Se acerca el fin del verano, al menos para mí.Quedan atrás días que no volverán.Mucho se habla de utilizar este tiempo para desconectar, para descansar y, cómo suele decirse, para cargar las pilas y así enfrentarse con renovadas fuerzas a la rutina de las tres cuartas partes del año.Yo he cargado las pilas pero me las he debido dejar olvidadas.Me invade una infinita pereza.
Me gustaría ser un niño en momentos como éste.Son los únicos capaces de disfrutar de la vida a cada instante. No importa lo que les depare el mañana. Viven anclados en el hoy, en el aquí y ahora. Estas fotografías pretenden ser ser aquís y ahoras.Como, en realidad, ya no soy un niño, las veo y no puedo evitar ir más allá de los colores, de las luces y de las sombras.Soy un tramposo.Los niños no necesitan hacer ni ver fotografías.
PD: Thanks K.
Querido J,
Me da mucha ternura ese niño, sobre todo porque me identifico con él. Me da un poco de pena tu pereza, sobre todo porque yo estoy en el proceso inverso.
Quizás alguna canción de León Gieco ayude:
Si otro árbol desnudó, el verano muere
Si nadie exige al viento, esta nube aquí paró.
Si un año más pasó, la vida es más corta
Si no sacudes al tiempo, ni un intento queda en vos.
Ese niño sobrevivirá como siempre lo hizo.Vendrá el otoño y fotografiará los tonos ocres y la ramas desnudas.Llegará otra vez el verano y acabará y el niño se volverá a quejar.No pasará nada grave.
Tendré que vivir en dos continentes para pasar de verano a verano y entonces quejarme de que nunca llega el otoño.
Gracias por la canción.
Creo que este ha sido el día más ajetreado de toda mi vida y vine a dar un paseo por tu aquí buscando un poco de la serenidad de tus ahoras. Ya había visto esta entrada anoche, asíq que sabía lo que buscaba. Me imagino que no es a mí a quien agradeces en ella, por el contrario, yo soy quien te agradece a ti por este remanso que aunque breve, contiene suficiente sosiego para los días terribles que aún me faltan por atravesar. Mi favorita indiscutible (no tengo la menor idea de por qué) es la 14. ¿Piensas mudarte a África próximamente? Gracias por tus jirones de espacio y de tiempo. Supongo que por esa razón deberé también agradecerle a K, aunque no sepa por qué.
Preciosas imagenes!!!!
Lo bueno de los niños es exactamente eso que no ven más alla, que disfrutan de lo que ven sin preguntarse porqué o de donde viene tanta belleza…
PD: la foto del banco iluminado es increible y la del cielo rojo no se queda atras 🙂
Me niego a creer que abandonamos del todo nuestra parte de niños, y como bien dices los niños no necesitan fotos. Pero el hecho de que seas consciente de revela que por algún rincón más o menos escondido hay algo de niño en ti
Los días que se van dan lugar a otros que llegan, ¡¡la de cosas que nos tendrá deparadas el destino en la estación venidera!! Ánimo y fuera perezas que el otoño huele muy bien
Kit,
Me doy por más que satisfecho si las fotos han conseguido provocar un pequeño remanso de serenidad tras un día tan agitado.
No sería mal destino el de África.Es curioso pues la fotografía que imagino que te ha recordado a ese continente está cerca de un camino al que siempre he llamado el camino de Kenia.
De nada.
Fire,
Esa capacidad de los niños se pierde, siempre se pierde y es la causa de que tantas veces perdamos el tiempo en vez de disfrutarlo.
Gracias por tus palabras sobre las fotografías.
Lantia,
En primer lugar bienvenida al blog y gracias por tu comentario.
Imagino que algo de verdad hay en eso de que siempre conservamos algo de los niños que fuimos.Lo que yo lamento es la necesidad de los adultos de recordar, rememorar el pasado y de pensar en el futuro.Con eso no hacemos más que olvidarnos del aquí y del ahora.
Voy a asomar la cabeza por la ventana para ver si percibo ese otoño que dices que huele tan bien.
Lo de Africa fue por tu idea de tener que vivir en dos continentes para tener siempre verano a tu alrededor. Australia o Sudamerica producirían el mismo efecto. La foto roja (impresionante), ahora que lo mencionas, efectivamente me hizo pensar en una escena de una película que vi hace mucho tiempo, sobre una escritora danesa que se va a vivir a Africa. Creo que el papel lo hacía Meryl Streep, no soy muy buena recordando nombres, pero sí recuerdo un cielo rojo, creo que al inicio o al final de la película… fue hace demasiado tiempo atrás. Quizá por eso pregunté por Africa y no Australia o Sudamérica. ¿Siempre has llamado así a ese camino? Es curioso, como dices.
El retoño de la naturaleza, el niño pletórico de alegría, contento por el final del verano, contento por el principio del otoño, contento por poder ser y correr como el niño que es, sin perezas ni conexiones, yendo y viniendo, jugando, de camino, a ser niño.
Buen encuadre.
Kit,
No había caido en la cuenta en la escena de la película.Tienes razón. Puede recordar.Sí, la actriz era Meryl Streep. Yo también la vi hace mucho tiempo.Bauticé Kenia al camino la primera vez que lo recorrí hace unos 10 años.Lo recuerdo bien, iba con un amigo francés al que yo, en broma, llamaba Monsieur.
Eduard,
Así es , tú lo has dicho. Ese es el niño del que hablaba y al que todos tenemos que renunciar.Una pena ¿no?
Sobre todo SIN perezas… no veo por qué hay que «renunciar» a él, ni creo que tú lo creas tampoco.
Esta mañana como a las 7 AM, me senté en el sillón negro de oficina que me da dolor de espalda, ya que pensaba sólo tomarme un café, revisar el correo y esas cosas, todavía me quedan 2 talleres, van… bueno, no te digo cuantos van para que no te de un ataque abúlico de último minuto. Por error caí en tu blog de nuevo, de lo cual me alegré en el fondo, porque me dio la oportunidad de disponerme a ver las fotos otra vez antes de salir corriendo como todos estos días. Puse la presentación en mi flamante pantalla de 20″ en modo full screen> y las fui pasando, como corresponde, lentamente, una a una. El café me supo a gloria, por cierto, hasta que llegué, en la segunda vuelta, a la foto 7. No sé si sonó el teléfono o qué en ese inoportuno instante o alguna otra infaltable interrupción y la foto se quedó ahí, mientras mi atención volaba en otro rumbo. Cuando regresó, como 5 minutos más tarde, y se enfocó nuevamente en la foto, pegué tal brinco que casi casi se me derrama el café encima. Fue en ese momento que me acababa de dar cuenta de que no era una cortina como había pensado las 4 o 5 veces anteriores en que había pasado por ella. Era una acuarela. Ahí estaba frente a mí, en todo su esplendor, velando apenas los suaves trazos a lápiz sobre el papel de grano medio. La miré y la miré como si nunca la hubiera visto. Y pensé «no puede ser, no puede ser, esto es lo único que me faltaba, no puede ser…» pero sí, era una acuarela. Una bellísima y vibrante acuarela, llena de vida, en cada trazo, en cada pincelada transparente, en cada pequeña ola repleta de color… Me había dejado engañar por las sombras que la ocultaban, tratando de desentrañar la identidad del hombre sin cabeza y no había visto lo que tenía enfrente de mi nariz.
Dime que no fuiste tú quien la pintó, por favor…
Me alegra haber formado parte de tú desayuno de café con fotos.
Tengo la tentación de decir que fui yo quien pintó la acuarela.Así podría saber qué es lo que produjo tamaña conmoción.Seré sincero, no fui yo. Mis habilidades con el pincel en la mano no superan las de un niño de primaria.
Uff, qué alivio…. ahora recuerdo que ya lo habías mencionado alguna vez con palabras parecidas… ¿quién fue?
Mmm…. ¡10 años! Es tiempo suficiente como para llamarle «siempre». En realidad, hasta un segundo lo podemos convertir en una eternidad, en un «siempre», por la misma magia, aunque inversa, de la que hablaba Gardel; ya sabes, «veinte años no es nada», y esas cosas. 🙂
M,
Sí, lo mencioné y es totalmente cierto. La autora es una pintora aficionada absolutamente desconocida.
Kit,
Es siempre al menos para mí. Ese camino comenzó a existir cuando lo recorrí por primera vez.¿Quién sabe si estaría ahí antes de conocerlo?
¿Desconocida para quién?
Para todos, yo incluído.
Ah.
Es muy buena.
Los niños no necesitan hacer ni ver fotografías porque ya llevan la cámara incorporada, un cámara especial que registra, además de imágenes, olores, colores, movimientos, sensaciones… La cámara caduca pero lo registrado se mantiene.
No saben de técnica, ni falta que les hace como no saben sobre el dolor, el sufrimiento o el gozo o la maldad o la felicidad y, sin embargo lo viven. Después la vida se lo va aclarando. De mayor deciden que fueron felices. o no, en la infancia. Por eso quizá no conoces a niños que hacen fotógrafos y yo no conozco a ninguno que diga de sí que se siente feliz.
La clave imagino que está en su capacidad de vivir constantemente en el presente.Un minuto dura un minuto y toda su vida está concentrada en ese momento.
Los adultos ahora pensamos en mañana y mañana pensaremos en ayer.Añorar, recordar,imaginar, planear es nuestra respuesta a no aceptar el presente.
Los niños viven en directo y los adultos, en su mayoría, lo hacen en diferido.
Lo del directo y el diferido si non e vero e ben trovato. Lo que pasa es que quizá haya varias claves; hablas de su capacidad de vivir en el presente; ¿otra clave podría ser que tal capacidad no es tal sino una limitación adaptativa? en el sentido de que no hay niño feliz o infeliz si no hay adulto pensante. Ese presente del pasado existe porque ha habido un futuro.
Por cierto, me cuesta creer de ti que vives en diferido.
Me imagino que las gracias son por el Slideshare… Yo también se las doy por permitirme disfrutar de tus fotos en gran tamaño. La diferencia es notable. Llego un poco tarde y me parece que todo lo que pueda decirse y publicarse está dicho y publicado. Me gusta lo clásico: me quedo con el arcoiris sin banco. Siempre he pensado que son de buen agüero y en tu imagen, efectivamente, parece ser un portal de la sombra hacia la luz y la lluvia.
Bueno macho, si quieres te dejo un par de días a Bruno y a Darío a ver cuántas veces por minuto te preguntan que cuántos días faltan para empezar el cole y cuántas te dicen que qué rollo y que es injusto y que no quieren hacer los deberes y que… a ver si te parece que a los dulces y cándidos niñitos no les pasa como a tí y como a mí y como al vecino de enfrente… (pero si hasta los psiquiatras se han inventado un sindrome postvacacional para vender más anfetaminas estos meses… Vaya, si contigo no iba a hablar de psiquiatras… borra esto)
¡¡¡Estamos de vuelta!!! ¿nos vemos en el jardín?
Por cierto, las fotos son una pasada. No me extraña que eches de menos ese sitio.
Violeta,
Directo y diferido son, evidentemente, un juego de palabras.Creo, sin embargo, que expresan bien lo que quiero decir.Yo no pienso que los niños tengan un especial mérito en hacer lo que hacen o en vivir como viven. Lo que sí me parece indudable, es que la responsabilidad de la vida adulta anula, en mayor o menor medida, la capacidad de vivir el momento presente.Cuando el presente se nos hace irrespirable o simplemente dificultoso, usamos los recuerdos como bálsamo, pasamos el tiempo imaginando lo que pudo ser y no fue o ponemos nuestra esperanza en lo que podría ser aunque nunca lo llegue a ser.
Karen,
Sí, las gracias son por slideshare y tus sabios consejos. Esta entrada ha sido el primer resultado.
El arco iris del que hablas es, claro que sí, la representación de la luz que surge de las tinieblas.
Otra cosa ¿qué crees que tendría que pasar para que las otras tres cuartas partes del año no fuesen un antro de rutina?
Iñaki,
No te tomes todo al pie de la letra. Sé que me has entendido.Un adulto está condicionado para perder bastante de su tiempo en lamentar lo que ya ha pasado y en imaginar lo que será.Los niños, a pesar de la vuelta al cole, saben, aunque no sea por méritos propios,disfrutar del ahora mucho mejor que los mayores.
¿Cuántos días antes de acabar las vacaciones estabas ya lamentando que se terminaban?
Nos vemos en el jardín y gracías por tus palabras sobre las fotos.
Respondo a tu última pregunta: La rutina no es mala en sí misma.El problema son las obligaciones.Si ellas son fruto de mi compromiso no suele haber problema alguno, si siento que la obligación me viene impuesta, la cosa pierde toda la gracia.Cuanto más cerca vivamos de nuestros compromisos más lejos estamos de las obligaciones impuestas.Esta cercanía esta al alcance de muy pocos afortunados.
No, no y no.
Si me quieres contar el cuento de Peter Pan, pues bueno. Pero no es verdad que los niños sean así. La capacidad de vivir el aquí y ahora no depende de la edad si no del estado de ánimo y viceversa. Cuanto más capaz de estar aquí y ahora mejor es tu estado de ánimo y cuanto mejor es tu estado de ánimo, más capaz eres de disfrutar el tiempo presente. Tanto por un aspecto como por el otro (estado de ánimo y estar aquí y ahora) se puede romper el círculo vicioso en un sentido o en otro y entrarás por un lado en una espiral descendente que te lleve a un estado vegetal o peor o, por otro a ser libre de lo que fué y así poder disfrutar de lo que es y será. Hay algunos trucos para ello.
Pero insisto, esto no es cosa de la edad. Se le atribuye a la infancia un montón de tópicos como la inocencia, la ternura, la felicidad… pero yo he conocido niños con mala hostia, niños tristes, niños zombies… y lo mismo hay vejetes que a pesar de que les queden dos días se comen el mundo.
Insisto, un adulto puede ser «feliz como un niño» y un niño puede ser un «hombre del traje gris».
En lo único que te doy la razón es en que un niño, a diferencia de un adulto, ha estado menos expuesto a la «educación» y así su estado de ánimo y capacidad de disfrutar el aquí y ahora se ven menos damnificados. Pero esto es sólo comparable entre un niño y él mismo de adulto y no entre diferentes indivíduos.
He dicho. Me voy al jardín.
Nada más lejos de mi intención que hablar de Peter Pan y de los tópicos sobre los niños inocentes y felices que, por otra parte,detesto.(No los niños sino los tópicos.)Los niños son niños pero es un hecho que, en general tienen una capacidad mucho mayor que los adultos para adaptarse al momento presente.La capacidad de jugar es una buena prueba de ello.Los juegos son siempre en presente. Los adultos suelen jugar para alterar su presente.
Yo también conozco niños trsites y viejos alegres.Eso no deshace lo que yo trato de decir.
Bueno, pues estamos de acuerdo en algo
¿qué tal la re-entrada?
Un abrazo
Iñaki, me ha interesado muchísimo leer tu entrada del día 6.
Jusamawi, «los adultos suelen jugar para alterar su presente». Creo que es cierto pero incompleto: los niños también lo hacen. si no algunos se morirían de asco… o de angustia y ansiedad. Pregúntales a los maras.
Otro abrazo para ti Iñaki.La rentrée ha sido cómo suele ser: demasiado repentina.Se echa en falta un proceso más gradual en el paso de la inacción a la acción.
Todo se andará, espero,
Violeta,
Todos tenéis razón.Yo también. La parte que yo quería destacar es la evidente diferencia, en general, entre niños y adultos para disfrutar del aquí y del ahora dejando de lado lo que ocurrió ayer y lo que pasará mañana.
Por supuesto que hay niños que se mueren de asco. También los hay simpáticos, idiotas e incluso gilipollas. A pesar de ello sigo pensando que necesitan menos,en general, del recuerdo y la esperanza para sobrevivir.
Salud
Hola estuve visitando tu web y me parece muy excelente me gustaria contar con tu web en mi directorio, se que para mis visitas les sera de mucho interes
si deseas escribirme no lo dudes.
Un beso.
Exitos.
Hola Tatiana,
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Salud
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