Echa un último vistazo al lugar en el que vives. Cierra los ojos, cierra la puerta y vete. No vuelvas la vista atrás. Esa es la cárcel que te retiene.

Recuerdos, eso es lo único que te queda, de eso estás hecho. Ellos son la tela de araña que te atrapa.

Ella, agazapada, te observa, se acerca a ti sigilosa y te inocula el veneno más peligroso: la nostalgia.

Nostalgia disfrazada de momentos pasados, motas de polvo perdidas en el espacio infinito, infinitesimales partículas de tiempo que sabemos que existió pero que indefectiblemente ya no existen.

Olvida, levántate y anda.

No hay otra cosa que puedas hacer.

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