Noche de viernes

La noche del viernes empezó como otras muchas. Estaba yo en el salón a la luz de una penumbra estudiada. Las noches de los viernes son casi siempre sinónimo de música. Ayer sentí la imperiosa necesidad de buscar la compañía de Nick Drake. A medida que escuchaba su voz y su guitarra trataba de imaginar la vida de este extraño, solitario y depresivo ser humano. Siempre que pienso en él me invade la tristeza. Lo triste ejerce su particular atracción y por mucho que intentemos rehuirlo nos atrapa sin remedio. Cuando la tristeza aparece nos regodeamos en ella. No es malo si sabemos ponerle punto final. Place to be  es una de las más hermosas canciones que conozco. Uno entiende el poder de la música cuando la escucha. Nick sólo publicó tres discos. Ninguno de ellos tuvo mayor éxito. Él lo ponía difícil. No le gustaba actuar en público y menos conceder entrevistas o promocionar su música. Cayó, una vez más, en una profunda depresión, lo dejó todo y se retiró a la casa de sus padres. Una mañana lo encontraron muerto en su cama. Nunca se supo con certeza si fue un accidente o un suicidio pero lo cierto es que se fue con tan solo 26 años. La causa de su muerte fue una sobredosis de amitriptilina. Pensaba en todo esto y escuchaba el puñado de canciones que nos ha dejado. Impelido por las ganas de conocer estuve buscando información sobre mi amigo. Leí lo que su hermana contaba sobre él, vi un documental sobre su vida, escuché a otros músicos reconocer la influencia que su música ha ejercido en las suyas. Entre todas las opiniones me quedé, sobre todo, con lo que contaba uno de mis músicos más admirados y queridos. John Martyn asoma otra vez por estas letras. Curioso viaje que me llevaba de uno a otro. Los dos muertos para el mundo  y vivos en mi cabeza y en mi alma. Si Place to be es una de mis canciones, Solid air la llevo grabada conmigo. La he oído cientos de veces, he leído su letra otras tantas. Confieso avergonzado que no sabía a quién estaba dedicada. Ayer, John me lo dijo. Se cerraba el círculo en una memorable noche de viernes. Quien había estado viviendo en aire sólido no era otro que Nick Drake. John dedicó la canción a su amigo. Ahora cuando la escucho aparece la sombra desgarbada y larguirucha de esa alma en pena muerta antes de tiempo.

Causalidad, casualidad o sincronicidad. No lo sé, tampoco me importa demasiado, pero el viaje tuvo el mismo comienzo y el mismo final. Lo uno estaba en lo otro y los dos estaban en mí. No fue una noche de viernes más. No escribí ayer lo que escribo hoy. El circulo se había cerrado y no entraban ya mis palabras. Hoy lo recuerdo y lo cuento.

2 comentarios

  1. Yo también soy profesor, también estudie filosofía. De momento, toco madera, no he tenido que tomar amitriptilina. Espero que las vacaciones de Semana Santa te ayuden, también, a olvidar la ansiedad.
    Ya conocía tus patatitaspochas. Un placer leerte.
    Me alegra que te guste el diseño del blog. Es un empeño personal. Una búsqueda de lo sobrio y lo sencillo. ( La letra es FF Meta).

    Salud!

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