No es una cuestión de lucha de clases, es una cuestión de matemáticas. Decía esto Obama para tratar de convencernos de que era necesario que las grandes fortunas pagaran más impuestos y, de este modo, evitar un recorte en gastos sociales.
Hasta aquí nada sorprendente, incluso normal. Cosas similares están ocurriendo en muchos países afectados por la crisis económica. Llama la atención, sin embarco, que algunos medios de comunicación califiquen esta frase como de histórica, llegando a decir, incluso, que en el futuro será repetidamente citada.
¿Dónde está lo histórico? Yo me he esforzado por averiguarlo. Lo he hecho a pesar de que la he escuchado muy temprano esta mañana y yo , a esas horas, no doy pie con bola.
La frase puede ser analizada de dos maneras diferentes: o es evidente y su significado es literal y, por tanto, no tiene nada de deslumbrante ni, menos aún, de histórico, o significa todo lo contrario de lo que el presidente quería decir.
Un político que confunde la justicia social con las matemáticas no debería haber pasado de primaria. Un político que cree que en su país no hay, no puede haber o no debe haber lucha de clases es un ingenuo, y eso no se lo cree nadie, o sigue convencido de que la política es el arte de lo posible y abandona lo que sus pocos satisfechos ciudadanos quieren oír. Los satisfechos siempre consideran imposible lo que no les gusta, lo que les escuece, lo que les perturba o molesta.
Obama y cualquier gobernante que se precie no tiene que hacer pagar a los más ricos por una fría cuestión matemática. Lo tiene que hacer por justicia. Lo debe hacer independientemente de que las cuentas cuadren o no. Es algo imperativo, no es una mera cuestión desiderativa. Obama y todos los que le siguen tratan de no mentar la bicha. La lucha de clases no existe. No es más que una reliquia del pasado que ellos hicieron que se convirtiera precisamente en eso: reliquia. Los buenos ciudadanos no deben angustiarse.
Todas las injusticias no son resultado del abuso de los unos sobre los otros sino de un mero error matemático que un buen presidente subsana regalándonos, además, una frase para la historia.
Qué decir del periodista que escucha todo esto y lo único que es capaz de concluir es que la frase es histórica. ¿Por qué los titulares tienen tanto atractivo para ellos? ¿Por qué se dejan seducir por la parte en vez de por el todo? ¿Por qué?
Los periódicos acabarán publicando sólo titulares, frases redondas e históricas, momentos estelares de la humanidad. Detrás de todo ello sólo queda el vacío, el desinterés, la voluntaria enajenación y falta de información de quien la ofrece y de quien la recibe.
Los políticos, reflejo vivo de todos nosotros, transformarán la falta de libertad en una ecuación mal planteada y la desigualdad se convertirá en un simple problema aritmético. Reducido todo a eso, ¿qué nos queda?
Hablar de lucha de clases, ser tan tonto como para pensar que el reparto de recursos se debe hacer por justicia quedará como un mal chiste de un pasado remoto.
Pobres matemáticos. No saben el fardo que les ha tocado llevar a sus espaldas. El mundo está ahora en sus manos. Los demás podemos dormir tranquilos y dejar de escudriñar en nuestras conciencias. La culpa de todo no estaba allí. El remordimiento que atenazaba a los incautos ha sido eliminado por Obama y su histórica frase.
Temblad matemáticos. Necesitamos que despejéis bien la incógnita y que la x nos de la solución para encontrar la paz y la justicia mundial.
Si Marx levantara la cabeza, estudiaría matemáticas.
Ahora ya sé, y me siento atribulado por no hacerles caso, por qué mis padres nunca quisieron que fuese por letras.
La conciencia está llena de palabras. La justicia sólo entiende de números. Si a tu lado encuentras a un desnortado que pretende cambiar el mundo no lo dudes: regálale una calculadora.
BRUTAL!
Vecino querido, esta entrada está tan bien estructurada y tiene un final tan brillante (me imagino que de ahí el entusiasta comentario de Charlotte) que me cuesta un gran trabajo manifestar mi desacuerdo con lo que creo entender que planteas. Me tomé la molestia de buscar el contexto en el que Mr. O pronunció su «histórica frase» y de ver el video para asegurarme.
Estoy confundida. Siento, sé que hay un desacuerdo ahí, pero no logro verlo. Tu disgusto es evidente, pero no logro discernir el verdadero objetivo. ¿Obama? ¿la prensa? ¿los políticos? ¿la Humanidad en su conjunto?
Obama hizo (o hará) algo con lo que creo que tú estás en total acuerdo, por aquello de la justicia. ¿Qué importa cómo le llame? ¿Qué puede importar lo que opinen los medios de lo que él dijo sobre lo que iba a HACER? Las acciones importan más que las palabras, vecino. El día en que sea al revés, deberemos zambullirnos en las páginas de un libro de cuentos y no volver a salir jamás.
Por otra parte, su mención de la lucha de clases fue una respuesta a un ataque del diputado Ryan, (R) y presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara Baja, quien dijo anteayer que a Obama le anima un espíritu de «lucha de clases», lo que puede ser bueno, dijo, para sus aspiraciones políticas, pero resulta «nefasto» para la economía.
Suscribo todas tus consideraciones sobre la prensa. Del resto, no logro dar pie con bola (pensaba que era una expresión local, ahora veo que no. Debió habérseme ocurrido, si hubiese sido local, rezaría «bate con bola»).
Nota al margen: Sé que mi comentario parece una apología de Mr. O. Ha sido completamente involuntaria.
Los periodistas están atrapados en la brevedad del titular, es su lamentable naturaleza. Respeto a los periodistas como personas, pero la profesión tiene más aspectos negativos que positivos.
En cuanto a Barack Obama, su frase suena más a intento de justificación por la vía de la elocuencia (si existe alguna) que a método.
Saludos.
Charlotte,
¿Eso es bueno?
Karen,
Mi disgusto es particular y general. Mi disgusto es con todos y cada uno de los que mencionas y con todos y cada uno de los demás.
Las acciones son importantes pero eso no evita que puedan ser valoradas o enjuiciadas. Me parece una frivolidad hablar de un asunto de matemáticas cuando el motivo de fondo es no querer admitir una realidad. La desigualdad existe y las clases también. Lo que las diferencia no es evidentemente la sangre o la alcurnia sino aquello que obliga a unos a ser menos iguales. La lucha de clases, aunque el término pueda sonar obsoleto, es un hecho. Un presidente que se considera progresista y que no lo admite está queriendo dar una imagen distorsionada de la realidad. Le ofende o le avergüenza admitir la falta de igualdad en el país que dirige. Aquí sí son importantes las palabras y O. debería haber llamado a las cosas por su nombre. No se puede separar la economía de la política. Esa es una trampa en la que nos quieren meter demasiado a menudo. Pregúntales a los griegos. Están como están porque el resto de Europa no hace absolutamente nada. Independientemente de lo que diga el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el Parlamento europeo lo cierto es que la falta de solidaridad y de decisión política de los demás países de la Unión europea son las responsables principales de lo que sucede. No es tampoco una cuestión de matemáticas.
Edgar,
Toda generalización conlleva una injusticia. Por supuesto que hay periodistas respetables.Lo terrible es que el periodismo ha abandonado su función fundamental que es la contar lo que sucede y darnos los máximos datos posibles para que nosotros podamos sacar nuestras conclusiones. En vez de eso viven en un mundo plagado de urgencias y titulares contundentes.
La frase de Obama quiere, en mi opinión, apartar el verdadero problema de la desigualdad de nuestras mentes y reducirlo todo a un problema contable.Parece como si la fuerza de los números nos llevara a tomar las decisiones y no la fuerza de la razón y la justicia.
Salud!
No me gustaria estar en la piel de los políticos en estos tiempos. Creo que es una casta que debería desaparecer sin más de la tierra. Un saludo
Obama es Obama, y el Imperio es el Imperio.
Dicho esto Obana ya puede decir lo que le vega en gana. Supongo que el presidente estará asesorado por un buen equipo de publicistas que le llenan el casco con mensajes estudiados al dedillo. No obstante creo que hasta que no cambien la palabra Refundación:
/Acción y efecto de transformar radicalmente los principios ideológicos de una sociedad o de una institución para adaptarlos a los nuevos tiempos, o a otros fines./
Lo vendría a ser reemprender, retomar, repetir, el sistema que ha hundido el actual sistema financiero.
*Si alguien percibe estos profundos cambios de principios ideológicos que avise por favor.*
Los informativos de televisión, al menos, dan la impresión de buscar noticias por internet y luego colgarlas en los partes. Noticias que no superan los 20 segundos, lo he comprobado personalmente (Cosas del riego, la edad, etc).
El post te ha salido sembrado. Me hubiera gustado verlo impreso en algún medio. Estás desaprovechado.
Esther Phillips
Vecino, veo que tu disgusto abarca magnitudes insospechadas y quizá intergalácticas… al menos, interplanetarias, eso es seguro. El tema de la existencia, legitimidad o negación de algo como la lucha de clases excede estrepitosamente mi escasa educación en cuestiones socioeconomicohistóricopolíticas. En general ese tema me aburre, por lo inútil que a mis ojos ha resultado ser para cumplir sus supuestos cometidos. Bueno, la historia no me aburre demasiado, pero no es que tenga demasiada utilidad per se tampoco, especialmente por su cualidad de maleable.
Yo no sé si el término lucha de clases es obsoleto o no, sé que muchas personas parecen pensar que lo es. Pero entramos de nuevo a la dicotomía palabras (o conceptos) — acción. No dudaría de un segundo en estar entusiastamente de acuerdo contigo sobre lo sacro de la justicia y la perversidad de su opuesta, la desigualdad (aunque prefiero llamarle injusticia, ya que no veo por qué deba haber una igualdad por completo antinatural entre seres por definición desiguales y únicos). La verdad es que yo no veo que haya tal lucha de clases. Quizá estoy ciega, vivo en una burbuja, no lo sé… no deja de preocuparme, porque sé que estoy perdiendo en este momento probablemente un centenar de puntos ante tus ojos, quizá más…. Sin embargo para mí (no he leído más de cuatro o cinco páginas de Marx) el concepto «lucha» debe implicar un mínimo de organización en los «bandos» que en estos momentos no existe como tal. Quizá llegó a existir durante todo el siglo pasado. Pero no en el presente. No en tanto «clase». No donde vivo, al menos. Lo que sí veo es una especie de «sálvese quien pueda» generalizado. Una preponderancia peligrosa del individualismo en el mal sentido de la palabra individualismo. Una degradación absoluta de los valores humanos. En la escala de las emociones, nuestra civilización está mucho más cerca de la apatía que de la lucha.
Sí, aparecen numerosos generales por allí llamando a las armas y a la toma de las calles a la menor provocación, pero las tropas brillan por su ausencia. Si los sales a buscar, los verás sentados jugando dominó en la calle o frente al capítulo de hoy de la novela de las 8.
Confieso no sin rubor mi ignorancia total sobre la situación griega, pero aún así y aunque la solidaridad es un valor vital para la supervivencia de nuestra especie (me gusta más fraternidad, pero bueno, no importa), no puedo pensar que un país es responsable de la condición de otro país; exactamente igual que ningún ser humano debería achacar su propia condición, por más miserable que sea, a las acciones o inacciones de alguien más.
Pienso, por otro lado, que eres excesivamente condescendiente con la prensa.
Concha,
Viendo lo que muchos de ellos hacen es comprensible tu deseo. A pesar de todo la actividad política es necesaria. La responsabilidad de lo que nos sucede no es tan sólo de ellos. Todos somos en mayor o menor medida responsables de lo que tenemos. Creo que esto se nos olvida demasiado a menudo.
Eduard,
La refundación debería ser el objetivo pero todos quieren conservar lo que tienen y lo que es peor, obtener resultados a corto plazo. El imperio funciona pero también mucha gente necesita un imperio al que echar todas las culpas.
Los principios ideológicos no hay que inventarlos. El problema es que hace mucho que dejaron de ser motor para pasar a ser un libro cubierto de polvo.
Muchos informativos ni tan siquiera copian-pegan de internet. Siguen anclados en el teletipo.
K,
La igualdad en política no tiene nada que ver con con la igualdad de la que tú hablas. Esa no existe. La igualdad política es la que debe hacer que todos seamos iguales ante la ley, la que procure que todos tengamos las mismas oportunidades y la que cree leyes que no privilegien a unos sobre los otros. Tú y yo debemos ser iguales ante la ley a pesar de ser en lo particular desiguales y únicos. La injusticia no proviene de nuestra desigualdad y unicidad sino de las leyes que no nos permiten ser iguales.
La desigualdad política provoca enfrentamiento. Comentas que tal vez hubo lucha de clases a lo largo del siglo pasado. Estoy seguro de que dirán lo mismo de nuestro siglo en el próximo.
Las palabras no son contrapuestas a las acciones. De hecho, las palabras son el principal motor de ellas.
En cuanto al sálvese quien pueda estoy casi de acuerdo si lo cambiamos por un salvémonos nosotros.
La fraternidad es un vínculo que nos une a los demás. La solidaridad añade a esto el hecho de estar en contra de algo.
Yo sí creo que se puede ser responsable de lo que sucede a otros tanto individualmente como si hablamos de países. Aun en el caso de no serlo, no por eso dejamos de tener obligaciones.
Igualdad ante la Ley. Perfecto hasta ahí. Pero me da la impresión (por el puro placer de discutir contigo, vecino querido) que tú apoyas y apoyarías muy felizmente leyes que privilegien a los pobres y a «las personas socialmente vulnerables» por encima de los demás.
Te doy un ejemplo un poco tonto y tan exagerado que parece una broma de pésimo gusto, de por qué yo no. Ha sonado mucho un caso de Justicia en la Isla donde una mujer embarazada fue puesta en libertad por vez número DIECINUEVE luego de haberla apresado traficando drogas. Pertenece a un clan familiar de tráfico, incluyendo a su marido y a sus hijas de 9 y 11 años a quienes ha «capacitado» en el negocio. Esta mujer ha sido liberada la mayor parte de las veces por estar embarazada o lactando.
Otro ejemplo que podría considerarse «interesado», pero es muy real: se supone que la Seguridad Social es un derecho humano. Ni nuestra querida M ni yo, sin embargo, podemos acceder a ella porque en nuestra condición de profesionales independientes no calificamos. Porque se ha priorizado el «regimen subsidiado» en el cual millones de personas pobres en nuestro país disfrutan del MEJOR seguro disponible en el mercado (de verdad, es el mejor) y M y yo, que lo pagamos con nuestros impuestos (y muchos), no tenemos seguro, ya que el «régimen contributivo» no tiene ninguna prioridad política. Yo estoy de acuerdo con una igualdad que signifique realmente igualdad. O justicia. Ya sabes, la balanza con el brazo completamente horizontal, no inclinado hacia ninguno de sus lados.
Supongo que no estarás de acuerdo, dirás que «es un precio que tenemos que pagar en aras de la equidad» o algo como eso. Yo no lo creo. La idea debería ser que todos estemos igualmente bien, no que todos estemos igualmente mal; como en Cuba, por ejemplo. Y hay una razón muy racional y sobre todo muy práctica de por qué pienso así, pero no quiero extender ya más este comentario.
Si con «palabras» te refieres a pensamiento, intención y/o propósito, es cierto, son el motor de la acción.
Podría cambiar sálvense por salvémonos, pero sólo en algunos casos y también por lo generoso que siempre eres conmigo en cuanto al cambio de palabras. ¿Te parece?
Puedes estar en contra de lo que quieras en nombre de la fraternidad.
Por supuesto que podemos ser responsables de lo que le ocurre a los demás, vecino querido. Lo somos, sea que lo sepamos siquiera o no. Es una sola Humanidad, un solo planeta que compartimos. De ahí, a decir que lo que me ocurre a mí es responsabilidad tuya hay un largo trecho. La responsabilidad es algo que como todo lo que está en el tope de la escala: Verdad, Amor, Belleza, etc. no se puede imponer, porque entonces deja de ser lo que es. Las obligaciones son otra cosa y funcionan como tales.
Un sistema basado en la igualdad es el que proporciona las mismas oportunidades a todos los ciudadanos. No porque ellos sean todos iguales sino porque deben tener los mismos derechos (y obligaciones). La obligación es la contribuir, cada cual en la medida de sus posibilidades, para que este objetivo se cumpla.
Hacer que pague más el que más tiene no es privilegiar a los que menos tienen ni perjudicar a los que más tienen.
Dar una beca de estudios, por ejemplo, a los que carecen de medios no es más que el camino para tratar de conseguir que quien no tiene pueda tener las mismas oportunidades de formación que los demás. En caso contrario estaríamos eliminando el concepto de igualdad al que yo me refiero. Sé también que hay gente que se aprovecha de estas ayudas y en cuanto las recibe deja de estudiar. Esto no invalida el principio general. No conceder las becas, siguiendo con el ejemplo, sí sería una injusticia pues rompería el principio básico de igualdad de oportunidades.
El ejemplo que me pones lo veo excesivamente exagerado. Cualquier intento de conseguir igualdad trae consigo injusticias como las que tu cuentas.
El caso que planteas de la seguridad social es igualmente injusto puesto que rompe, también, con el principio de igualdad, más en el caso de un derecho elemental como lo es el derecho a la atención sanitaria. Lo que sí es justo es que aporte más a la seguridad social quien más gana.
El poder judicial no puede mostrar desequilibrios hacia ningún lado. El poder legislativo sí puede y debe crear leyes que protejan a los más desfavorecidos. Los jueces deben juzgar si las leyes (que les vienen dadas) se cumplen o no.
Siguiendo con el ejemplo de las becas de estudio, los políticos son los que crean la ley por la cual se ayuda a los que más lo necesitan.Los jueces se limitarán a juzgar si alguien se ha aprovechado de esta situación o a determinar si alguien en estado de necesidad no ha sido ayudado.El juez no está para decidir si la ley le parece buena o mala.
La fraternidad me parece más un concepto que expresa un sentimiento de unión entre personas. Creo que la solidaridad implica un compromiso mucho mayor. La solidaridad tiene un componente de deber, desde el punto de vista ético, que la fraternidad no tiene.
Nadie es responsable de lo que le sucede a otro por el mero hecho de ser más afortunado, o de haber trabajado más o de haber sido más inteligente. Cuando nuestras acciones u omisiones contribuyen a la desigualdad sí somos en la parte que nos corresponda responsables de la situación de los demás. Si una persona deja a su pareja porque ya no le quiere y el abandonado sufre mucho el abandonador no tiene ninguna obligación con respecto al otro excepto la que le dicte su conciencia. Sin embargo si basamos nuestro enriquecimiento, por ejemplo, en la explotación de los más desfavorecidos, sí somos responsables de su situación. Cuando una empresa se instala en un país más pobre para conseguir productos más baratos es totalmente responsable de perpetuar la injusticia que en ese país se cometen en las condiciones laborales de sus ciudadanos. De nada sirve que se escuden en que ellos no han hecho las leyes de aquel país. Es un ejemplo entre miles.
No veo como se puede poner a la responsabilidad en el mismo grupo de conceptos que mencionas tales como la verdad o la belleza.
Como te decía en un comentario anterior, mis conocimientos sobre el tema económico fulguran por su ausencia. Sin embargo, mi capacidad de observación, no. Una cosa es «contribuír en la medida de las propias posibilidades» y una muy diferente es que algunos contribuyan y contribuyan y otros simplemente reciban y reciban y no aporten nada a la construcción de una mejor sociedad para todos. A menudo ocurre esto último.
Creo que ya lo había mencionado en alguna oportunidad, pero creo que viene al caso, luego de tu comentario. Es un asunto de perspectiva. De hechos contra teorías, si quieres. Cuando premiamos la no-producción, obtenemos más no-producción. Cuando castigamos la producción (con cargas impositivas u otras sanciones) obtenemos, igualmente, no-producción. En otras palabras, si «premiamos» a los pobres por ser pobres (por ejemplo con educación y servicios de salud gratuita y con servicios de electricidad y de gas subsidiados que los demás debemos pagar muy caro, además de los impuestos que pagan la educación, salud, electricidad y gas «gratuitos» o subsidiados de los pobres), ¿por qué motivo, razón o circunstancia deberían querer dejar de ser pobres? ¡Todo lo contrario! Una buena parte de ellos se vuelven «pobres profesionales» y hay miles de ejemplos. Pero fuera de lo anecdótico, yo sé que lo que es «políticamente correcto» (como dice M) en este momento, es lo que tú planteas. Yo pienso, por simple observación, que eso no es lo lógicamente correcto, valga la redundancia.
Yo no hablo de becas. Las becas son maravillosas. Son, realmente, una oportunidad en la que la persona que la recibe, contribuye a su vez con su trabajo y su esfuerzo, o se embroma. Implican, además, una oportunidad de conocimiento, que es la ÚNICA manera en que alguien puede salir realmente de la pobreza material y la otra, la principal pobreza. No hablo de ayuda mutua y esfuerzo propio, ni de autogestión comunitaria…. Yo hablo de impuestos, de subsidios, de esa clase de cosas, a mis ojos injustas y contraproducentes por definición. Son, cuando se institucionalizan, la receta perfecta para que desaparezca la clase media y un país termine en la condición en que está Haití, donde se premia todo lo deleznable en el ser humano y donde de ese lado de la frontera, ya queda muy poco para castigar.
¿Cómo puede ser responsable una persona mentirosa, vecino? ¿Cómo alguien que valora la verdad y vive en ella puede revolcarse en la fealdad, en el caos? Un conocimiento (verdad) cada vez mayor, implica cada vez más responsabilidad para quien lo adquiere. La estética está en el mismo grupo, porque es algo igualmente buscado y añorado por la esencia de nuestro ser. Igual que (lo creas o no) la responsabilidad, ya que ésta no es más que el reconocimiento y la disposición de ser Causa.
En la parte más alta de la escala, así como en el fondo, estas cosas van de la mano.
Yo no niego que ocurra lo que tu dices. El hecho de que se cometan injusticias no anula la idoneidad o no de un sistema. Los países más avanzados del mundo son aquellos en que los ciudadanos cumplen con sus obligaciones y no sólo exigen derechos. Son los propios ciudadanos quienes denuncian los abusos y la falta de cumplimiento de las obligaciones para con el conjunto de la sociedad. Los abusos hay que corregirlos y eliminarlos. Lo fácil es renegar de algo cuando alguna de sus partes no funciona. La diferencia de algunos de los países del norte de Europa y de Estados Unidos por ejemplo es esta.
No estoy de acuerdo en absoluto en lo de la profesionalización de la pobreza. A los pobres no se les premia. Excepto, tal vez, en países muy pobres donde ni tan siquiera están cubiertas las necesidades básicas de los ciudadanos y por ello si el estado te las cubre aceptas de buen grado permanecer en esa situación, no hay otros lugares donde las personas quieran permanecer en la pobreza subvencionada. Creo que se confunden, y con peligro, los abusos individuales, con la bondad o maldad de un sistema.
Tanto los impuestos como los subsidios son absolutamente necesarios y lo mismo unos que otros deben ser pagados o recibidos según sea el patrimonio o la necesidad de quien paga y recibe. Hacerlo bien es lo difícil. Esa es la meta. Lo deleznable, para mi, es que ante nuestra incapacidad de hacerlo bien caigamos en lo que se ha dado en llamar liberalismo económico (que bien poco tiene que ver con las ideas liberales).
Vecino, no tengo, como otras veces, completamente claros los desacuerdos. Pero no es de extrañarse, ya que hace unos días veo las cosas un poco borrosas. Y no se trata de problemas visuales en absoluto.
Estoy de acuerdo de plano con tu primer párrafo. Respecto a los que siguen, no tanto.
Supongo que sabías que antes de que se inventaran los aviones, diversos inventores, ingenieros o lo que fuere habían desarrollado diversos tipos y prototipos de máquinas voladoras basadas en principios totalmente diferentes al que usamos hoy, del «pájaro de hierro». Habían cilindros giratorios y otras formas muy extrañas…. se escogió la forma actual pero no sé si es la mejor. No sé nada sobre estas cosas. Sólo sé que había otras formas.
El que se considere bueno y válido únicamente un sistema socioeconómicopolítico no quiere decir que sea el mejor. Sólo basta recordar el fenómeno de Windows…. Entonces, socialmente, podemos pasarnos siglos tratando de hacer funcionar un sistema construído a base de parches –como Windows– sólo porque alguien dijo que era el mejor y el único. Para mí, no funcionará nunca, como Windows, como el socialismo, no porque _______________ (insertar la justificación favorita), sino porque simple y sencillamente se basa en premisas falsas y/o es inaplicable, y/o simplemente NO FUNCIONA.
PS: El color vainilla y las imperceptibles líneas producen un delicioso efecto. Dan ganas de comérselo. (Confieso que adoro la vainilla y la crema Chantilly, la verdadera, la que se bate sobre hielo, no ese engendro hidrogenado que venden en spray.)
Hemos llegado, por tanto, a un acuerdo de un párrafo. Con tu segundo yo también lo estoy pero no alcanzo a ver la relación con lo que yo he escrito. El tercero lo suscribo en parte. A mí no me gusta Windows. Ni el sistema ni lo que hay detrás. Tristemente para el noventa por ciento de los humanos sí funciona. Lo triste es que eso les basta.
Me da ánimos comprobar que algo produzca un efecto delicioso. Eso me da ánimos para seguir devanándome los sesos con tipografías, fondos y colores.
No es un párrafo, entonces, son dos y medio. Confía en mí. Lo comprobarás en mi próxima entrada. 83.333333% de acuerdo no está nada mal. Habría preferido un 96% o algo así, pero 83.333 es…. bueno…. aceptable.
Cada vez que vengo me recibe una tipografía diferente. Esperaré la (relativamente) definitiva antes de emitir otra opinión.
Me dejas más tranquilo. Acepto el 83 % como bueno.
Creo que ya estoy en las dos tipografías finales. Ahora me toca tomar la última decisión. Es difícil porque hay una gran diferencia en cómo se ven en diferentes ordenadores.
PS: Sé el motivo por el que tu blog está vestido de negro. Como han pasado ya unos días, ya no me parece frívolo comentarte que le sienta muy bien.
En los diferentes ordenadores y los diferentes browsers. Estaba un poco preocupada por los tamaños relativos de los títulos y subtítulos, pero lo has resuelto a la perfección. Sin embargo, pienso que yo habría seguido buscando entre los condensados que tenías hace unos días. No acaba de fascinarme el actual. El color de fondo es ya otra cosa. Sobre éste, el capítulo final de Jane Eyre (que es la obsesión actual de ya sabes quién) y el té de manzanas tengo una historia, algún día te la contaré…. o quizá la escriba. Sobre el negro, no sé qué decirte. Supongo que gracias no está mal. Pero es demasiado para mí, lo siento opresivo. Me temo que no puedo conservarlo por demasiado tiempo.
Cuando escribo me resulta fácil poner punto y final. En el diseño, por simple que éste sea, la tarea se me hace inacabable. Siempre se puede probar algo más, o peor, varias soluciones te gustan por igual o ninguna te gusta del todo. Además, en este caso en que el resultado se muestra diferente en una pantalla de 22″ o de 19″, en un explorador o en otro, poner punto final me resulta harto difícil. Por eso agradezco especialmente tus consejos. Ayuda mucho escuchar la opinión de una persona en la que confías. No hace falta que te diga que cualquier comentario será bien recibido.
La historia que espero escribas, viene cargada con una gran campaña de marketing. Tratar de adivinar la relación entre un fondo de pantalla, Jane Eyre y el té de manzana es suficiente para no perder el interés y esperar ansioso a ver el resultado.
Curiosa son las sensaciones que los colores nos producen. Son algo completamente personal e intransferible. Yo me encuentro muy bien en el fondo negro de tu casa.
Durante años di clases de Lengua y Literatura. Todos los años trataba de que mis alumnos (la mayoría eran alumnas), leyeran algunos libros. Con el paso del tiempo llegué a hacer un ranking de los que más gustaban. El número uno se lo llevó sin discusión Jane Eyre.
«Works of art are viewed by people. They are heard by people. They are felt by people. They are not just the fodder of a close-knit group of initiates. They are the soul food of all people. One is at liberty of course to challenge that wide purpose of art. Some professors who don’t want rivals tell their students «Art is for self-satisfaction» «It is a hobby.» In other words, don’t display or exhibit, kid, or you’ll be competition! The world today is full of that figure-figure. But as none of this self-satisfaction art meets a definition of art wider than self for the sake of self, the professional is not interested in it. In any artistic production, what does one have as an audience? People. Not, heaven forbid, critics. But people. Not experts in that line of art. But people. […] If you look at or listen to any work of art, there is only one thing the casual audience responds to en masse, and if this has it then you too will see it as a work of art. If it doesn’t have it, you won’t. So what is it? TECHNICAL EXPERTISE ITSELF ADEQUATE TO PRODUCE AN EMOTIONAL IMPACT. And that is how good a work of art has to be to be good.»
Esto lo escribió el filósofo más grande de todos los tiempos y a mí me ha sido tremendamente útil para saber cuándo debo poner punto final a una creación, de cualquier clase. Muchas veces el impacto emocional disminuye o se desvirtua por los ruidos causados por los elementos que sobran en una composición, difícilmente ocurre lo contrario. Y a esa «limpieza» es lo que destino la mayor parte de mi trabajo, de mi «technical expertise». Por lo que he podido observar, hay muy poca diferencia entre el impacto creado por una pintura, una poesía o una pieza musical. Pareciera que todas pulsan una misma cuerda que tenemos en nuestro interior. Naturalmente, para el autor el arte es la forma más elevada de comunicación, de ahí su definición anterior. Me parece suficientemente simple como para ser verdadero y aplicable. Siempre y cuando, desde luego, deseemos poner tal punto final.
Nuestra amiga M, lo creas o no, bautizó el color de fondo de tu blog (como se ve en iMac-OSX-Firefox) como «Vainillamilla» hace unos 4 o 5 años. Te confieso que yo, con todo mi cariño y admiración por ella, llegué en un punto a dudar seriamente de su cordura al ver que había pasado 2 días completos combinando blanco, negro, magenta, amarillo y azul de cinco latas de pintura acrílica, luego de empecinarse en que ninguno de los colores disponibles en el mercado (seguramente más de 30) eran apropiados para pintar el lobby de su oficina. Cada vez que trataba de comprender su proceder recibía la misma respuesta: «no se ve bien». Así, por ejemplo, subía el amarillo «un pelito», pasaba unos 15 minutos revolviendo pacientemente la mezcla, pintaba un trozo de la pared, esperaba unos 40 angustiosos minutos esperando que secara, sólo para irrumpir en toda clase de maldiciones al ver que el resultado no correspondía a lo esperado, por alguna razón que yo era completamente incapaz de ver. Una y otra vez. Es decir, yo podía ver, naturalmente, las diferencias entre los diferentes tonos ensayados, uno junto a otro, lo que jamás fui capaz de comprender era por qué todos estaban mal, o no eran correctos y por qué cuando ¡eureka! finalmente llegó al tono apropiado, ese ERA el «correcto». Después de todo este trabajo, naturalmente, lo menos que podía hacer era darle un nombre a este color. Y para mi sorpresa, cuando el lobby estuvo pintado –y combinado con un marrón muy parecido (aunque no tan oscuro) al de los enlaces de los tags de tu sidebar, la habitación adquirió un «espíritu» (no se me ocurre otra palabra) TAN especial que mucha gente, dentro y fuera del staff, no podía menos que comentarlo. Muchos le pidieron incluso la referencia para usarlo en sus habitaciones y ella, llena de un orgullo que rayaba en la arrogancia o incluso en la pedantería, respondía que era imposible y por qué. Esto terminó de convencerme de que había colores «correctos» y otros «equivocados» para un fin. Pero soy totalmente incapaz de determinar cuál es cual.
Comprenderás, pues, mi sorpresa al ver el color que habías creado para tu blog. Se lo comenté a M. Ella vino a verlo, (en Camino) hizo un mohín y declaró «¡por supuesto que no! ¿No ves que tiene «demasiado» amarillo?» El «demasiado» debía ser menos de un 1%. Así que se lo mostré en Firefox. Palideció, no dijo una sola palabra y se fue, no sé si molesta, impresionada o… asustada. Nunca volvimos a hablar sobre el tema.
Esa es la primera parte de la historia… o el rompecabezas.
No he podido avanzar demasiado en la lectura de Jane Eyre, pero supongo que podrás incluirme en tu ranking al final. Me imagino que la habrás leído, si pusiste a tus alumnas en ese trance. A veces no sé si compadecerlas o envidiarlas, vecino. Puedes tomarlo sin reservas como un cumplido en ambos casos.
El tema del impacto emocional que produce una obra de arte es uno de los más complejos a los que nos podemos enfrentar. Yo llevo media vida dándole vueltas y todavía no he llegado a una conclusión clarificadora. Pensar con palabras es difícil en un tema como éste. El grado de emoción y su significado en cada uno de nosotros se me antoja de muy compleja definición y explicación. Tarde o temprano habrá que entrar a fondo en este asunto.
Dile a M que me siento totalmente identificado en su proceso de búsqueda del color correcto. En situaciones como esa me veo frecuentemente. Al final no sé si no soy capaz de llegar a lo correcto o es que hay muchos correctos según sea el momento.
Yo también suelo poner nombres a los colores. Crear uno nuevo es un gran placer.
Me gusta mucho el tono del tipo de historia que cuentas. Es original y revelador. Si es sólo la primera parte, todavía mejor. Espero las siguientes.
Sí leí Jane Eyre. Cuando la proponía en clase, a personas que en casi ningún caso tenía el hábito de la lectura, era siempre inicialmente rechazada. De la misma forma en que los jóvenes rechazan las películas en blanco y negro se oponían a leer algo tan antiguo y lejano. Al final, para mi sorpresa, resultaba casi siempre un éxito.
Agradezco el cumplido. También es cierto que de vez en cuando yo debería ser compadecido por bregar con algunos de mis alumnos.
La única «utilidad» que puede tener la complejidad, vecino, es como indicador de que vamos en la dirección equivocada en la búsqueda de una verdad o de una respuesta. En el caso que mencionas, pienso que si para ti es complejo es simplemente que:
a) te faltan datos y/o
b) estás basando lo que hasta ahora sabes en datos incorrectos y/o
c) tienes datos contradictorios que no has logrado descartar o validar.
Por lo que sé, si alguien no puede definir adecuadamente (funcionalmente):
a) lo que somos realmente (o de qué estamos «hechos», si lo prefieres)
b) qué es el arte y
c) qué es la emoción,
no es complejo comprender el impacto emocional del arte…. ¡es imposible! Espero que sea más temprano que tarde.
Se lo he dicho. Me ha respondido que espera que le presentes a dos o tres de tus colores ahijados cuando puedas (?).
El tono del tipo de historia que cuento es original y revelador….. espero que comprendas que una afirmación como esta es importante para mí. ¿Podrías des-abstractizar un poco esta opinión crítica?
Vecino, sabiendo los efectos letales que produce la compasión en la cordura tanto de compadecidos como de compadecientes, sólo me atrevería a compadecer a mis peores enemigos y sólo en caso de emergencia o de vida o muerte. Me imagino que lo dices en broma, pero aún en broma me horroriza oírlo de tus labios.
Sé que a veces la solución se encuentra a la vuelta de la esquina y me empeño en hacer recorridos imposibles. También es cierto que el concepto de distancia como el de simpleza o complejidad son relativos.
Es original por la habilidad de contar una historia aparentemente ingenua y anecdótica cuando no lo es en absoluto y es revelador porque eso demuestra confianza y seguridad en lo que uno hace y piensa. Estoy cansado de las personas que sólo están interesadas en aparentar, las personas que prefieren opinar lo que otros opinan y en medir la calidad y la profundidad de las cosas por la forma y no por el fondo.
La compasión cuando es solicitada o es de idiotas o no es más que un recuso humorístico-literario. Espero estar en el segundo grupo.
Voy a presentar a mi primer ahijado.#625E51 es una absorbente mezcla de gris y marrón. Tengo debilidad por estos colores despreciados.
K. dice que gracias por la desabstractización. (Está aquí, conmigo). Y que sabe que estás en el segundo grupo, naturalmente.
Yo digo que gracias, pero se suponía que los bautizabas, ¿no? Lo veo medio verdoso, además. Me parece un hermoso color, dependiendo, como todo color, del uso que le des. Se vería espantoso en la ropita de un bebé recién nacido, por ejemplo….
Dile a K que de nada y que gracias por quitarme un peso de encima.
De nada para ti también. No entiendo por qué lo ves verdoso. Esa no era mi intención. La preferencia por los colores varía, por supuesto, según el uso que les vamos a dar. A pesar de todo algunos colores permanecen en nosotros a la manera de las ideas platónicas y cuando pensamos en ellos se ven desprovistos de todo uso. Por eso permanecen y somos capaces de verlos sin darles utilidad ninguna.
Ves una de mis manías es que comento y luego no me acuerdo de seguir el hilo de la conversación. Sorry about that. Sí, es bueno. La respuesta solo llega 34 días tarde, pero llega. =)
Durante 34 días pensé que no te atrevías a decirme que la respuesta era malo. Respiro, por fin, aliviado.