Hoy ha amanecido un día lluvioso.Presagio tal vez de lo que luego sucedería.Yo tenía fiesta.Lunes de gloria.Si me dan a escoger un día laborable para que sea festivo siempre me decanto por el lunes.El domingo entonces sufre una metamorfosis y según se va acabando se transfosma por arte de birlibirloque en sábado otra vez.La noche y la madrugada presagian tranquilidad.No hay prisas y uno disfruta doblemente por el tiempo ganado al tiempo y por contemplar como todo lo que le rodea adquiere otro tono, otro color.Es dificil explicar cómo los mismos lugares se transforman completamente según los ojos con que los miremos o el tiempo en que los habitamos.La mesa a la que ahora estoy sentado, la habitación en la que me encuentro son completamente diferentes a mis ojos siendo como es víspera de fiesta .Miro a mi alrededor y contemplo los mismos muebles, idénticos libros y la luz que me ilumina es la misma que todos los días.Sin embargo, a pesar de que la función del nervio óptico sigue siendo la de siempre, la que le corresponde, yo percibo todo de diferente manera.¿Dónde está la realidad entonces?¿Qué es más importante lo que veo o cómo lo veo?¿De qué me sirve lo objetivo si lo que siento siempre ha de ser subjetivo?En cada momento, en cada situación percibo lo mismo de distinta manera.Estoy hablando del presente.No estoy imaginando ni soñando.Sé positivamente que hoy es lunes y que ahora está terminando el día.Para mí no es así.No importa lo que diga el calendario.Cuando hablamos de los recuerdos se nos hace más fácil comprender que los transformamos, que los adaptamos basándonos no en hechos reales sino en sensaciones.Nadie recuerda igual un mismo hecho.Yo defiendo que con el presente, con lo cotidiano hacemos lo mismo.La percepción de la realidad es un concepto vacío al que hace falta llenarlo de contenido.Ese contenido se lo dan nuestros ojos internos, no los globos oculares que cumplen las órdenes del cerebro.Cuando vemos una fotografía sucede algo parecido.No importa ni la hora del día ni el día de la semana en que fue tomada. Cada uno hacemos una interpretación de lo que vemos que escapa casi siempre, no sólo de lo que el fotógrafo quiso retratar sino del mismo motivo que la imagen nos muestra.Nuestro estado de ánimo, el lugar en que nos encontremos,nuestras referencias serán las que nos hagan percibir algo en lo que vemos.
Como el día estaba lluvioso he bajado al garaje con mi hija pequeña para arreglar una bicicleta.No era lo que yo había imaginado para un día como hoy.Lleno de pereza he aceptado con resignación llenarme las manos de grasa.La bicicleta ha tenido que esperar y por arte de magia la mañana se ha transformado en algo inesperado.El garaje estaba lleno de cajas, y las cajas de ropas, libros y juguetes antiguos.Viendo cómo mi hija sacaba de su encierro todo aquel pasado, cómo recordábamos los cuentos leidos hace años,cómo desempolvábamos juguetes hasta entonces olvidados ,he pasado los mejores momentos de este largo fin de semana.Casi siempre la vida nos sorprende.No importa lo que planifiquemos.Casi nada resulta ser lo que creíamos.El gruñón que apático comenzaba la mañana se ha convertido encerrado en un vulgar garaje, en el risueño padre que alegre contemplaba el pasado revisitado de las manos de su hija.El azar moldea nuestros días.A la vuelta de cualquier esquina surge siempre lo inesperado.Aunque la vida está hecha de rutinas no estamos nunca seguros de que vuelvan a repetirse.
Seguía lloviendo y hemos vuelto a casa pensando ya en una reconfortante comida.Después ya se vería.Tal vez una película o una partida a algún juego interminable.Llegar a casa y no sentir nada es prueba de que algo anda mal.La llave en la cerradura nos debe abrir el paso a la única patria razonable:nuestra casa.Hoy así ha sido, pero la sorpresa nos ha dejado boquiabiertos.Toda la casa estaba inundada.No exagero, el agua se extendía por todas partes.Mi pequeña Venecia.El alma se me ha caido a los pies.Mi hija, presa de terror ha corrido en busca de su pequeño hamster.Cuando ha visto que estaba sano y salvo haciendo gimnasia en su noria, ha transformado su terror en entusiasmo y alegría, como imagino que sólo los niños pueden hacerlo.Ansiosa me ha preguntado:¿puedo pasar yo la fregona?Manos a la obra, toallas por el suelo, cubos, trapos y el entusiasmo en su cara.Un par de horas después Venecia se iba secando.Con la situación ya controlada, hemos hecho un descanso.Teníamos hambre y hemos decidido salir a comer a un restaurante.Nos lo merecíamos.Más tarde ya continuaríamos con las labores de limpieza.De forma inesperada nos hemos visto todos allí sentados.Comiendo juntos e imaginando lo que podría haber pasado.No había pesar sino alegría.Casi todo resulta mejor de lo que uno piensa.
La persistente lluvia, hoy ha sido un día pasado por agua,nos ha obligado a regresar a casa y retomar las labores abandonadas.No sólo hemos secado y limpiado toda la casa sino que, ya puestos, hemos aprovechado para ordenar y tirar un sinfín de cosas.Al caer la tarde era imposible imaginar que aquel lugar había estado a punto de hundirse unas horas antes.Cuando iba a sentarme en mi sofá rojo y disfrutar de un té caliente y de cotemplar satisfecho la obra realizada.Ella, otra vez ella, me ha recordado la bicicleta.Aún no la habíamos arreglado.Hemos llevado primero a la basura todo lo que por la tarde habíamos recolectado.Llovía, y ella se ha empeñado en taparme con el paraguas.Tres golpes en la cabeza y una varilla en el ojo.Su risa ha podido con mi enfado.Otra vez el garaje,la grasa, la rueda que se empeña atascada y ella mientras tanto jugando al balón o montada en patinete.Cuando he terminado me ha preguntado: ¿ya está?.La desilusión pintada en su cara.¿Podemos arreglar otra cosa?
Miro por la ventana y la lluvia continúa.Ya es tarde.Estoy sólo.Todo el mundo duerme.Voy a contar un secreto: a pesar de la lluvia,de la inundación, de la grasa, la basura y de la varilla en el ojo ha sido sin duda el mejor día de este largo fin de semana.
Qué ligera, cantarina –como gotas de agua– y hermosa entrada has escrito, vecino. Es un alivio leerla, casi como un suave día de primavera, perdido en medio del invierno.
Esa era la intención.Gracias.
¡Deliciosa historia! ¡Me imagino lo feliz y privilegiada que se sintió ¿Sara? de tenerte todo el día a su disposición! Eso no es muy común y cuando les regalamos esos momentos a los chicos, ellos disfrutan por 10 lo que nosotros nos divertimos con ellos. 😀
Sin embargo me queda una duda: ¿cómo se inunda una casa en Europa? Ese tipo de acontecimientos son completamente comunes donde yo vivo y ocurren por 2 motivos:
Porque vives en un tugurio cerca, demasiado cerca, de un río, viene un huracán o tormenta tropical, el río crece y se mete en tu casa hasta alturas que nadie podría creer si no lo viera con sus propios ojos. Adiós muebles, papeles, neveras y hasta carros a veces que salen flotando calles abajo. La gente tiene que encaramarse en los techos para salvar el pellejo. Bueno, esto no pasa todos los años a ese nivel, pero todos los años se inundan las casas cercanas al río (NUNCA entenderé por qué la gente se empeña en levantar sus casas a la orilla de los ríos y en las faldas de los volcanes), al igual que la mitad de las calles de la Capital, digamos moderadamente, hasta la mitad de la pantorrilla… Y mínimo una vez cada dos años, uno se ve en la necesidad de cruzar una calle con los zapatos en la mano.
La otra forma, bastante común, ocurre de esta manera: hay problemas de escasez de agua en la ciudad. El agua está, por ende, racionada. Hay casas y condominios de clase media y hasta alta donde no hay agua 24/7. Entonces, se abre la cisterna común de un edificio, digamos que 3 veces al día, para ahorrar agua. (En los barrios de clase media baja y baja, el agua llega 2 o 3 veces a la semana y en tiempos de crisis, 2 o 3 veces al mes. Sí ¡en serio!) Entonces, tú tienes que salir y la casa se queda sola, en ese momento no hay agua porque está cerrada la cisterna. Te vas tranquilamente. En tu ausencia, llega el agua y una llave se quedó abierta con el tapón puesto… cuando regresas, es como en los dibujos animados, abres la puerta y PLAFFFF! Un río te recibe, tal como tú lo describes; tu propia Venecia…. Me pasó muchísimas veces antes de que instaláramos un depósito en el techo del edificio… Mi mayor terror era que se mojaban los cables eléctricos de la comuputadora y siempre estaba segura de que moriría electrocutada al menor descuido….
Sin embargo, me imagino que no fue eso lo que a ti te ocurrió… esas cosas no pasan en los países desarrollados, ¿verdad?
Cómo me gustaría poder contar algo sofisticado.Cómo disfrutaría hablando de bravos oleajes y lluvias torrenciales.Cuánto cuesta ser sincero a veces. Estas vez lo seré. La Venecia de mi casa surgió de una ridícula avería en la tubería del lavavajillas.Se desprendió y el agua manó libremente por la casa.Nada poético ni literario ni trágico, ya ves.
¡ja ja ja! «Las lluvias son siempre más torrenciales en el cielo del vecino» dice el refrán… creo que es así ¿verdad vecino?.
Las mujeres de mi isla se desrizan todas el pelo. Las extranjeras nos hacemos una permanente para rizarlo. Quienes tienen demasiada aventura (para su gusto) quieren algo de paz; quienes tienen demasiada paz (para su gusto) quieren aventura… en fin.
Algunas personas actuan con gran determinación para satisfacer sus propios, únicos y exactos parámetros –individualísimos y sagrados– respecto a cuánto «caos» es el adecuado en su vida, en su casa, en su mesa, en su pelo. Otras, tienden suavemente a encontrar el nivel óptimo. Otras, al menos lo añoran.
Es todo un rollo, como dicen en tu país, al menos en la Capital. 😉
Sí que es un rollo eso de pensar que lo que tienen otros es siempre mejor.Lo mismo da que sea el pelo, el clima,el paisaje o la comida.Ese constante sentir que es mejor aquello que no se tiene, impide centrarse en uno mismo y conformarse con su pelo.
Jusi, coincido con Karen, que hermosa entrada nos has regalado. Pase solo a saludarte sin muchas ganas de leer pero querìa decir, acà estoy. Y me detuve en esta, me encantó, me gusta la simplicidad de lo maravilloso, me gusta la risa de los que amamos, el llanto cuando nos alivia, la vida…
En cuanto al pelo. siiiiiiiiii siempre lo estoy cambiando jeje, ¡Mujeres!!…
Un abrazo para ti y otro màs grande para, sin duda, tu maravillosa hija. 🙂
Gracias, Patricia.Buscar lo simple no es nada sencillo.
Salud
Pero mientras lo buscas Jusi, si te silencias, pero realmente silenciar esta mente que no nos deja en paz, vas encontrando miles de senderos que te llevan a ella y mientras los caminas ya es una dicha. Creemè.
(mientras te escribo estoy con una copa con un delicioso carmenére Casillero del Diablo) asì que vale el ¡¡Salud!! 😉
Disfrútala ,pues, en silencio.A ver por qué senderos te lleva.