Vengo estos días discutiendo en otros foros con P. K. y M. sobre temas tan esenciales como el conocimiento, la verdad y sus caminos. He decidido, por tanto, dejar aquí, hoy ,en la madrugada del nueve de agosto de 2008 lo que pienso y lo que siento. Veremos mañana si lo acepto.
Como todos sabemos, la naturaleza repele la línea recta. Llegar a la verdad, a la esencia, no sé si es posible. Lo que sí sé es que hay infinitos caminos de hacerlo o de intentarlo. Nuestro trabajo es simple, recorrerlos, perderlos, encontrarlos, buscarlos y volverlos a encontrar. ¿Hasta cuándo? No lo sé. Tal vez acabemos por descubrir que no hacemos más que trazar círculos concéntricos. Quizás la naturaleza repele la línea recta porque no existe. Mientras tanto, hagamos camino al andar. ¿Quién nos mandaría tirar la primera piedra?
Al grano:
No cerrar las puertas al conocimiento, ser insaciables, tener hambre de conocer todo lo posible, no servirnos de creencias, menos de dogmas. Dudar, analizar, debatir, discutir, plantearse todo desde cero una y otra vez. Ese es el ejercicio de la mente. El espíritu humano necesita echar leña al fuego constantemente. Si no se apaga y nos convertimos en humo, nos dejamos adoctrinar como borregos, nos acomodamos en el plácido vaivén del aire que nos lleva caprichosamente donde quiere. El esfuerzo de pensar se nos hace más y más dificil cada vez y acabamos diciendo lo que otros dicen, creyendo lo que creen y no planteándonos absolutamente nada. Dóciles apariencias de la nada. Vivimos en la inconsciencia dejándonos llevar por la marea. Esto no vale. Si no somos conscientes, si no nos reconocemos a nosotros mismos, no somos nada. Muñecos sin libre albedrío, cosas, piedras con apariencia humana. El espíritu nos abandona y con él la humanidad. Carne sin alma.
Ser autoconscientes nos reafirma, nos da la libertad de elegir y por consiguiente, de equivocarnos, de caer y de levantarnos. De ser yo aunque hoy piense diferente que mañana. Pensar, creer, discernir, imaginar,percibir,observar, recordar, abarcar todo dentro de nosotros, comprender la esencia humana.
El camino es doloroso, resbaladizo, muchas veces frustrante y lleno de trampas. Digamos no a los cantos de sirenas de maestros e iluminados, de dogmas y creencias que son bálsamos para hoy y pan sin sal para mañana. Sigamos nuestro camino, es el único que tenemos. Es un camino sin señales, no hay brújula marcando el norte. Nosotros, los humanos, desde que nos levantamos del suelo, desde que abandonamos la selva, desde que creamos nuestra primera herramienta dijimos adiós a los senderos marcados. La vida consciente, el yo, el alma, la mente, el espíritu comenzó en el momento en que alguien llamó piedra a la piedra, sol al sol y muerte a la muerte. Desde entonces, la ley natural se fue alejando de nosotros. Cada uno tiene que construir su propio camino. Esa es nuestra dulce condena, el precio de la libertad, el precio de ser yo, único, distinto y no un mero engranaje de la cadena. Nacimos de la imperfección y buscamos sin tregua su contrario. Al reconocer el yo reconocemos el otro. Lo vemos claramente, somos diferentes. El otro me reafirma. Por eso nos comunicamos y, curiosamente, descubrimos que todo está dentro de nosotros.
Somos, nos guste o no, los únicos autores del presente. Reflexionamos sobre el pasado y podemos imaginar nuestro futuro. Tal vez todo acabe en nada, quizás, la fiera que aún llevamos dentro, termine por destruir lo que creamos. Conocer, conocer, conocer. No importa el tiempo que tardemos. No tenemos otro remedio. Sólo hay que ser valientes. Tengamos, al menos, la voluntad de serlo.
La felicidad está en el camino.La verdad si la hay, nos hará quedarnos en silencio, y en el silencio todo es posible.
Querido Jus, sabes cuantos seres humanos caminan toda su vida por senderos en los cuales jamás, ¡JAMÁS! se cuestionaron NADA!!, millones. No importa donde estés, donde estemos, no importa si la linea existe o si todo esta en un constante y maravilloso movimiento curvo donde no existe el principio porque jamás tiene fin. NAda importa salvo ir donde tu alma te empuje, las respuesta aparecerán, te lo aseguro, y mientras eso sucede conoces gente maravillosa que camina junto a ti por un trecho de ese largo sendero que a veces, toma tantas vidas y aprendes y juegas a los dados con Dios y Dios con nosotros a imaginar que somos parte de él. Un abrazo cariñoso para ti y esas madrugadas que te hacen ser más claro.
🙂
En qué consiste realmente el acto de conocer, cuál es la esencia del conocimiento, cuál es la relación cognoscitiva entre el hombre y todo lo que lo rodea. A pesar de que es una operación cotidiana no hay un acuerdo acerca de lo que sucede cuando conocemos algo.
El conocimiento es personal, en el sentido de que se origina y reside en cada una de las personas, que lo asimilan como resultado de su propio “hacer”, y lo incorporan a su acervo personal estando “convencidas” de su significado e implicaciones, articulándolo como un todo organizado que da estructura y significado a sus distintas piezas.
¿Acaso la verdad es el privilegio de unos pocos?, ¿qué oportunidad tiene el ser humano de una visión del mundo que le oriente en su andadura por la vida? A lo largo de la historia y de las culturas, hemos visto como las sociedades se han guiado por una cosmovisión común, un conjunto de creencias, unas reglas del juego vital, atavismos según las cuales aun se mueven las sociedades. En muchos casos este aglutinante es la religión. Un sistema en el que se cree sin esperar demostración, pero que satisface plenamente al individuo y ordena la sociedad, al alcance de todos.
Hay una nueva disciplina, la bioética, nacida para fundamentar antropológicamente unos principios y valores universalmente válidos que correspondan a la verdad sobre el hombre y su entorno. ¿Y con todo eso, cuál es realmente la verdad? Sinceramente, yo no sé nada al respecto, sólo supongo que cada cual sigue el camino que considera mejor para que lo conduzca a su propia verdad.
Saludos…
La verdad no tiene más que un camino.
Saludos.
Patricia, imagino que todos los caminos acaban por encontrarse en algún punto.
Marysol, cuando nada se interpone entre tú y el objeto de conocimiento, se supone que se de el acto de conocer.Si admitimos que hay múltiples caminos y multiples verdades estamos abriendo vías al conocimiento pero relativizando el problema de la verdad. Probablemente tengas razón y es un empeño inutil buscar una verdad que sirva para todo el mundo.O simplemente es que esa verdad es inaprensible. ¿?
Neurotransmisores, ¿cuál es?
Jusamawi: Yo creo que como las ideas son universales, refiriéndome a que cada quien tiene las suyas, van cambiando constantemente, así, la realidad evoluciona, haciéndose inaprensible. Ningún hombre es poseedor del conocimiento de toda la realidad, así que las verdades que son parte de la realidad que conoce, son malinterpretadas. Pregunto: ¿Puede existir una verdad absoluta, tan extensa, tan profunda, que abarque todos y cada uno de los elementos que la conforman?
Marysol, hola de nuevo, Si esa verdad de la que hablas existiera no estaría a nuestro alcance. Podemos sólo imaginarla o intuirla. Vendría a ser como la verdad de la que hablaba Platón, que solo existía en el mundo de las ideas, siendo lo que percibimos sólo un pálido reflejo.
En definitiva, la respuesta a tu pregunta me temo que ha de ser no. Mal que nos pese. lo importante es que la verdad sea un referente.
Saludos
¡Claro que existe la línea recta! Aquí está una parte de mi «comentario».