
A un alumno le han ingresado en un centro psiquiátrico porque se sentía perseguido por espíritus y fantasmas. Otro tiene un horario especial porque su adicción a la marihuana le impide asistir a la jornada completa. Si se le insinúa que debe hacer alguna cosa en clase, alega que no responde de sus actos. Un chico ha sido denunciado a la policía por su propia familia debido a sus amenazas y agresiones. Ahora se encuentra en un centro de menores. El juez le ha condenado a asistir a clases. Si un profesor tiene que llamarle la atención, debe ir acompañado.
Me contaba hoy una chica cómo su padre se había quedado en el paro. Su madre sufre una enfermedad degenerativa e incapacitante y, ante la imposibilidad de hacer frente a la hipoteca de su casa, viven bajo la amenaza de un desahucio. Se le ha denegado una beca. Ha vuelto estos días un alumno al centro después de una expulsión de veinte días por el intento de agresión a un profesor. Nada más llegar ha escondido los apuntes de una compañera y el bolso de otra. Se trataba sólo de una broma.
Una alumna anda estos días deprimida por la separación de sus padres. Lo que no puede entender es que la culpa de la misma, según ellos, es ella. Los padres están muy preocupados por los malos resultados de su hija. El padre de una alumna gitana quiere impedir que su hija estudie, ya que ha programado una ventajosa boda para ella. Que tenga quince años no supone ningún problema. Que ella quiera estudiar tampoco. Una alumna ha amenazado e insultado gravemente a una profesora a causa de un desacuerdo en la nota de un examen. Tras una larga conversación con ella y tras la aceptación de lo desmesurado de su reacción, se ha negado a pedir disculpas por una cuestión de orgullo.
Un alumno diabético se empeña en almorzar todos los días palmeras de chocolate. Su vida es suya, arguye. Alumno hiperactivo cuyo padre padece el síndrome de Diógenes no duda en calificar la escuela como su lugar de recreo. A una alumna bipolar hay que agarrarle de la mano y llevarla a un sitio tranquilo cada vez que sufre una crisis. La clase, mientras tanto, se suspende. Una alumna agredió a otra en el aula porque esta última tuvo la desfachatez de hablar con su novio en una discoteca…
¿Qué hago yo con una pizarra, una tiza y una palmada en la espalda? ¿Qué hago yo con quien me critica porque mis vacaciones son demasiado largas? ¿Qué hago yo con las evaluaciones de diagnóstico? ¿Qué hago yo con Bolonia?
P.S.: Esto no es sacar las cosas fuera de contexto. Este es el contexto. Esta no es toda la realidad pero sí es la realidad que se oculta. Esta no es la vida de todos los profesores pero sí la de suficientes.
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