Seis treinta de la tarde de un jueves de octubre. El tiempo ha cambiado. El sol brilla. No sé si me apetece escribir pero lo intento. Me gusta el sonido de las teclas. Estoy escuchando música. He querido trabajar un rato pero me ha sido imposible. Hoy ya no tengo más energía.
A mi lado tengo mi pequeño Macbook. Llevo unos cuantos días poniéndolo a punto y creo que ya está listo. Su hermano mayor, que no es de pura raza, se sabe cuidar por sí solo. Los Mac, es lo que tienen, hay que mimarlos. Parezco un rematado idiota, escribo en el grande pero miro al pequeño.
Estoy apenado. Acabo de terminar de leer La noche de los tiempos de Antonio Muñoz Molina y aún sigo viviendo en sus páginas. Se me hace difícil pensar ahora en otras palabras, en otras historias. M.M. es grande.
Hoy una alumna me ha dicho que este mundo se va al carajo. Por las mañanas estudia, a las tardes trabaja en un supermercado. No puede comprarse una casa, ni siquiera puede alquilarla. El país donde vive lo ve lleno de parados que deambulan persiguiendo siempre algo. Ella trabaja por menos de mil euros y sus clientes le compran jamón a 180 euros el kilo. Está harta de escuchar que es una privilegiada, que vive en un país estupendo. Está harta de ciudadanos satisfechos.
He tenido, también, una reunión de trabajo. En ella he observado, una vez más, que nadie hace nada a cambio de nada. Los ruines por que lo son y los que no lo son por que se comportan como si lo fueran. Ser, estar y parecer. Al final todo es lo mismo. Detesto el silencio que se crea cuando pides colaboración y todos ponen cara de paisaje. Es un silencio violento, se puede cortar con un cuchillo. Nadie mira a la cara. Unos prefieren mirar al vacío, otros, simplemente miran hacia abajo o cierran estúpidamente los ojos.
He comido solo. He puesto la radio. Las noticias hablaban de un cambio de gobierno. Unos ministros se van y otros llegan. Nada más sucedía en el mundo. Qué gran pecado es poder informar y no hacerlo.
En casa empieza a hacer frío. Hoy es el primer día que enciendo la calefacción. He tenido, primero, que purgar todos los radiadores.
Estoy sentado ahora en mi mesa blanca. Me rodean un disco duro, una cámara de fotos, dos cuadernos, mis gafas color vino, muchos papeles y un par de fotografías. Me gusta mucho mirar los objetos. Sé que no tienen vida. Yo se la doy. Soy dios de vez en cuando.
Hace unos días murió Kim, el hamster de mi hija pequeña. Fue un día duro. Creo que es la primera vez que se enfrenta con la muerte. Qué decirle cuando imploraba que no lo sacáramos de casa. Al final lo enterramos en un jardín. Ella misma lo hizo. Fue hermoso ver con qué delicadeza lo envolvió en algodón, cavó un hoyo en la hierba y suavemente lo colocó allí. Echó luego la tierra con cuidado para no hacerle daño.
Octubre es un mes intermedio. Aún el verano se recuerda y el invierno parece lejano. Hay meses que no sirven para nada. Febrero, por ejemplo. Octubre, al menos, me depara alguna alegría.
Pienso en escribir palabras que me gustan. No por lo que son sino por como suenan: bloque, naranja, mármol, cereza, azul. Me detengo. Qué se supone que hago buscando palabras biensonantes.
La música ha dejado de sonar. La casa está en un profundo silencio. La luz del día se va apagando lentamente. Los colores van dejando de serlo. Yo también, contagiado, escribo despacio y golpeo las teclas suavemente. Seiscientas cinco palabras que en vez de irse se han quedado. Palabras, ni tan siquiera pensamientos. Escritura automática. El cerebro aturdido sobre la mesa.
El protagonista de La noche de los tiempos encuentra la vida cuando creía que ya había pasado de largo sin rozarle. Llegan con ella el amor, el dolor, el remordimiento y la desesperación. Yo estoy lleno de vida. A veces la pierdo. Eso es todo. Lo bueno de perder es encontrar. Quien nunca pierde nada se pierde la alegría del reencuentro.
Siete de la tarde. Sigue siendo jueves. Sigue siendo octubre.
Setecientas diecinueve palabras. Punto final.
Llaman a la puerta.
Que decir, querido amigo, he vuelto, y no porque deje de estar triste. Las cosas más drásticas todavía me soplan en el oído.
Quien nunca pierde nada se pierde la alegría del reencuentro… me dejas sintiendo, sin pensar.
Octubre, otra vez, me provoca lo opuesto.
Un placer leerte, como siempre.
No es que me alegre que estés triste. Es más, me apena, pero me alegra que vengas incluso triste.
Octubre te anuncia la luz, disfrútala y haz oídos sordos de de los drásticos soplidos.
Lo mismo digo.
[Escritura automática. El cerebro aturdido sobre la mesa.] Este tipo de escritura es el que más me gusta a mi. Es más real, más instantáneo, menos elaborado y más sincero.
frío, Octubre, intermedio, reencuentro…también son palabras que suenan bien.
El mundo lleva llendose al carajo desde el comienzo de los tiempos y aquí seguimos teclenado y respirando.
Báñate en las aguas del Cantábrico por mi aunque haga frío!
Charlotte,
A mi también me gusta. Puede parecer un pasatiempo peor no lo es. Es una necesidad.
Mañana me zambulliré en el mar. Te dedicaré el baño.
Interesante recuento, vecino. Hace cosa de un mes pasé por una historia parecida con dos pececitos que se le murieron a la hija de una amiga nuestra. Fueron comprados por su padre, en contra de la voluntad de M, que insistía en que «se mueren». Tenía razón, desde luego. Debimos pasar todos por la pena de la pérdida, el consecutivo funeral, algo parecido a lo que relatas, con la diferencia que incluyó una oración creada por la niña.
¿Qué música sonaba en la casa antes del silencio, vecino?
Cuando leo entradas como esta, me alegro de haber encontrado tu blog. Pocos escritos logran poner en mi una alegre sonrisa y luego una profunda tristeza, seguida de otra sonrisa jubilosa. Una diversidad de sensaciones con un texto tan breve y bien escrito. Un abrazo
Bonito, bonito, bonito. Sólo decir que Octubre es mi mes. Al margen de ello, bonito, bonito, bonito. Un TEXTO en mayúsculas, pensamiento y sentimiento, palabras para leer despacio mientras cae el silencio.
Un abrazo
Tintín el Bárbaro
K,
Yo también llevaba tiempo barruntando que los hamsters no tienen vida eterna. Tristemente mi hipótesis se cumplió. Por ser positivo pensaré que esto le haya servido de aprendizaje.
Recuerdo qué música sonaba porque sonaba una única música. Fue una larga sesión de Rufus Wainwright. Buena música para octubre.
A.B.,
Si he logrado todo eso me doy por más que satisfecho.
Otro.
Eduard,
Hago un paquete florido con octubre. Le pongo un lazo color rojo y te lo regalo. Sólo te pido que me dejes un trocito.
Dos.
Capitán Bacalao
No dejas de sorprenderme.
Seguiré intentándolo.
¿?
Vecino querido, todavía no puedo creer lo que acabo de ver. ¡Estoy tan impresionada! Y es gracioso, ¡estaba ansiosa por que terminara para venir a mostrártelo! Acabo de comprender a plenitud el significado de la expresión «can’t wait to». ¡Cuánto me gustaría que estuviera en español! El tema es uno recurrente para ti y para mí, pero NUNCA había visto una exposición tan brillante como esta. Si te conozco, te encantará. Y te entusiasmará tanto como a mí (me dejó con la boca abierta la parte de la «aesthetics», en particular). Tal vez podríamos traducirlo…
Hola J.
Hacía un montón que no pasaba por aquí. Me ha encantado pasar y leer esta entrada, qué buena es, es como esas películas que te llevan, van marcando el ritmo y tú simplemente te dejas llevar, como la buena música, como un buen libro.
Bueno, que gracias.
Cris.
Me iba ayer a la cama cuando vi este comentario. No pude con la curiosidad y permanecí 11 minutos y 41 segundos atento a la pantalla. Me ha gustado muchísimo tanto en la forma como en el fondo. No sólo es puro ingenio sino que dice verdades como puños. Conozco escuelas que trabajan como se deduce del vídeo que se debería hacer y la diferencia es notable. Creatividad e iniciativa. Permitir que el niño sea el que construya su educación utilizando las herramientas que se le dan. Dejar que cada uno marque su propio ritmo y no darle nunca soluciones al dictado.
Grupos heterogéneos. Lo homogéneo es contrario a la creatividad. En fin, un claro ejemplo de que a pesar de que sabemos como tendrían que hacerse las cosas nos dejamos llevar por el adocenamiento, la rutina, lo cómodo y la falta de imaginación.
En fin, debería ser de visión obligatoria para todo el mundo y más para los que malgastan su tiempo diseñando leyes de educación que no son más que pura palabrería.
Gracias por el regalo.
Gracias Cris por la visita y por tus palabras. Me sienta muy bien ser comparado con una buena música o con un buen libro. No puedo pedir más.
De nada.
Ayer estuve viendo otros del mismo grupo e investigando un poco la procedencia, los propósitos y el funcionamento, me pareció extremadamente interesante, y extraño, como de Ciencia Ficción, no sé si has leído a Ray Bradbury alguna vez, ya sabes, Farenheit 451 por ejemplo… es un clásico de la SF. También traté de ver cómo se podría poner en español, pero es casi imposible, porque habría que doblarlo Y subtitularlo y no sé si funcionaría. Una verdadera lástima, pero no pierdo las esperanzas, especialmente porque a medida que avanza el tiempo, cada vez se lee menos y me temo que llegará un momento en que TODO el conocimiento se transmitirá (al menos inicialmente, en lo que corresponderá al nivel escolar) de forma audiovisual. Es espeluznante, como dice una amiga nuestra. ¿Tus hijas leen, vecino?
La propuesta educativa de mi amigo R va exactamente en esa dirección, como podrás imaginar. Yo la he podido ver, experimentar de primera mano (y contribuir a) los resultados. Por eso pienso que a pesar de la palabrería actual de los sistemas educativos, tarde o temprano se adoptará lo que funciona, en la medida en que la psicología vaya quedando fuera de la ecuación.
Me alegra que le hayas dedicado esos 11 minutos y 41 segundos, vecino.
PS. Rufus es sublime, no sabía de su existencia.
La escritura automatica tiene encanto y tu entrada es estupenda tío 🙂
Susana
K,
Yo también he estado echando un vistazo a los proyectos de este grupo. No lo conocía y la primera impresión es que parece algo interesante. Tendré que leer y ver más.
A Ray Bradbury no lo he leído. Lo que sé de él es suficiente como para quedarme asombrado si el funcionamiento de RSA te recuerda a sus novelas.
Habrá que investigar antes de opinar.
Siempre se ha leído poco. Ahora no es una excepción. Lo audiovisual tampoco transmite mucho conocimiento. El uso que se da a la tecnología por parte de sus nuevos usuarios no nos puede llevar a ser optimistas. En la educación pasa algo parecido. Los medios de que hoy en día se dispone servirán cuando se utilicen de manera adecuada.
McLuhan sigue vivo. El medio sigue siendo el mensaje.
Mis hijas leen. Más les vale.
Rufus es así. Ha sido un placer presentártelo.
Susana,
La escritura automática es dejarte llevar por lo que te viene a la cabeza. Una vez que lo pones por escrito lo que parecía no tener sentido acaba por tenerlo.
Es un ejercicio altamente recomendable.
Gracias.