Impresiones

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     Quiero atrapar el color del atardecer  Equlibrio imposible entre día y  noche, luz que muere y resurge a la vez,  dorado y  verde de la tierra que lanzan su último destello,  sombra agazapada del tiempo que agoniza, oscuridad azul que amenaza con envolver en sombras negras lo que antes palpitaba, silencio que sin ruido se apodera del mundo. El día acaba, el día muere. La noche nos invade el alma, nos asusta  y nos acoge también.

 

Nostalgia del niño perdido  Hace un año pisaba estas piedras por última vez. Hace un año el sol brillaba igual que hoy. Sentado en el atrio, refugiado en la sombra de mi niñez, el tiempo se para a mis pies . Toco los árboles que me vieron crecer, bebo el agua que apagaba mi sed. Cierro los ojos, la música suena lejana y oigo las voces que un día surgieron para no volver. Hace un año aquí me quedé. Hoy he vuelto y no soy el mismo de ayer. Busco al niño que solo jugaba y reía sin saber por qué. Las calles desiertas me hablan de un mundo que ya se fue. Todo inmutable y distinto a la vez. Pasado de un alma tranquila que hoy puedo entrever. Luz que ilumina el sueño de mi niñez. Viaje en el tiempo que me permite ver a aquel que fui y que nunca volveré a ser por mucho que pise estas piedras una y otra vez.

11 comentarios

  1. Estimado Jusamawi:
    Es maravilloso cómo la fuente del pensamiento es inagotable. Este fluye motivado por un sin fin de situaciones inspiradoras.
    Respecto al camino de los recuerdos, sólo hay que dejar la puerta abierta para darles la oportunidad a que se asomen de vez en cuando.
    Te deseo muchas noches serenas de reflexión y muchos caminos que te lleven a dulces y tiernos momentos que descansan en el lecho de tus recuerdos.
    Un abrazo

  2. Jus, hermosas reflexiones. Quien no es capaz de ver todo lo que ves en la simpleza de un paisaje, todavía no comienza a caminar. Un abrazo a tu verano y a esas reflexiones. 😉

  3. Marysol,
    Gracias por tus deseos.Los recuerdos siempre acaban abriéndose camino. No importa que les cerremos las puertas o no. En cierta forma estamos hechos de sueños y de recuerdos .

    Un abrazo para ti también

    Patricia,

    Qué verdad en lo que dices. ¡Cuánto tiempo de nuestra vida lo pasamos ciegos ! Nunca es tarde.

    Nos vemos

  4. Magnífico ejercicio. Engañaste a la luz, por curiosa. Se asomó a ver lo que habías escrito en tu cuaderno y «clic»…. Así, unas horas después, cuando ya no existía en la «realidad», pudo llegar incluso hasta mí, cubierta de rubor, suavemente cálida, hermosísima.

  5. No sabía dónde habia escapado mi luz. Abrí el cuaderno y ya no estaba. Pero bueno, si la tienes tú, me quedo tranquilo.¡Viaja rápido la condenada!

  6. Hola Jusamawi! Anoche conseguí como 15 minutos y hoy tengo otros 10 más…

    ¡Conseguí algo sensacional para ti! Bueno, no sé si será «sensacional para tí» (sólo que el «viceversa»se encuentre en funcionamiento total y «a toda máquina» ), me refiero a que es sensacional y es un regalo para ti.

    Son unas cuantas líneas.

    Corresponden al comienzo de mi cuento favorito durante la mayor parte de mi niñez temprana. Debo haberlo leído (desde que aprendí a leer) más de 100 veces… No había vuelto a leer estas líneas en varias décadas (no diré cuántas por ahora) 😉 Y, bueno, no sé, pienso que caben tan bien en esta entrada tuya…. al menos ella me remitió a recuerdos buenos y luminosos de todo ese montón de años atrás, y pienso que es justo que te de algo a cambio.

    Era otoño. Casi no quedaban árboles verdes en el bosque. Todas las hojas estaban rojas o amarillas y caían, una a una, como grandes manos viejas…

    El hongo donde vivía el Duende Melodía estaba cubierto por una manta de hojas crujidoras. Los insectos iban y venían entre ellas, apurados en hacer sus casas para el invierno.

    El Duende Melodía, con su experiencia de cien años, trabajaba también. ¿Saben ustedes en qué consistía el trabajo del viejo Duende? Era algo muy divertido: juntaba sol para el invierno. Y ¿saben de qué manera lo hacía? Pues, se tendía al sol sobre una hoja seca, hasta que se le llenaban los bolsillos; entonces corría a su callampa [hongo, seta N. de la T.] y vaciaba el sol en sus frascos y retortas de cristal, tapándolos con un poco de barro. Los frascos brillaban en las oscuras alacenas con fantásticas luces doradas. Luego, el Duende volvía a tenderse sobre la hoja seca, y con el dulce calor del otoño le daban ganas de dormir.

    La Hormiguita Cantora andaba por esos lados, muy atareada, juntando provisiones para el invierno. De pronto vio a su amigo, el Duende Melodía, tendido al sol, durmiendo. Esto la escandalizó un poco, y le dijo:

    -Pero tú, ¿qué haces,
    acostado al sol,
    flojeando, flojeando, [haraganeando N. de la T.]
    como un caracol?

    El Duende, herido en su amor propio, contestó:

    -Yo no estoy flojeando, Hormiguita; estoy juntando sol para el invierno. Primero me lleno un bolsillo, y luego el otro, y voy corriendo a guardarlo en mis frascos de cristal. Así tendré con qué calentarme cuando haga frío.

    La Hormiguita movió la cabeza, no muy convencida aún de aquel trabajo, y cantó:

    -Ojalá no tengas
    los bolsillos rotos
    y el sol se te caiga
    de poquito a poco

    -No, no tengo los bolsillos rotos, porque ayer me los zurció mi vecina, la Araña. Además de juntar sol, he estado pensando… ¿Sabes tú, Hormiguita, dónde van las hojas secas cuando se las lleva el viento?

    La Hormiguita no alcanzó a contestar; la hoja seca sobre la cual estaban sentados empezó a moverse y a crujir. Antes de que nuestros amigos pudieran bajarse, se echó a volar, aprovechando una racha de viento. Muy asustados, la Hormiguita y el Duende se sujetaron a la hoja, que no tardó en elevarse, arrastrada por un fuerte ventarrón…

  7. Milla, Milla , Milla,

    Me alegro muchísimo de que hayas recuperado tu cuento de la infancia.Pero me alegro mucho más por haberlo conocido yo.
    ¡Qué placer leerlo! No lo conocía. He buscado y encontrado tu cuento.
    Ahora ya sé de Alicia Morel y de la radio chilena y de que el cuento se empezó a emitir en 19… Ya sé muchas cosas que no sabía. Te lo agradezco como te agradezco aún más tu precioso regalo.

    Gracias desde la infancia recuperada

  8. ¡Uuuuy! Se me había olvidado tu identidad secreta de Sam Spade… tendré que andar con más cuidado ¡o a este paso vas a descubrir secretos de Estado! Me alegra que te haya gustado El Duende Melodía, con su experiencia de 100 años…. Yo no me trago mucho tus pretensiones y alegatos de «ogro estepario», así que en el fondo tenía la esperanza de que así iba a ser.

  9. Bien sabes que todos los Sam Spade ocultan un corazón sensible tras su mirada impenetrable. O dicho de otro modo, nadie tiene una sola cara.

  10. Sí lo sé. Y dicho de otro modo, podemos (tenemos tanto el poder como «el permiso» ) para ser quienes y como queramos ser, en el momento es que nos plazca, simplemente porque sí.

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