Berlín como mito. Lugar en el que uno ha estado aunque no lo conozca. Ciudad marcada por dramas que han herido a Europa, al mundo y al siglo veinte no hace mucho terminado. Ciudad leída, ciudad recorrida entre escombros. Cuna de los peores recuerdos. Ciudad desaparecida pero que se presiente cuando uno camina por sus calles. Ciudad donde el norte y el sur no existen. Solo permanecen el este y el oeste. Restos del muro de la vergüenza, ahora lleno de colores, pero que guarda detrás sangre y muerte. Ciudad literalmente renacida de sus cenizas. Ciudad alegre y amable, poblada por personas que parecen mirar hacia delante.

Mentira. Avanzamos hacia el futuro mirando siempre al pasado. El pasado está por delante y el futuro detrás. Los remeros miran hacia atrás a medida que avanzan hacia adelante. Mirar hacia atrás es la única manera de entendernos: todos, nosotros, la vida, la historia y el mundo. Por delante no se ve nada, tal vez podamos entrever algo, quizás imaginarlo. El optimismo y el pesimismo son maneras de imaginar el futuro, bien pensando que todo saldrá bien o mal.

La realidad es que el futuro que imaginamos no nos revela absolutamente nada. Solo aprendemos mirando al pasado y así avanzamos hacia el futuro que no conocemos.

Berlín es el pasado al que tenemos que mirar para aprender. No podemos hacer punto y aparte. No dejó de existir cuando cayó el muro. No es posible olvidar el pasado, sin él no hay futuro. El Berlín alegre que hoy vemos se mira en el pasado, cubierto de escombros, dolor y sangre que nos hace aprender la lección y tal vez no repetir lo que otra vez hicimos. Berlín, como tú y como yo, como el mundo entero, no es nada sin pasado.

Nada hay sin pasado entonces, ni siquiera el futuro. Berlín está ahí para recordarlo. Por eso, yo cuando recorría sus calles no solo veía parques o jardines, no solo veía la ciudad llena de jóvenes sonrientes. El río que la atraviesa también estuvo ayer aquí y sus aguas limpias también están llenas de sangre. Hay que ser capaz de verla para dejar de hacerlo y recorrer sus calles transitadas y limpias, llenas de un pasado sombrío que, al ser contemplado, nos ayuda a crear un futuro mejor y más cierto.

Cuando llegué, solo veía casas derruidas, polvo, injusticia y dolor en el ambiente. Cuando me fui, vi luz, color y alegría saliendo de tanto sufrimiento, corriendo imparable hacia el futuro.

No se extrañan los lugares, sino los tiempos que ellos representan. La magdalena era la infancia. Berlín no extraña su pasado, que era horror, fuego y muerte. Espero yo, después de haber estado en este Berlín del futuro, extrañar el tiempo que allí pasamos.

El pasado lo hicimos nosotros. El futuro es incertidumbre, pero también esperanza.

No dejemos de mirar atrás para que así pueda ganar la esperanza.

2 respuestas a “Berlín”

  1. Avatar de Goyo Galache

    Bonitas fotos!!! Gracias por compartir…

  2. Avatar de jusamawi

    Gracias a ti Goyo por dejar la bici durante un rato y detenerte a verlas.

    Salud.

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