Veintisiete letras

Escribir es ponerse a ello. Yo, últimamente estoy seco. La pereza siempre acompaña a la sequía. Quiero pero no puedo.Tal vez no puedo porque no quiero. No es por falta de temas. Mi cabeza siempre bulle de actividad y me suele costar mucho detenerla. Los temas, las ideas llegan pero se van sin que pueda atraparlas. En estos días, cuando estoy tranquilo, el cuerpo me pide no hacer nada, no hablar, no pensar, callar.

Escoger un tema sobre el que escribir no es como elegir unos zapatos en una tienda. Si existiera un almacén de ideas no serviría de nada. Uno no se lleva una brillante idea en una caja y luego, en casa, la desenvuelve y la plasma negro sobre blanco.

No busco inspiración. Hablo de decisión y de ganas. Hay veces en que es suficiente teclear dos palabras, las que sean, y las demás les siguen como corderos, parece que vienen solas. Todo fluye. Entonces es cuando escribimos fuera del tiempo y sólo el sonido de las teclas o el rasgar del lápiz sobre el papel ocupan todo nuestro  universo. Cuando noto que tras un párrafo me quedo inmóvil, que leo y releo lo que ya he escrito, entonces, sé que es inútil seguir. Si lo hago ya no seré yo quien escriba. No merecerá la pena. Eso es artificio.

No negaré que hay ocasiones en las que un tema me parece interesante, abro mi cuaderno y lo anoto. Más tarde, cuando encuentro el tiempo, me pongo a escribir sobre él. Casi nunca funciona. Escribir es ponerse a ello en el momento oportuno. No vale de nada retrasarlo. A mí no me funciona anotar ideas, hacer esquemas y borradores. Casi todo lo que escribo no es premeditado, tampoco lo llamaría improvisado pero se acerca más a esto último. No quiero caer en la tentación de hablar de musas y de inspiración. No creo en ellas en absoluto. Como casi todas las creencias no son más que una imagen poética de algo mucho más mundano. Uno escribe lo que es, incluso si plagia no puede evitar dejar algo de sí mismo en la copia.

El tema que más interesa a todo aquel que escribe es uno mismo. Somos la medida del universo. La intención final de todo lo que hacemos es explicarnos a nosotros mismos. No quiere decir esto que tengamos que escribir expresamente sobre nuestra persona. Los escritores, malos o buenos, son irremediablemente egocéntricos. Ven el mundo, tratan de describirlo pero lo hacen de la manera menos científica posible. Si no lo hicieran así sería mejor dedicarse a las matemáticas y seguir devotamente el método científico. La literatura objetiva es una falacia, una contradicción. Incluso el periodismo, que dicen debería tratar los asuntos objetivamente, peca casi siempre de lo contrario, haya o no oscuras razones entre bambalinas.

Cuando escribo las palabras forman un todo. Siento que la expresión de ideas, la explicación de conceptos o el mero ejercicio de colocar palabras juntas me libera. Me quito, literalmente, un peso de encima. De la misma manera que el que practica deporte se relaja a través del cansancio dulce tras el ejercicio, yo libero mi mente de palabras que hasta entonces parecían vivir ocupando lugares ignotos de mi cerebro.

Escribir es ponerse a ello en el momento oportuno y hablar de lo único que sabemos hablar: de nosotros mismos.

Yo no sé escribir para los demás. Yo soy cuando escribo mi interlocutor y mi futuro lector. Es grato ver las palabras, que minutos antes bullían en la cabeza a la velocidad de la luz, ahora detenidas, ordenadas por puntos y comas, formando un conjunto bello como un cuadro. Contemplar una hoja llena de palabras, tener entre las manos un papel que suena diferente ahora que está lleno basta para encontrar satisfacción tras el esfuerzo.

La vanidad viene después. Que a uno le lean, que uno provoque reacciones, que guste lo que ha escrito es casi siempre halagador. Es ridículo negarlo. Incluso el poeta enamorado que declara su amor a través de las palabras más bellas necesita primero expresarse a sí mismo, vaciarse. Si luego su amada lee las palabras que ella inspiró y provocó, el poeta obtendrá doble premio pero no el único. Escribir llega a ser algo irremediable. La experiencia de la escritura es completa en sí misma. Lo demás es adyacente.

La escritura es un círculo. Los círculos son cerrados. Las palabras que lo dibujan no forman una barrera compacta. Las palabras se entrecruzan, se enlazan con otros círculos. Tienen un inmenso poder: la comunicación. La magia de la comunicación es que se da entre elegidos. Así, al menos, sentimos a aquellos que parecen habernos comprendido.

A Newton le cayó una manzana encima. Vio la luz. Comprendió lo complejo a través de lo simple. El que escribe, ve en la palabra flor, en la palabra mesa mucho más que cuatro letras.

Escribir es precisamente eso, atrapar lo difícil gracias lo simple. Uno y el universo encerrados en veintisiete letras.

14 comentarios

  1. Cierto. Muy cierto.

    Hace algunos años veía en la televisión nacional algunas entrevistas a artistas que habían recibido una beca por parte del gobierno. Uno de ellos dijo algo profundo aunque simple:

    «No espero a estar inspirado para ponerme a pintar, porque en ese caso no haría una sola obra.»

    Saludos.

  2. Me gustan las palabras que has compuesto con esas 27 letras. Me gustan todas en general, el conjunto, y me gustan muchísimo algunas en particular, se oyen bien en tu voz.

    Hace unos días me preguntaba qué fue de tu amigo/a GP… no he vuelto a verlo/a por aquí.

  3. Dices que estás seco. Pues he leído la entrada y no me lo parece. En absoluto. A mí me ha gustado el ritmo, primero cansancio, después esfuerzo y por fin, la retroalimentación puesta en funcionamiento. El resultado ha sido revelador de tu valía. Sueles ser tan brillante y estimulante habitualmente que atisbar algo de fragilidad te hace más. como siempre, mis respetos.

  4. Me quedé pensando en tu post. Así que regreso con algo que humedezca (espero) un poco tanta «resequedad». Ví este video hace un tiempo y no sé qué exactamente de tu post me lo evoca. Quizá la alusión al poeta enamorado, quizá la última y hermosa frase…. El video es un poco trágico, pero estoy segura de que eso no será un problema para ti.

  5. Qué bonita entrada.
    Me ha encantado leerla. Es de esas veces que comienzas a leer algo y te lleva, te lleva hasta el final y encima el final es un final que cuando lo lees, dices «chapó».
    Un saludo.

  6. Edgar,
    La sensación de inspiración no es anterior a la obra.No nos sentimos de repente llamados a hacer.Sí sucede a veces que después de hacer algo, nos damos cuenta de que todo ha ido fluido.

    Kit,
    27 gracias.Siempre es alentador ver que lo que uno hace gusta.
    De GP no te puedo dar pista alguna. Se lo/la ha tragado la tierra.
    El vídeo me ha encantado.No lo conocía. Es bueno y esperanzador saber que hay gente por todas partes haciendo cosas tan interesantes como ésta.

    Violeta,
    Te engañaría si te dijera que no me halagan tus palabras.Me reconforta que hayas visto tantas cosas en estas líneas.
    Gracias a ti.

    Cris,
    Suena redundante pero lo primero que me sale es agradecerte lo que dices.Empecé a escribir la entrada sin saber muy bien a dónde me llevaría.Ahora veo el chapó que me ofreces.¿Qué más puedo pedir?

  7. Cuando pintas un cuadro, quizás a resultas de unos minutos tocado por la inspiración, la adrenalina por los techos, la energía en hemorragia, el tiempo de espaldas, son momentos sublimes cargados de sensaciones mentales eléctricas.
    La cruda realidad llega cuando el cuadro no te despierta la primera vibración, entonces debes resolver a conciencia, con método y trabajo duro.
    Escribo del mismo modo, pongo todo el corazón para después reducirlo con técnica y repaso.
    Bueno el texto; por cierto.
    Abrazo de J.L.Hooker

  8. No me convence nada eso de no escribir cuando uno no tiene ganas y sólo escribir cuando lo invade «la inspiración».

    Hay una pieza de Les Luthiers que decía algo así:

    «Cuando JS Mastropiero componía por encargo sólo conseguía componer obras mediocres, sin embargo cuando daba rienda suelta a su inspiración… no lo lograba componer ni una sola nota»

    Las musas deben encontrarte trabajando.

    También está el recurso que has usado en esta entrada. Escribir sobre la propia escritura. Una entrada del blog sobre el blog. La metaescritura.

  9. eduard,
    Lo que hace que uno siga creando, sea lo que sea, son esos momentos que tú describes con adrenalina, energía y sin tiempo.
    Gracias

    elquebusca,
    Mastropiero describe lo que imagino sucede la mayoría de las veces.Aun y todo, algo hay que nos hace seguir haciendo cosas a pesar de que sean mediocres.
    El resultado casi siempre lo desconocemos, el proceso no.

  10. Coincido con Violeta parece mentira que estes seco visto lo visto. Este post emana inspiracón y decisión.

    No me considero escritora ni mucho menos jajaja ojalá, pero entiendo perfectamente a lo que te refieres. Las mejores ideas que he tenido en mi vida no han durado lo suficiente en mi cabeza para poder escribirlas por lo menos en una hoja de papel, parecía como si alguien me las quisiera robar en ese mismo instante, es frustrante pero una se va acostumbrando jejeje.
    En lo del egocéntrismo de los escritores, de los verdaderos escritores, no de los aspirantes como yo 😦 coincido. Estoy en la fase esponja en la que leo como una loca, será por el tiempo libre, y me estoy dando cuenta que aunque lo intenten disimular , todos absolutamente todos los autores que me gustan son egocéntricos hasta morir y no se si eso me encanta o me cabrea jajaja.

    Ah por cierto, aunque no viene a cuento me gustaría decir que «El mundo» de Juan José Millás es de momento el libro del verano para mi, tremendo os lo recomiendo sui aún no lo habeis leido.

    Saludos

    PD: seguiré alimentando su vanidad con mucho gusto 🙂

  11. En el libro «Mafalda, Mastropiero y otros gremios paralelos» Samper, haciendo alusión al increible Gabriel García Márquez dice: …»En la gloria de la literatura, como en la gloria celestial, muchos son los llamados y pocos son los escogidos…»
    Por lo poco que leído, puedo inferir que determinadamente estás en el reino de los escogidos. Leer tus entradas me emociona de forma diferente cada vez, pero siempre con el mismo retrogusto.
    Espero amigo, seguir disfrutando.
    Un abrazo.

  12. fire,
    Gracias por lo bueno que me dices.La fase esponja debería durar siempre.Echaré un vistazo al libro de Millás.

    María eugenia,
    Cuando uno escribe algo no puede esperar mejor respuesta que la que me das.Te lo agradezco.

  13. Dos de mis pasiones son la música y la lectura…es fascinante analizar como el genio-creador pueda producir y transmitir un mundo de sensaciones, sonidos e imágenes con tan solo 5 notas y 27 letras respectivamente.

    Me atrapó el desarrollo del post!.

  14. Hola mx,
    Gracias por tu visita y comentario.Me gusta haberte atrapado. Creo que es lo mejor que se puede decir de un texto o de una música.Por eso te lo agradezco.

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