Noviembre esta siendo testigo de esta aberración que algunos se empeñan en disfrazar de posibilidad de apertura. Nada se va abrir ni nada va a mejorar con este esperpento que nos inunda desde que despertamos hasta que cerramos los ojos para no verlo más.
Diciembre va a ser testigo de esta vergüenza planetaria que se pinta de leve indignación pero que en el fondo deja indiferente a todos los borregos que simulan estar indignados.
Celebrar un mundial de fútbol en Qatar es una perversión. Es una prueba palpable de la degeneración inconcebible a la que es capaz de llegar el ser humano.Ver a sus protagonistas taparse la bocas, no cantar himnos o discutir por el brazalete que se puede o no se puede llevar es un insulto a la inteligencia de cualquier persona que lo es por tener algún principio.
Los protagonistas de este evento inmundo tenían una solución terriblemente fácil: no ir. Los que no van tienen otra muy sencilla: no ver y no escuchar. Personas y países a los que se les llena la boca hablando de libertades y derechos humanos no dudan en traicionarse a sí mismos. Es deleznable oírles hablar a unos y correr tras una pelota a los otros.
Siento vergüenza, siento rabia, siento indignación y sobre todo siento impotencia ante el silencio que queda más allá de las palabras huecas, vacías, cínicas que unos y otros pronuncian para llenarse la boca de mierda.
En Qatar, la mitad de la población, las mujeres, sufre una absoluta discriminación por el hecho de serlo. En Qatar no existen derechos para los trabajadores y menos para los trabajadores migrantes. En Qatar no existe libertad de reunión. En Qatar no existe libertad de expresión. En Qatar lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales son considerados delincuentes. En Qatar los juicios justos no están garantizados. En Qatar existe la pena de muerte.
Qué ridículo es devanarse los sesos mientras tanto sobre la gran aportación que un campeonato de fútbol hará para la mejora de las condiciones sociales en el país. Qué vergüenza llenar un campo de fútbol para pedir cerveza a gritos en vez de pedir libertad y justicia. Qué desesperación tener que ser testigo de tanto cinismo y de tanta hipocresía.
No quiero escribir un texto bonito, no quiero unir palabras por el gusto de hacerlo. Solo quiero gritar, aunque sea en el desierto. Nunca mejor dicho.
Qatar me produce rabia e impotencia. El fútbol una absoluta vergüenza.
Poderoso caballero es don dinero:
Madre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
de continuo anda amarillo.
Que pues doblón o sencillo
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Que razón llevas. Me gustaría pensar que las razones son estratégicas y políticas. Criterios de largo alcance que los simples humanos no alcanzamos a entender.
Pero no. Sospecho, como tú, que detrás de todo no hay más que vil metal .
Salud.