Mr. Hyde y yo

A veces pienso que soy más yo cuanto más solo estoy. No quiere decir esto que esté mejor así. Pienso mejor y siento mejor a los que me rodean. Cuando hablo conmigo todo es diáfano. Sé lo que tengo que decir en cada momento. Nada se interpone en mis sentimientos. Las palabras atraviesan sin dificultad la garganta. Soy uno. No sé qué me pasa cuando estoy frente a alguien, dejo de ser  totalmente yo. Soy dos. Cuando soy uno, no exijo, doy. Cuando hay más gente presente, en cierta manea actúo y no puedo evitar que Mr. Hyde aparezca y domine la escena. Busco el punto débil del otro. Exijo sin piedad lo que sé que no me pueden dar. Sé de antemano que no debo hacerlo pero la lógica inmisericorde del pensamiento le gana la partida a la voluntad. Si de todos es sabido que fuerza sin control no sirve de nada, ¿para qué vale el pensamiento sin voluntad? Lo intento, una y mil veces lo hago, pero sólo lo consigo cuando estoy a solas. Confieso que soy cruel sin querer serlo. Podría decir que no puedo evitarlo pero sé que miento. No puedo aceptar en mí excusas que no acepto en los otros. Creo sinceramente que dentro de mí habita otro yo que muchas veces me domina y que me impele a hurgar en las heridas en vez de sanarlas. Escribir es un acto solitario. Uno habla consigo mismo y sabe perfectamente cuando miente. Escribir es deshacerse de los fantasmas que nos habitan. Yo escribo para ser mejor. Para ser más yo. No es un acto generoso para con los demás. Es algo necesario para mí mismo. Quiero matar a Mr. Hyde. Lo mismo sucede con los sentimientos. Se pueden fingir ante alguien, a solas son lo que son, sin trampa ni cartón. Me cuesta mucho compartir emociones. El pudor me envara y de nuevo surge el actor. Cuando estoy solo y cierro los ojos lo que siento es transparente, tanto que las palabras no son más que adornos para recrearme. Me cuesta mucho pedir perdón. Cuando se da el caso, hago malabarismos para que el otro comprenda que acepto mi equivocación. Hago lo difícil. Decir simplemente perdona se me hace imposible. No es orgullo. Es incapacidad de desarmarme. La sinceridad, la unión que debería darse en el acto del arrepentimiento me parece tan íntima que no la puedo compartir, por eso me arrepiento solo y eso es trampa.

Engañar a los demás es comprensible, podemos no aprobarlo, pero lo entendemos. Todos mentimos. Engañarse a uno mismo es tomarse a uno mismo por idiota y eso sólo lo hacen los idiotas.

La pregunta es:¿quiero que los demás me vean y me conozcan como soy cuando estoy a solas? Lo fácil es responder un sí sin barreras. Creo que es una pregunta retórica. Es imposible que se de tal situación. Nadie es igual a solas que con los demás, nadie dice todo lo que piensa, desea y siente. Sólo somos nosotros cuando estamos solos. Sin embargo no podemos ni queremos vivir solos. Necesitamos de los demás y para conseguir su compañía, para mantener el equilibrio imperfecto en el que vivimos nos dotamos de una personalidad modificada, de unos pensamientos adiestrados y de sentimientos no expresados. El engaño se vuelve necesario. A nosotros nos toca decidir cuándo es superfluo. De vez en cuando, sólo de vez en cuando, surgen personas y momentos en nuestra vida en los que uno deja de ser dos para ser uno. No hay que estar alerta. El otro ve a través de nuestra piel, de nuestra mirada, de nuestros gestos. Las palabras hacen de puente, pero ya nada disfrazan. Nos comportamos con ellos como si estuviéramos solos. Esa es la intimidad, la amistad y a veces el amor. Si un día notamos que necesitamos de nuevo fingir, estamos ante el comienzo del fin. Podremos engañarnos como idiotas durante un tiempo. La suerte está echada.

Vivimos, en fin, con la doble cara del fingidor. No es ficción, es realidad. La ficción es un intento de comprender lo que nos rodea, de entendernos a nosotros mismos. El fingimiento es un instrumento que utilizamos para vivir en sociedad. De la misma manera que en una sociedad ideal no harían falta leyes ni normas, en las relaciones personales no debería haber lugar para la mentira ni el fingimiento. La larga historia que llevamos a nuestras espaldas nos ha demostrado que no es posible ni lo uno ni lo otro. El derecho lo consideramos uno de los exponentes máximos de la civilización y el hecho de fingir lo hemos elevado a la categoría de arte.

14 comentarios

  1. No pienso leer tus entradas anteriores.O puede que sí, cuando tenga un rato libre.
    Pero creo que lo más probable es que ésta no sea la última vez que me pase, te lea y comente en tu blog.
    Éstaba mirando blogs, y no sabía muy bien lo que me iba a encontrar.
    Este texto me ha gustado. Puede que hubiera estado mejor si se hubiera simplificado un poco, pero todo lo que dice es muy cierto. Son ese tipo de cosas que todo el mundo sabe pero que pocos comentan.

    Espero que en tu blog haya lugar para una nueva y joven seguidora.

    Feliz 2009!

  2. Feiz año bayiska,
    A mi sí me gustaría que leyeras otras entradas.Cuando tengas tiempo,por supuesto. Me interesan tus opiniones.Aquí tienes las puertas abiertas.

    Gracias por la visita y el comentario.
    Nos leemos.

  3. Algunas de tus entradas tienen una suave música de fondo, y su suavidad no proviene del ritmo, sino del volumen. Otras son tipo trueno e incluyen rayos y centellas. Otras, profundamente silenciosas. Algunas entradas tuyas tienen eco y se escucha el tac tac tac tac resonante de mis pasos sobre ellas…. Otras –como ésta– aullan a lo lejos, en medio de la niebla…

    No sé que decirte. Que te escucho, que puedo ver lo que me muestras, que puedo oír lo que me dices, que puedo comprender lo que planteas… Que sucede que puedo ayudarte, pero no pides ayuda y no es probable que la quieras… En fin, que estoy aquí, como siempre, por si me necesitas, pero –claro– eso yo sé que ya lo sabes.

  4. ¡¡¡Mátalo, por favor!!! ¿Qué esperas?

    ¿Sabes? Yo creo que el mayor de los fingimientos posibles –del cual, por desgracia, estamos muy poco concientes– es el que somos mortales limitados a una sola vida, a un solo cuerpo, a una sola «identidad», a un periodo de tiempo igualmente limitado.

    La verdad es que podemos ser no uno ni dos, sino cuantos queramos… podemos ser cualquier cosa o cualquier identidad que se nos antoje… en este mismo instante o en cualquier otro de la eternidad.

    Podemos ser, por ejemplo, en un abrir y cerrar de ojos, un adolescente que acaba de descubrir la gloria o el dolor extremo del amor como la primer vez… podemos ser, si así lo decidimos, el más valeroso o el más cobarde de los habitantes de este planeta; podemos ser el mejor amigo de nuestro hijo; podemos ser la mano derecha de alguien con la misma facilidad que convertirnos en el pie izquierdo… podemos ser, por otro lado ese alguien; podemos ser reyes o vasallos con la misma facilidad que podemos convertirnos en niños… Incluso, podemos ser un río, podemos ser árbol, podemos volar en las alas de un ruiseñor o de un minúsculo insecto. Podemos, por otro lado, enderezarnos, recoger la Vía Láctea y echárnosla en el bolsillo, como si acabáramos de encontrar un puñado de canicas sin dueño…

    Los únicos límites son nuestras propias consideraciones, la envergadura de las alas que hemos escogido llevar en esta temporada y las fronteras que nosotros mismos hemos erigido o ayudado a mantener en su lugar.

  5. Karen,
    Sé, sin ningún género de duda, que me escuchas y que estás ahí.Me gusta pasear entre la niebla.Agradezco tu ofrecimiento.Si necesito algo, lo sabrás, te lo aseguro.Mientras tanto, intentaré seguir el camino del conocimiento, aunque Mr. Hyde aceche agazapado.

    Gracias

  6. Milla,

    Antes de matarlo quiero conocerlo mejor.Eliminarlo, así, de pronto,me haría perder parte de mí.

    El mayor fingimiento de todos es , en mi opinión, vivir dejándonos llevar por la corriente.Aceptar que otros piensen y decidan por nosotros.Fingir que nada podemos hacer y echar siempre la culpa a los demás o, peor aún, a la sociedad, al mundo, al destino.Fingir que creemos en el destino y acabar creyéndolo.

    Los límites nos los ponemos nosotros.En el fondo es muy cómodo vivir entre límites.Además podemos quejarnos.

  7. No concuerdo con Madame Milla. Me marean todas las cosas que dice que uno puede ser. Y no te enojes querida Milla, pero yo no escogí ningunas alas(de hecho no tengo), ni tampoco esta temporada para existir ¿cómo podría elegir alguna de las opciones que propones?
    Puede que tengas y ojalá así sea razón en que esta no es la única existencia, pero mi intelecto limitado me impide dimensionar cómo podría ser, es como el plan divino, está fuera de mi comprensión…
    Mr. jusamawi …are you sure you are not english? It seems to me that you are faking…isn’t it…

  8. Je ne suis pas anglais mon vieux.Je suis un vrai chevalier française aujourd’hui but tomorrow I could be an australian village idiot or a new yorker paperboy or…qui lo sa.

  9. Perdón por el mareo, cher ami. Creo que se debió a un error cinético-espacial, dice «enderezarnos» y debe decir «agacharnos». Aparte de eso, bueno, no me enojo en absoluto, comprendo que cada quien escoge o deja de escoger «sus circunstancias».

  10. No había leído este post, no sé si reírme o llorar: tengo un amigo que «sufre» algo parecido a lo que tú describes: él no puede sonreírte sin luego darte una bofetada (en sentido figurado, claro) no puede ser amable sin comportarse de inmediato como un huno a todo galope. No entiendo qué le pasa, él parece que ni se entera, el sufrimiento es de quienes vivimos con una pinza en la mano permanentemente para quitarnos las espinas. Quizá se trata de «el comienzo del fin» que tú mencionas (antes no era así, «se puso así»), quizá el remedio sea dejarlo solo después de todo, para que pueda ser él mismo en paz, como tú dices, no lo sé.

    Me sigue gustando mucho todo lo que escribes.

  11. Veo demasiadas interpretaciones sobre tu amigo. A veces la imaginación se nos desboca y nos creemos cosas que no responden a la realidad. Yo no conozco a tu amigo pero yo no me precipitaría en sacar conclusiones.
    «No entiendo, parece, quizá, no lo sé…» La incertidumbre te hace crear una teoría que responda a todas tus dudas. ¿Te has planteado que tu teoría puede no ser cierta?Tal vez todo sea mucho más simple.

    Me alegro de que te guste. Gracias.

  12. Si tuviera una conclusión, una teoría o cualquier cosa diferente a la incertidumbre, ni siquiera habría escrito el comentario anterior. Quizá tienes razón y «todo sea más simple». Dicen que la verdad es simple, el problema es encontrarla y darte cuenta de que la has encontrado.

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