Mi casa

«En la infancia la casa es nuestro refugio, sinónimo de seguridad y protección. En la juventud, por contra,queremos romper esas cuatro paredes, escapar y la casa, por única vez en la vida, es jaula, norma y concierto. Alcanzamos la madurez cuando construimos nuestra casa y en ella somos. Con la vejez sentimos la casa vacía, poblada de ausencias y recuerdos de lo que fue nuestra casa y en esos recuerdos queremos vivir»

Cuando se habla de grandes conceptos, los primeros que se nos vienen a la cabeza son siempre : amor, libertad, solidaridad, igualdad…Uno que no suele ser mencionado, pero que juega un papel primordial en nuestras vidas es el de casa. Casa como refugio, como secreto, como seguridad, como lugar en el que todo lo controlamos y donde podemos ser nosotros mismos.

El amor y la amistad se cantan y escriben, la solidaridad se desea, por la libertad y la igualdad se lucha. En la casa se vive, se está,  se es.

Casa es infancia y seguridad y en la infancia casa era compañía y protección. Nada malo podía pasar dentro de sus cuatro paredes. De adultos casa es refugio y libertad. En nuestra casa no hay fingimientos, no hay convenciones sociales, somos nosotros, no actuamos para agradar o quedar bien.

De la misma manera que al llegar a casa nos cambiamos de ropa para estar cómodos, también desaparecen las máscaras, ya no vivimos para fuera sino para dentro.

Ideas como familia, pueblo, ciudad o patria no son más que intentos de agrandar la casa. La propia cultura quiere convertirse en nuestra casa. Pero no es lo mismo, todo lo externo tiende a cambiar. Hoy en día, felizmente, la mezcla, la comunicación global, hace que ese concepto de casa no pueda ser asimilado con identificación, con pueblo, cultura o lengua. La única casa que permanece, la que es inmutable, es la casa íntima, la casa como útero. Allí, desnudos, permanecemos seguros y la vida se nos hace fácil, todo lo tenemos al alcance de la mano. Conceptos como amor y solidaridad se dan por hechos. Por esto es tan terrible no tener casa. Podemos cambiar de lengua, país, amigos, cultura y costumbres pero no podemos cambiar de casa.

Solemos cometer el error de identificar la lengua, la religión o la patria con el concepto de casa. El ser humano tiende a relacionarse, a comunicarse  y por tanto a vivir en sociedad. Lucha día a día por mejorar las condiciones de vida de él mismo y de sus semejantes. Surgen conceptos como ciudadanía, derechos, deberes y todos compartimos la tarea por mejorar la vida en común. Somos seres sociales, pero cuando estamos cansados y todo se nos hace cuesta arriba queremos volver a casa, a nuestra casa.

4 comentarios

  1. Qué razón tienes. Cuando estoy más tiempo del debido fuera de casa me entra un «mono»… y lo que necesito es llegar a mi sitio, al lugar donde puedo disfrutar de mí misma, de mis reflexiones, de mis momentos.

  2. Hola Gema,

    Gracias por tu comentario.Te escribo desde mi casa. No te creas, a veces es bueno irse para volver. Uno se queda muy contento cada vez que vuelve a encontrar su lugar en el mundo.

    Saludos

  3. Soledad de mi destino, es tu ausencia, hastío en otro tiempo, descanso del guerrero, vacío en el presente..nada queda. A los que llamé mis padres, lejos quedan, a los hijos que no tuve, ¿Quién los procrea? De la casa que me alberga, la miro con recelo,….¿será mi cementerio?………´´..Felicidades por tus pensamientos.

  4. Buenas noches Santhar,

    Gracias por decir tanto con tan pocas palabras.Soledad,ausencia, descanso,padres,hijos,cementerio, casa.

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: