Nunca aprendí kung-fu.Lo más que llegué es a practicar judo durante bastantes años . Uno es de origen chino, el otro japonés.El primero significa fuerza interior(según me chiva K) el segundo algo así como camino a la suavidad.El kung-fu no lo sé, pero el judo trata de aprovecharse de la fuerza utilizada por el contrario en tu propio beneficio.No hay que resistirse a la fuerza que nos aplican sino que debemos usarla para que con la máxima suavidad y amabilidad podamos derrotar a nuestro contrincante.Cuando amamos o perdonamos a un enemigo estamos aprovechando toda la energía que él ha gastado en su ira u odio hacia nosotros para con una amable sonrisa, una suave palmada en la espalda o poniéndole la otra mejilla, dejarlo en evidencia. Todo su odio no ha servido para nada, nuestra impasibilidad le afecta más directamente que cualquier respuesta violenta, que es la que él busca.Le desconcertamos, no actuamos como el quiere que actuemos.La fuerza de la razón, del autodominio por encima de la fuerza bruta, la ira, la venganza o el odio.
La fuerza se aplica para provocar una reacción. Si ésta no se logra, no sirve para nada.Sé que esto plantea problemas de índole práctico:Jesucristo y Sócrates fueron condenados a la cruz y a beber cicuta respectivamente y Gandhi fue asesinado.Nosotros no somos ninguno de esos tres personajes o símbolos.¿Qué hacemos entonces?¿Somos capaces de llevar hasta las últimas consecuencias nuestras convicciones?,¿podemos permanecer impasibles ante la violencia, la intolerancia o la injusticia que nos afecta?No y además no queremos.Hay casos en los que utilizaríamos sin dudar la violencia y no nos arrepentiríamos de ello.Las propias leyes que hemos creado para poder convivir necesitan de la coacción del castigo para poder ser útiles.El hecho de que fuésemos capaces de matar en determinadas circunstancias no justifica el ojo por ojo , diente por diente.El hecho de que tengamos que aprender a reprimir y dominar la violencia que llevamos dentro no significa que la violencia sea inevitable.El gran paso es No querer ser violento.Esa debería ser nuestra voluntad.Aprovecharnos de la fuerza del otro en nuestro propio beneficio es lo que el hombre lleva intentando hacer desde siempre para lograr la civilización.Lo mismo que hacemos con la naturaleza tenemos que hacerlo con nuestros semejantes, sobre todo con nuestros enemigos. De la misma manera que nos aprovechamos de la fuerza del viento y del agua para producir energía con el mínimo esfuerzo, tenemos que aprovechar el odio y la fuerza bruta para convertirlo en «fuerza racional».Sócrates, Ghandi y Jesucristo no hicieron más que enseñarnos el camino.El camino suave.No sé si practicaban kung-fu, pero eran expertos judokas.
Normalmente, si utilizamos la violencia,no nos quedamos satisfechos.En unos casos porque sabemos que ante la falta de argumentos hemos optado por lo fácil, en otros, incluso cuando esa violencia ha sido fruto de la legítima defensa,nos queda un poso de inquietud y de amargura por haber tenido que llegar a ese punto.Las revoluciones populares ante situaciones de injusta dominación suelen representar el escenario adecuado en el que creemos que no queda otro remedio que la fuerza y la violencia. Las justificamos argumentando que no teníamos otra opción y que el objetivo es procurar la libertad y la justicia que nos habían sido negadas.Conocemos de sobra momentos históricos en los que parece que tal uso de la violencia estaba totalmente justificado.El espíritu revolucionario que ha movilizado a lo largo de la historia a pueblos enteros en pos de conseguir acabar con la represión y la falta de libertad ha ido siempre acompañado de la justificación de la fuerza. Nadie, sin embargo, debería escoger los métodos violentos como primera vía de actuación.El uso de la violencia , aunque nos lleve a conseguir el logro que nos proponíamos, es siempre hijo de un fracaso anterior.Cada uno ha de ser capaz de juzgar cuando ha llegado el momento de utilizarla.Lo lógico es que la razón nos diga que nunca.La vida real nos dice que a veces.Los gorilas piensan, o eso creen, que siempre.La ley de la selva es todo menos una ley, de ahí la incongruencia de su nombre.Entre la razón y la fuerza yo me quedo con la fuerza de la razón y con las ganas, no nos engañemos, de no ser nada razonables de vez en cuando.
La excepción que confirma la regla es una bella frase inventada para casos como éste.
No soy experta ni mucho menos, pero entiendo que todas las artes marciales del lejano oriente aprovechan la fuerza del contrario para vencerle. (Que me doy cuenta en este momento preciso, es lo mismo que hace el espíritu para conquistar al universo físico y crear a partir de esa acción –en esto sí me estoy haciendo una experta…) El Kung Fu nació en el siglo VI, el Judo, en el XIX, derivado del Jiujitsu, método de nada menos que de los legendarios Samurais.
Algunos dicen que todas las artes marciales provienen del Kung Fu. Otros lo niegan. Lo que es innegable es que todas provienen de un modo muy particular de observar el mundo, sabiéndonos sus dueños, pero sus dueños amorosos, a la vez que sus guardianes, que es el modo oriental.
El universo físico en el que nos desenvolvemos, es el universo de la fuerza. Compuesto de materia y energía que interactúan en el espacio y el tiempo, no se mueve ni cambia, no se transforma en ciudades ni en presas ni transporta tu cuerpo a París a menos que enormes fuerzas dirigidas entren en juego. En la selva impera la ley del más fuerte, la Ley de la Selva… la única pregunta es: dónde termina la selva, si es que llega a terminar alguna vez.
El otro universo, el del espíritu funciona en base a la «fuerza» de la razón de las ideas y de cosas aún más fuertes, como el amor o la estética. Estas «fuerzas» son en realidad las que dirigen las físicas. Y ese es su propósito, además.
El único truco reside en saber QUÉ diablos estamos haciendo y por qué y como tú muy bien planteas…. hasta dónde.
Pienso que esta entrada quedó espectacular, vecino. Lamento no haber podido venir antes… Ahora estoy una entrada tarde. Pero en fin…
Pienso que como te mencionaba en un comentario anterior (que parece que aunque sea parcialmente dio origen a esta entrada), el concepto fuerza de cualquier tipo de ningún modo es sinónimo de violencia.
En estos tiempos de «nuevos» lenguajes y «nuevas definiciones» creadas por las «ciencias» sociales, la palabra violencia puede entenderse de múltiples formas. Por ejemplo, la Real Academia (online) nos da ocho acepciones de «violento/a». De éstas yo diría que aplican 5 a lo que escribes. De estas 5, sólo una las plantea como sinónimos hasta un punto:
«Que obra con ímpetu y fuerza». Las cuatro acepciones restantes hablan de «ir en contra de», sea la razón, la sensatez, la justa medida, el respeto, la consideración, «lo natural»…. Además, sugieren que se considera violenta una fuerza que va más allá de la necesaria. En el caso de los estudios de género, como otro ejemplo, se considera violencia a un sinnúmero de conductas que llegan hasta el impago de la pensión alimenticia de los hijos… le llaman «violencia económica». El papel lo aguanta todo, como sabemos.
Yo diría para simplificar, que la fuerza es lo que hace que las cosas, tangibles o no, se muevan, cambien, e incluso se creen. Que la violencia no es más que el uso de fuerza excesiva en cantidad o inadecuada en calidad. Y le agregaría «con la intención, a menudo, de causar daño».
Definitivamente, no necesitamos violencia.
May The Force be with you, K.
Milla, ¿te has puesto el traje de Krishna nuevamente?
No «querida amiga», es el de Leda, la de Leo. No todos los seres azules son Krishna…
Here I am Blue Milla,
Examen
Lea atentamente las siguientes preguntas:
-¿Ha triunfado el espíritu sobre la materia?
-¿Guardamos el universo o el universo nos guarda a nosotros?
-¿Dónde termina la ley de la selva?
-Si las ideas nos dan razón de las cosas, ¿qué nos dan el amor y la estética?
-¿Qué diablos estamos haciendo aquí?
Cada pregunta será valorada sobre un total de dos puntos.
1-La civilización fue, es y será posible siempre y cuando el espíritu humano triunfe sobre la materia y la domine.La misión del espíritu es «aprovechar» la fuerza material y transformarla en fuerza espiritual.Las ideas mueven el mundo de una manera transcendental mientras que las leyes de la naturaleza simplemente lo describen.Comprender el universo físico es comprender dónde estamos. La misión del espíritu es descubrir para qué estamos aquí.La física es importante pero las respuestas están más allá de la física.
2-Continente y contenido.Cuando aseguramos una casa, nuestra casa, aseguramos el continente, incluso es el que recibe mayor valor material.El contenido es valorado en menor medida.Sin embargo si nuestra casa se quema todos corremos a coger nuestro más preciados tesoros. Estos nunca son continente, siempre contenido.Nuestras ideas y opiniones nos definen.Nuestro contenido puede no ser valorado pero sin duda alguna él es nosotros y nosotros sin él no somos más que un amasijo de músculos y huesos.De la misma forma el universo privado de ideas no es más que un inmenso agujero negro frío como la nada.Dios es el espíritu y dios somos nosotros.
3-La ley de la selva termina donde termina la selva. Parece obvio pero si recordamos de nuevo el origen de la civilización nos daremos cuenta de que empezó en el momento en que fuimos capaces de abandonar la selva y de seguir sus rígidas e imperturbables reglas.La selva termina donde empieza la libertad.La libertad es sólo humana y fruto del espíritu.
4-El amor hace que nos olvidemos de nosotros mismos. Que aceptemos al otro.Hay que dar para poder recibir.El amor es la mayor revolución que el ser humano ha desatado en contra de las leyes naturales y del instinto.
La estética nos situa asímismo por encima de la naturaleza.El arte crea.Para hacerlo no necesita seguir norma alguna.Para percibirlo y apreciarlo hemos de ser libres.El gusto estético no nos exige responder por qué nos gusta algo.Nos gusta, es suficiente.
5-Si supiera la respuesta a esta pregunta podría sacar un diez, y el diez sólo está al alcance de los maestros.Por otro lado si tuviera la solución a este enigma ya no tendría más preguntas que hacerme y eso sería lo mismo que estar muerto.
K.
Tras responder a Milla he releido tú comentario y he puesto mis dedos sobre las teclas. Se han quedado quietos.No puedo añadir nada más puesto que estoy absolutamente de acuerdo con lo que dices.
Me limitaré a repetir que la violencia no es necesaria y a hacer una pregunta:¿Qué hay, entonces , de diferente entre fuerza y fe?No me refiero a la fe religiosa sino a la fe en nosotros mismos.¿No será que sólo los que tienen fe en sí mismos son los fuertes?
May The Faith be with you, J.