoayuda y tienen casa en Marina d’Or porque eso sí que es vida. Ellos no son personas, son personas humanas.
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