La perfección, o al menos algo que se acerque a ella, suele provocar cierto rechazo.Blancanieves es perfecta y no me extrañaría descubrir que al final, todos en lo más íntimo encontramos más atractiva a la reina-bruja.El tipo duro de las películas de cine negro no suele representar lo que normalmente valoramos como bueno.Son personas egoístas,individualistas y con muy pocos escrúpulos.Frente a ellos se nos presentan idealistas y honestos padres de familia que trabajan y viven integrados en la sociedad que les da cobijo y además, son ciudadanos de primera que pagan sus impuestos.A pesar de todo esto, cuando estamos en el cine o cuando en la soledad de la noche vemos o leemos la película o el libro donde viven, nuestro corazón se decanta por esos desalmados y encontramos un poco cursis,repelentes y pedantes a sus oponentes cuasiperfectos.
Rick Blaine se debate en Casablanca entre el amor y lo éticamente correcto.Ilsa Lund es la pasión y su marido Victor Laszlo es la virtud.En la película acaba triunfando la virtud y Rick es un héroe gracias a su sacrificio.Todos nos sentimos un poco desiolusionados cuando en la última escena Ilsa no desciende del avión.Rick es el héroe,Victor nos aburre un poco.Creo que toda persona en su sano juicio prefiere a Ava Gardner a Doris Day o se siente más atraido por Barbara Stanwyck en Perdición que por Julie Andrews en Sonrisas y Lágrimas por mucho que una sea el diablo con faldas y la otra un ángel encarnado.
Sí, ya sé, son películas o literatura y ahí nos podemos permitir esos lujos.A un tipo duro y sin escrúpulos siempre le podemos imaginar un pasado difícil y turbulento que justifique su actual nihilismo.A la mujer que comparte su vida con gangsters desalmados a cambio de unos cuantos dólares también la justificamos pensando que en el fondo es buena, su problema es que está sola y no tiene a nadie.De acuerdo,¿y?,de la que nos enamoramos es de esa y no de Doris,aunque nos espere en casa con la cena preparada y las zapatillas junto a la chimenea.
Los evangelios apócrifos nos desvelan un niño Jesús capaz de caprichos y venganzas que utiliza sus poderes en su propio beneficio.Primero el escándalo, así nos han educado, luego sin quererlo percibimos una persona más próxima, más real,más de carne y hueso.La perfección no la entendemos.Nos aburre.¿Será la envidia?,¿será que lo vemos como algo inalcanzable y nuestra incapacidad nos hace rechazarla para vivir más tranquilos?Lo cierto es que el ser humano necesita la contradicción, lo opuesto, la cara y la cruz. El lado oscuro no pocas veces nos resulta más atractivo e interesante.
La bondad, la belleza y la armonía son aspiraciones que nuestro pensamiento pone como objetivos.Nuestro corazon, aun compartiendo tales premisas,nos suele llevar por derroteros más complejos,donde la lógica no siempre vence y donde el bueno es bueno pero tonto y el malo,malo pero irresistible.
Nuestra vida, como la de Rick, es una constante lucha entre la virtud y la tentación.La tarea del héroe sería seguir el camino de la virtud,pero como ya dijo nuestro querido Oscar Wilde, la mejor manera de vencer una tentación es caer en ella.
Hace 13 días que estaba por escribir algo en este post tuyo. Bueno, pues heme aquí. A mí me parece que el «aburrimiento» como tú lo planteas sólo podría ser parte de la idea de perfección de alguien escencialmente aburrido (si es que tal estado pudiera realmente ser parte de la «escencia» humana).
Por definición, lo que consideramos perfecto (o ideal) debe saciar con mayor o menor celeridad las propias e individuales ansias de aventura –o de inmovilidad– de cada quién. Por lo menos en mi opinión, no veo por qué la aventura tenga que oponerse a la «virtud». Los héroes, hasta en Hollywood, son buenos, como tu propio ejemplo Bogartiano… y tenemos miles de otros, de cine no sólo negro, sino Technicolor… desde Harry el Sucio hasta Han Solo, pasando por la gama completa de estereotipos viriles habidos y por haber.
Caemos para variar nueva e irremediablemente al parecer en qué es bueno y qué es malo… Después de leerte, releerte y volverte a leer una y otra vez, me atrevo a apostar que tu definición y la mía no difieren significativamente… Excepto tal vez en la aplicación práctica de algunos parámetros. La luz en general es buena para la vida, pero puede ser mortal en determinadas circunstancias, para determinados organismos o en determinadas «dosis». Lo propio ocurre con la sombra. Con el sonido y con el silencio, con el agua, con el sol, con el mar, con el humo, con el aire… Sin embargo, suele ser difícil para los occidentales despojarse de una formación católica o cristiana de absolutos en cuanto a virtud y a perfidia, absolutos no sólo inobtenibles en la realidad, sino artificiales. Para mí, la dualidad ángel-demonio, donde por definición el ángel es rubio, de ojos azules, bata blanca y un poco soso y el demonio es negro, peludo y encueros, sólo existe en los libros y en las pesadillas de quienes los leen y especialmente de quienes los escriben.
Trece días llevaba yo esperando tu respuesta y al fin ha llegado.
La perfección, creo yo, no existe como no existe la belleza.Los seres humanos somos ante todo contradictorios, y en ese sentido lo que llamamos perfecto acaba por aburrirnos.No ver nada al otro lado, no poder ya sorprendernos pone fin al motor de nuestras vidas:la curiosidad.
Del mismo modo que un niño abandona un juguete cuando ya no le sorprende o incluso lo destripa para ver más sorpresas dentro, así nos aburre lo que ya nada tiene que ofrecernos.El rostro perfecto no es bello,el ser humano intrínsicamente bueno ya no es humano, tal vez dios, pero no humano.
Lo bueno y lo malo, la luz y la sombra,el angel y el demonio,no son dualidades sino que forman una unidad contradictoria en la que la voluntad lucha por abrirse paso.Esa unidad somos nosotros,esa contradicción con patas que nos enriquece y dificulta la vida ;por eso soñamos con separarlos,por eso creamos ideales que por definición no existen pero que nos sirven para escribir libros y soñar con cielos imposibles.
No es contradictorio. Y aunque no estoy en desacuerdo con lo que planteas (y esto es muy extraño para mí), sucede que lo veo de otra manera…
La belleza y la perfección sí existen, claro que existen, al menos en el universo de cada uno.
Como imagen ideal si quieres, idealizada, quizás.
Pero existen. Absolutamente.
Y aunque estemos acostumbrados –desde embriones– a considerar nuestros pensamientos, nuestros sueños, nuestros ideales e incluso nuestros miedos como menos «reales» que «la realidad» del universo físico, pues ocurre que no, que no lo son. No son menos reales.
Por cierto, eso mismo respondería algunas de las preguntas de otra entrada tuya: ¿Qué ves cuando cierras los ojos? Pues nada, o tu propio universo, naturalmente, dependiendo de cual de ellos estés mirando TÚ (no tu cuerpo, tú). Y no finjas que no sabes o que no tienes certeza de que tú no eres tu cuerpo. ¿Cómo lo sé esta vez? Bueno, simple…. he visto lo que eres capaz de crear.
Entonces la necesidad de creación continua para evitar el aburrimiento o la muerte de la emoción de la creación original, es la broma pesada de este universo: Para que algo persista y sobreviva, tenemos que mantenernos creándolo permanentemente, no sólo la primera vez.
Se trate de un blog, de una carrera, de un amor o de una identidad, si no lo hacemos…. ¡simplemente desaparece! Y como dice Joan Manuel «nos despertamos chupando un palo sentados sobre una calabaza».
Hola Platón, digo Karen,
Me has inspirado una nueva entrada.Y por eso ,antes de acostarme, la publico y te la dedico.