Bicho raro

Juro que no soy un esnob. Desde que tengo memoria siempre he llevado fama de bicho raro, pero no demasiado. Nací zurdo. Eso creo que no lo pude evitar. En mis primeros años de colegio, una pérfida monja me ataba la siniestra a la espalda y su único argumento era que tenía que ser como todo el mundo. Me rebelé y vencí. Otra monja, ésta, cuyo nombre todavía recuerdo, Sor  María Adelia, me liberó de la atadura y desde entonces parece que he seguido siempre el lado siniestro.

Una vez aceptado nuestro destino, cualquier cosa que nos hace especiales o diferentes acaba por gustarnos. Yo no proclamaba a los cuatro vientos mi condición de zurdo pero me gustaba saber que sólo un pequeño porcentaje del planeta compartía conmigo esta particularidad.

En una época en que lo propio era vestir con franelas y telas semejantes yo levanté mi voz y exigí para mí el derecho de  usar el algodón. Mi madre desesperada, trataba de hacerme lucir pantalones de Príncipe de Gales y chaquetas de lana. Cuando yo, desde la cama, veía como ella me colocaba, en la silla, la ropa para el día siguiente  sentía que la sangre me hervía en las venas. La impotencia de un niño ante los designios maternos la conocí muy bien. Como respuesta a su menosprecio de mis quejas siempre me ponía otro pantalón de algodón por debajo. Ella nunca lo supo. No era una rabieta ni ganas de llamar la atención. Las grandes revoluciones tienen orígenes muy simples. Las ropas que me hacían usar me picaban. Ese era mi argumento y nadie me creía. Ya desde entonces empecé a oír la cantinela que se haría constante en mi vida: ¿por qué tienes que ser tan raro?

Si la tragedia de las telas picosas la pude superar con artimañas y resistencia pasiva, el problema de mi alimentación supuso otro terrible obstáculo en mi camino hacia la felicidad. Los inviernos infantiles tenían para mi una cruz: por las noches en mi casa se cenaba sopa. Como todo niño, yo dije con absoluta sinceridad y honestidad algo tan sencillo como no me gusta. Nueva bajada a los infiernos, nadie me creyó. Fui tratado como un niño voluble y caprichoso. Si no quieres taza, pues taza y media. Todavía es una pesadilla para mí recordar el esfuerzo que hacía para tragar aquel líquido infernal. Si los traumas infantiles existen yo soy la prueba viviente. No he vuelto a probar la sopa desde entonces. No creo que ni Fidel Castro entrando triunfante en la Habana liberada sintiese mayor satisfacción que la que yo sentí al ser finalmente reconocida mi fobia. Las revoluciones siempre son personales. Inevitable consecuencia fue que Mafalda ocupara un lugar preferente  como libro de cabecera.

Dejé de ir a misa y llevaba el pelo largo. Como eso lo hacían casi todos, no pareció causarles una úlcera. Si la normalidad me acogía, el problema siempre podría resolverse más adelante. Sólo sería cuestión de tiempo.

El salto a la vida nocturna no fue bien recibido. Yo, consecuente, prometí no incumplir ninguna de mis obligaciones por mi afición a vivir en las sombras. Peleas diarias y chantajes emocionales: nos estás matando a disgustos, no pudieron con mi voluntad inquebrantable. Aprendí entonces a dormir deprisa. Hoy todavía pago el precio de mi anormal gusto por encontrarme bien cuando la gente decente descansa.

Ya crecido, con la liberación de escoger yo mismo la ropa y aceptada mi incapacidad para comer con cuchara, llegó el momento de pensar en mi futuro. Idealista e ingenuo, como en el fondo sigo siendo, una plácida noche, traté con mis padres el tema de mi futuro salto a la universidad. Con la confianza del que tiene auténtica vocación, expuse  mis planes para estudiar arte dramático. Pareció que había mencionado una blasfemia. A mi padre se le indigestó la cena y mi madre sufrió un vahído con amenazas de síncope. Yo llevaba un buen tiempo perteneciendo a un grupo de teatro y pensé que el salto de la afición a la profesión era un paso natural. La visión que mis padres tenían de mi futuro si patrocinaban mis gustos era apocalíptica: degeneración, drogas, pérfidas mujeres, miseria y una ruina moral y económica. Como yo insistí tratando de demostrar la sinceridad de mi decisión y de argumentar mejor que Sócrates antes de morir , recibí, no cicuta, sino el flan que mi padre estaba comiendo en plena cara. Fue la primera y última agresión que recibí de él en mi vida.

Pasada la tormenta inicial, lo único que imploraban era que estudiara una carrera normal, como las que estudian las personas normales. Anormal de mí, decidí seguir, de momento, con el teatro aficionado y dedicar mis neuronas al lucrativo estudio de la filosofía. Sé que mis padres, como todos los padres, hubiesen preferido que me dedicara a la medicina, la ingeniería o a la administración de empresas. Yo, que sólo les he causado disgustos, opté por desentrañar los misterios de la vida. En ello estoy  todavía.

En aquellos tiernos años de mi primera juventud todavía era obligatorio realizar el servicio militar. Cuando llegó el momento yo, empecinado en no dar gusto al sistema, me declaré primero objetor de conciencia y después insumiso a cualquier servicio social sustitutorio. Esto ya no era ninguna broma. No me presenté en el cuartel el día indicado y un juicio y la cárcel rondaban a mi alrededor. Vi por aquella época las primeras canas de mi madre. Mi padre frunció el entrecejo por una buena temporada y estoy seguro de que le pedían al dios, en el que no sabía si creían, que me convirtiera en una persona como las demás. Querían un hijo que estudiara una carrera de provecho y que fuera a la mili para luego contar  mil y un batallas a sus amigos. No fue así. Fui reconocido como objetor y todavía recuerdo el día en que me presenté en el cuartel de mi ciudad con el papel que así lo certificaba. Un oficial me esperaba. Me enseñó un documento en el que decía que debía haberme incorporado a filas y que, de  no hacerlo, sería considerado un desertor.  Saqué orgulloso mi salvoconducto, se lo mostré y su cara mudó de color. Estuvo unos segundos en silencio e incongruentemente dijo: objetor, panda de ateos y homosexuales (sic). Con una sonrisa en los labios abandoné la instalación militar y dije hasta nunca al pobre centinela que hacía guardia en la entrada.

A mis amigos les gustaba organizar guateques. Yo los odiaba. Ellos pasaban la semana organizándolo todo, decidiendo a quién invitar y a quién no,  repartiendo números de teléfono y yo me aburría profundamente. Cuando anuncié que no tomaría parte de sus actividades fui inmediatamente tachado de bicho raro. Esto se extendió a otras actividades. Ellos detestaban las películas que a mí me gustaban, los libros que yo leía y no entendían que prefiriese ir a un concierto de jazz que asistir a una de sus fiestas. Estoy convencido de que, en el fondo, me consideraban un esnob inmaduro que no sabía de verdad cuáles eran las cosas importantes de la vida.

Los tiempos han cambiado y con los años las revoluciones son cada vez más pequeñas. No me casé, no bauticé a mis hijas, no voy de vacaciones con pulsera de todo incluido, no sé conducir, no veo apenas la televisión, no me gusta el fútbol, no uso windows, no tengo vesícula, no soy nacionalista, no quiero mucho a mi ciudad, no leo a Paulo Coelho, no entiendo de vinos, no voy a esquiar, no sé nada acerca de coches, no tengo apartamento en la playa, no he visto Avatar. En fin, pecados veniales si lo comparamos con el joven que quiso ser actor o director de teatro y que plantó cara a la amenaza de una prisión militar.

La monja que me ató la mano a la espalda se estará revolviendo en su tumba. No sabe la que organizó. Mi madre me ha dado por imposible, pero todavía sueña con que llegue a ser una persona normal que se afeite todos los días, que vista con un buen paño, que cumpla con mis deberes de hijo y que lamente todas sus desgracias.

Nací zurdo y moriré zurdo.

53 comentarios

  1. Soy ambidiestro y te aseguro que no crea más que contradicciones. Lo que para uno es a la derecha para mi es la izquierda o biceversa. Circulo por el mundo con problemas espaciales y lateralidades cruzadas que no me han impedido hacer lo que yo quisiera. Eso sí, siempre según la conveniencia de un cerebro traidor que hace que use la mano izquierda para cortar la carne o limpiarme los dientes y la derecha (ésta siempre ejerció autoridad) para echar pulsos.

    Vamos, que aquí el que manda es un cerebro, al que se le supone amigo, y del que nunca estoy seguro qué hemisferio es el que se va a poner en marcha.

    Todo sea por fastidiar.

  2. Tampoco me casé, y a mis hijas solo parace preocuparles que no existan las fotos de tal acontecimiento.Me gusta mucho el fútbol, y creo saber bastante de vinos, que en mi condición femenina no me hace muy popular.No conservo ningún amigo del colegio, no sé si alguna vez los tuve,y misteriosamente sólo tengo una amiga mujer. Detesto a Cohelo, y no me caracterizo por ir a la moda. Manejé millones de kilometros, y ahora me niego a usar el auto. A pesar de usar la derecha para casi todo, soy zurda para cortar, y toda la vida he puesto mal los cubiertos en la mesa.Recuerdo casi con amor (ahora) a mi padre pidiéndome por favor que sea «normal» y nunca escuché la misma música que mis ocasionales acompañantes, de todas formas no estoy segura de ser un «bicho raro» quizás, solamente un «bicho».

    By the way: ¿Que significa guateque?

  3. Iñaki,

    Si vieras mis melenas no te lo creerías.Ya te llegará.Todo cerdo tiene su San Martín.

    Arístides,

    El mundo está tan preparado para los diestros que incluso los mejor preparados como tú encontráis problemas de adaptación. Rebelarte contra tu propio cerebro me temo que asunto delicado.

    María eugenia,

    Me dejo llevar por el optimismo al ver más puntos en común que en contra.
    Además,los humanos somos tan complejos e inconsecuentes que nuestras fobias generales no tienen por qué aplicarse a los casos particulares. Cuando quieras hablamos de fútbol, tomamos un vino, que tu escojas, o nos compramos un coche.

    Yo de momento he conseguido reprimir la palabra «normal» cuando hablo con mis hijas.( De vez en cuando me tengo que morder la lengua.Lo utilizo como ejercicio de disciplina)

    Guateque: dícese de una fiesta celebrada entre amigos (generalmente adolescentes con acné) en casa de uno de ellos.Se pone música, se baila y se experimenta con la mezcla imposible de bebidas alcohólicas para tratar así de conseguir una mayor aproximación oral y física con el resto de invitados.

    Según lo que he descubierto hay una palabra en Argentina que se usaba en sentido parecido. Es asalto. Pero según los comentaristas es antigua y ya nadie la utiliza. Sea como sea, la adolescencia es una enfermedad universal y las estupideces que se cometen en esos años me temo que también lo sean.

  4. Puedo suscribir varias de tus «rarezas», de modo que lo de «bicho raro» lo tengo muy oído (y también lo de «rara avis», en labios de gente más culta): no soy zurdo, pero tampoco he soportado jamás los tejidos que pican y he evitado siempre, en el vestir, eso que llaman «elegancia». No tengo coche ni sé conducir, no sé nadar, no tengo ni casa propia, siempre he vivido de alquiler, y por supuesto nada de segunda residencia. Jamás he ido a un guateque y escasísimas veces a una discoteca (y forzado por las circunstancias… y nunca cuajaron las relaciones que crearon esas circusnatncias). Sólo una vez fui a un bingo para saber qué era, y no he vuelto. Siempre me ha tentado lo singular, tanto en cuestiones literarias como artísticas, musicales y cinematográficas. No veo casi nunca la televisión (sólo durante las comidas y las cenas, que son rápidas y breves), y mis intereses culturales me han llevado por derroteros impensables en un país de analfabetos funcionales como el nuestro. Me ha gustado llevar la contraria, pero no por principio, sino por convencimiento y alegando mis razones. Jamás he viajado en grupo (bueno, sólo una vez, y prefiero olvidar la experiencia), y he viajado muchísimo. A las sopas me he acostumbrado, quizá porque no me las impusieron, pero por lo de las lentejas sí que no he pasado. Ah!, y tampoco bauticé a mi hija, lo cual soliviantó a una parte considerable de mi familia. Podría añadir más «rarezas», pero te aseguro que me siento muy a gusto conmigo mismo.
    Saludos solidarios.

  5. El origen de esta entrada se encuentra en uno de tus comentarios anteriores.Gracias por la idea.No es fácil ser bicho raro. Hay que estar siempre dando explicaciones y defendiendo lo que los demás consideran meras ganas de llamar la atención.Siempre he mantenido que la principal obligación de cualquiera es ser consecuente con lo que piensa.Este, en todo caso, sería el mérito de luchar por ser raro entre tanta normalidad.

    Salud

  6. Ésa ha sido siempre mi pretensión, ser consecuente conmigo mismo. Creo que hasta ahora lo he conseguido y, aunque parezca paradójico, con más éxitos que fracasos. Entre mis rarezas está la que obstinarme en hacer bien las cosas, por insignificantes y efímeras que sean. Al final uno ya no da explicaciones, ni necesita defenderse: lo más difícil es asumir la propia normalidad. Una vez conseguido, la rareza (mejor dicho, la normalidad de uno mismo) se lleva bien y hasta puede resultar saludable.
    Gracias por haber partido de una idea mía, no era consciente de ello.
    Vivamos, pues, la rareza con naturalidad.

  7. De rarezas va la cosa? Pues no sé por donde empezar J

    Empezaré diciendo que las tuyas son especiales y dignas de mi padre ilegitimo 🙂
    Puedo entender porque eres hijo de la duda. Yo también lo soy. Creo que nací haciendo preguntas en vez de llorar y luego durante mi crecimiento fisico e intelectual siempre iba a contracorriente en casi todos los sentido. Siempre fui la oveja negra de la familia, la rara, la diferente y me siento muy orgullosa de ello.

    No es que fuera en contra de los principios morales que me inculcarón ni en contra de «mi» religión…pero…siempre había un pero.

    como en tu caso al final mis padres desistieron.

    Nací rara y moriré rara padre!!!

  8. Jajajaja! Pues si ambos son hijos de la duda ¡entonces son hermanos!

    La oveja Lila

  9. Albert,
    Sí que eres raro.
    Hacer que nuestras rarezas se conviertan en la normalidad,al menos para nosotros,es efectivamente el mejor camino para conseguir ser consecuentes y de paso lograr la salud mental que nos permita mirar de frente.

    De nada.

    Charlotte,
    No sé si va de rarezas.Lo que sí sé es que, lo sean o no, no hay que ocultarlas.El refugio en el grupo, en la normalidad,sólo nos concede una tregua.Las treguas, por definición, empiezan y acaban, y cuando lo hacen nos dejan de nuevo solos ante el espejo.A ése, no podemos engañarle.Si eres la oveja negra eso se reflejará en él, no importa que ante los demás te pintes de blanco.
    Sé rara, no lo dudes.

  10. Por lo que voy viendo la duda tiene familia numerosa.¿Es que nadie se siente normal?¿Es que nadie se siente media, mediana y moda? ¿Es que nadie quiere renunciar a la diferencia?¿Es que nadie quiere ser una oveja blanca entre ovejas blancas?

  11. Ten en cuenta de que los que hemos escrito comentarios somos una minoría absoluta: los «normales» (que no lo son tanto como creemos y creen, porque ¿qué es la normalidad sino una entelequia, en el sentido menos filosófico de la palabra?) ni siquiera nos hacen caso. ¿Por qué no fundamos un club? Podríamos ser Los heterodoxos del tercer milenio, por ejemplo… Cada uno con su currículum de rarezas. De ahí podría surgir, incluso, una red social más de las tropecientas que ya hay en el ciberespacio.

  12. HTM.Suena bien.Imagina que tenemos éxito y pasamos a ser mayoría.
    Para evitarlo habrá que pensar en unas duras pruebas de entrada.No valdrá cualquier rareza.Habrá que demostrar con pelos y señales lo que se argumenta en la solicitud de admisión.El tribunal no puede tener ninguna duda de la unicidad de cada candidato.
    El logo podría incluir un perro verde.

    La normales según Freud aceptan la realidad y en el mejor de los casos tratan de transformarla.Los anormales no sé dónde fallamos.O bien no aceptamos la realidad o bien no tratamos de cambiarla.

  13. Lo del perro verde me resulta simpático. Fíjate que hice la mili en Andalucía, fuimos unos 2000 desde Barcelona (no sé a cuántas legiones romanas equivaldría eso) y una de las primeras cosas que oímos era que los catalanes éramos más raros que los perros verdes. Jamás había oído antes esa expresión, que me pareció muy divertida. También parece que somos polacos, pese a no tener nada de eslavos (aunque tenemos Virgen negra, como ellos), lo cual es otra rareza que se suma a otra rareza notable notable (la de la etnia de la Virgen). No sé si mi condición de catalán entra en la categoría de los raros, seguramente que sí (al menos, para algunos), con lo cual ya tengo puntos sólo por mi origen.
    Es evidente que habría que demostrar con creces la calidad de raro, u heterodoxo, para pertenecer al club, pero no sería partidario de establecer categorías, todo debería ser muy democrático e igualitario.
    Aclaro que admito con buen humor esas denominaciones de las que, al parecer, nos hemos hecho acreedores los catalanes, y que acabé enamorándome de Andalucía, donde fuimos muy bien tratados, pese a ir sueltos, sin correa amarilla ni bozal rosa. En ese sentido, el de las relaciones humanas, no soy nada raro, sino más bien lo contrario (es decir, conciliador). Pero no quiero decirlo muy alto, no sea que los xenófobos y los racistas se quieran apuntar al club alegando su vildad como rareza…
    Creo tener sentido del humor y se me da bien la ironía. No sé si eso suma o rebaja puntos. Como no conduzco, no me sé las normas de la Jefatura de Tráfico (o como se llame ahora) al respecto.
    Otra rareza que comparto con otros raros: pienso y reflexiono, aunque a veces no se note.
    ¡Hagamos piña! ¡Ah!, y los anormales no fallamos, «somos» (y a mucha honra).

  14. Aquí está el logo, con lacito incluido. Sigmund tenía serios problemas. Es el causante directo e indirecto de al menos dos tercios de la normalidad de nuestra civilización actual. Imagine!

  15. Muy bien, M: ya vamos sentando las bases del proyecto HTM. Sólo habría que estilizar un poco el logo, en fondo plano, sin relieve, para poderlo poner en los membretes de nuestra rara correspondencia; pero la imagen me parece perfecta, porque el perro, además de ser verde, es raro.
    ¡Saldremos en la televisión! (Y yo que no la veo casi nunca…).

  16. Creo que los anormales no es que no aceptemos la realidad sino que para bien o para mal no nos dejamos engañar por las meras apariencias de la realidad. Coseguimos ver las cosas y a las personas que nos rodean desde otra perspectiva…

  17. Hecho.

    Charlotte, los animales (y las plantas) se adaptan a su medio ambiente para sobrevivir. Nosotros no somos (o no deberíamos ser) animales ni plantas. Aunque esta es una afirmación que sospecho discutible, anzuelo para los observadores y los filósofos.

  18. Albert,
    Los estereotipos son divertidos siempre y cuando no los tomemos en serio.Pasa como con los chistes de catalanes,vascos o andaluces.Están bien. Lo ridículo es ofenderse o tratar de sentar cátedra con ellos. Yo estoy más que escaldado con la identidad.Detesto que me digan como tengo que ser por haber nacido donde he nacido.Te aseguro que me importa menos lo que piensan los que nos ven de lejos, esa es la única información que tienen y no la pueden contrastar.Cuando es aquí mismo donde me quieren dar lecciones de lo que de sentir o no, de cómo somos, así en plural, se me hincha la yugular. El problema de las identidades ya nos ha traído demasiados problemas. De hecho creo que es el causante de casi todos. Desprendernos de esa necesidad de pertenecer a algo, de sentirnos diferentes porque tenemos la nariz más grande o porque tenemos otra lengua es un imperativo si queremos que las cosas mejoren en el futuro.
    Pensar y reflexionar debería ser lo que nos define, no la bandera, la lengua, la boina o la barretina. Mientras esto no cambie seguirás siendo un perro verde pensante.

    Ya tenemos un excelente logo.(Gracias M.) Tendremos que ir pensando en los estatutos.La primera condición es que sean muy raros.El local social no es problema. Al ser virtual puede estar en cualquier parte.
    Habrá que darle vueltas al tema.

    M,
    ¿Cómo has podido ser tan rápida? Como cobres por tiempo de trabajo te vas a morir de hambre. El logo es perfecto. Los perros verdes son ciertamente raros.Este perro es verde y como dice Albert es, además, raro.¿Qué más se puede pedir?
    Colores llamativos, imagen alegre y mensaje claro.(Estos son raros pero simpáticos)La H3m tiene futuro.Lo presiento.

    Me quito el sombrero, o la boina.

    Don Segismundo tenía problemas, tienes razón, incluso es cierto que se equívocó frecuentemente.Creo,sin embargo que algunas de sus intuiciones son irreprochables.No hay que leerlo como una biblia pero sí estudiarlo y ver por dónde nos llevan sus reflexiones.

    Charlotte,
    Ver las cosas desde otra perspectiva debería ser un ejerciccio obligatorio en cualquier ser pensante.Tienes razón en llamar raro al que práctica tal ejercicio.
    Ir por el mundo con anteojeras, pensar que lo nuestro es siempre lo mejor nos da seguridad pero nos deja en el filo del fanatismo.

  19. Me parece que estamos todos de acuerdo en que el hueso es lo mejor y lo más importante de la aceituna, aunque para los normales prevalezca el placer de comerse su pulpa y el beneficio de obtener aceite. Por otra parte, comparto la idea de Charlotte de que lo que nos diferencia, a los raros, es ver las cosas desde una perspectiva distinta de la de los demás (tal vez porque razonamos y reflexionamos, o simplemente porque nos suelen pasar cosas raras por la cabeza y las atrapamos al vuelo).
    Lo de los estatutos, querido jusamawi, me parece de lo más normal, e incluso algo vulgar, porque supone crear normas, cuando los raros nos gobernamos, sobre todo, por nuestro libre albedrío. ¿Para qué los necesitamos? Tampoco deberíamos usar el logo como bandera, sino únicamente como idetificación, precisamente para no caer en lo que mencionas en tu reflexión. Claro que así podríamos llegar a una especie de libertarismo, aunque bien es cierto que las ideas de Kropotkin eran, observadas desde la distancia, bastante raras. De él diría lo mismo que dices tú de don Segismundo (y comparto tu idea): no deben tomarse como una biblia, pero dijo cosas que no cayeron en saco roto (aunque, como pasa siempre con las ideas, acaban corrompiéndose y se convierten en problemas).
    En cuanto a la sede, ¿para qué? Este mismo blog (sede fundacional) puede serlo.
    Lo que sí que hace falta es cierto criterio, pero evitando, por supuesto, cualquier tipo de competitividad en cuanto a rarezas.
    No estoy seguro, por otra parte, de que el club haya de ser público, aunque en ese sentido no sé si discrepo conmigo mismo, ya que hay bastantes catacumbas como para crear otra. Discrepar con uno mismo es una gran rareza, por otra parte.
    En fin: pensar, razonar, reflexionar, que son las bases espirituales de la rareza universal. De ellas puede ir saliendo el resto.
    Y aquí lo dejo, para que opinéis.

  20. Al, creo que por definición los estatutos (acuerdos básicos), sean estos tácitos o expresos, son imprescindibles en cualquier asomo de agrupación de seres vivos, raros o no. El verdadero reto sería crear unos que fueran lo suficientemente consecuentes con un enjambre de bichos raros SIN llegar a ser raros per se o en un afán de originalidad artificial (que es, por desgracia, lo más común que podría existir). Nunca se me habría ocurrido pensar que discrepar con uno mismo fuera una rareza…. ¡pensaba que era muy divertido! ¿Seré rara? Mi opinión final es que es cierto que pensar y reflexionar son actividades extremadamente escasas en nuestra especie. Pero más lo es aún el actuar luego de haber reflexionado y pensado. Espero que, como a Paul Simon, no te importe que te llame Al.

    J, en mi trabajo puedo darme el lujo de ser muy rápida o muy lenta. Por supuesto que no cobro por tiempo, sino por producto… ¿por quién me tomas? Me has hecho sonrojar con tus halagos y posterior descubrimiento. Mi abuelo, que de vasco no tenía ni un pelo, usaba boina, para que veas… Estoy sorprendentemente de acuerdo contigo sobre tu opinión de Herr Freud…. hasta la palabra «biblia», inclusive. No le veo el menor sentido a «estudiar y ver por donde nos llevan» las intuiciones de un hombre que sabemos de antemano que «se equivocó frecuentemente». También es cierto lo que apunta Albert sobre el trabajo ejemplar de tergiversación y corrupción de sus ideas que hicieron sus discípulos. No te creo que la hayas tomado con los ojos cerrados. Si lo hiciste, mereces la corona (que no algo tan vulgar como la presidencia o tan hipócrita como la «coordinación») del H3M. No, no he olvidado lo que piensas de la monarquía. Precisamente.

  21. Albert, M,
    Todo acto fundacional tiene su complicación.Seguir los pasos acostumbrados tal vez no nos lleve a buen puerto.
    Todos sabemos mejor lo que no queremos y lo que no nos gusta.Este no es una simple negación.Es un camino de reflexión. Pensar, reflexionar y razonar son el modo por el que ponemos en duda lo establecido.Esto nos posibilita ver las cosas desde una perspectiva diferente.Primero viene la negación.La claridad de ideas, la elección adecuada procede del abandono y la negación de postulados. No es una negación que se cierra en sí misma, es una negación que trata de abrir camino a la luz.
    La aceptación no razonada de lo que se nos da,no busca otra cosa que el refugio en la seguridad aparente.Tal proceder enquista la mente y hace que acabemos por dejar a otros decidir por nosotros. Decidir es difícil y requiere valor. Desentenderse de la reflexión es el camino fácil.No poner en duda nada es el primer paso hacia el fanatismo o la mansedumbre de los corderos.El fanático es un ignorante que encuentra su identidad en postulados a los que se abraza con fe ciega. El fanático es una marioneta en manos de otro.El fanático es más peligroso que el cordero porque cree que piensa.
    Cualquier ser pensante y reflexivo puede ser lo que quiera menos fanático o cordero.
    Esa sería nuestra primera obligación como heterodoxos.No debemos nunca aceptar dogmas.

    H3M no necesita desde este punto de vista estatuto alguno, si por tal entendemos normas que condicionen nuestra forma de pensar.
    El único problema de cualquier grupo ,comunidad, asociación o como se quiera llamar es que suele necesitar de unas reglas del juego para funcionar.Ese funcionamiento, por lo que conocemos, sólo puede ser regido por el consenso y el consenso conlleva cesiones.Los heterodoxos que en el mundo han sido llevan muy mal el asociacionismo y las cesiones. Son personas acostumbradas a ser vistas como seres raros, incluso marginales. Si superan esa prueba es fácil que defiendan un individualismo a ultranza. Eso choca de frente con cualquier actividad conjunta.
    El reto de H3m sería conjugar la puesta en común de reflexiones,la oferta de nuevos puntos de vista con el mantenimiento de la individualidad.

    Tal vez una declaración de principios se acerque más a lo que yo me refiero que la firma ante notario de cualquier tipo de estatuto.
    El logo identificativo está muy bien precisamente porque lo último que se me viene a la cabeza cuando lo miro es una bandera.

    El paso del pensamiento a la acción ha sido siempre el más peliagudo y ahí es donde surge la decisión verdadera.No es la acción la que diferencia al ser humano de otras especies, eso sigue siendo el pensamiento. Tal vez la acción consecuente, no por supuesto la fanática, sea la que diferencia a los valientes del resto.

    M,
    Todo era broma.Sé que el tiempo en la creación es algo secundario.Así debe ser además.
    En lo referente a Freud no estoy de acuerdo.En la historia del pensamiento siempre se han estudiado teorías de autores que habían cometido errores.La historia de la ciencia y sobre todo de la filosofía está llena de tales ejemplos.Uno puede perfectamente leer y estudiar a Aristóteles, reconocer sus errores y admirar sus aciertos.Al menos sus errores pueden ser puerta de entrada a siguientes reflexiones.

    Hay boinas y boinas. A las que yo me refiero parece que llevan incluido el RH sanguíneo.

    Admito humildemente que mentí, que en el último momento abrí un poco un ojo para sacar la foto.Mi intención era buena pero la carne es débil.

  22. Mi conclusión es que somos raros de pura casta (¿o de puras castas?). Una de las tareas del filósofo es la de dilucidar, aunque su conclusión última sea la de reconocer que ha mentido. Una de las obligaciones del raro que reconoce serlo es perseverar en su rareza.

  23. El verde es un color que definitivamente me sienta: por los litros de mate que he tomado, o probablemente por la falta de exposición solar.Y lo de perra… bueno lo he escuchado de alguno de mis alumnos, así que ya tengo el mote: ¿Puedo unirme al grupo? (A pesar de que me guste la sopa)

  24. Hay quien jamás entendería lo de los pantalones de Gales; yo si. Que la ropa picara también, hice todo el servicio militar con un pijama bajo aquellos retales llenos de pinchos de saco llamados uniformes, excepto los de trabajo (Militarmente hablando)
    De todas todas, y para resumir el elenco de rarezas expuestas y en las cuales me identifico de un modo u otro, más o menos, Rollings o beatles, creo que la adolescencia es la etapa más jodida de todas.
    Supongo que la mayoría pensará en los primeros amores y tal y cual.
    Precisamente eso también va en el mismo pack.
    Así que cuando la superé di gracias al Señor; y eso que soy ateo.

    Abrazo

  25. Eduard, me tranquiliza que ya seáis dos los que no soportéis la ropa que pica. El pijama bajo el pantalón militar fue también mi recurso, y eso, en un verano sevillano a 46 a la sombra tiene mérito. Creía que el único raro, en ese sentido, era yo, por lo que me alivia saber que comparto esa rareza. ¡A ver si al final resultará que no somos tan raros! (Sería un desengaño difícil de asumir.)

  26. Albert,
    Yo creo que la tarea más importante del filósofo es la de advertir de los peligros que la sociedad no ve, no percibe o no quiere percibir.La normalidad se instala siempre ocultando tras de sí la banalidad en la que descansa.Por eso, el anormal, el raro, el que no se deja cegar por la comodidad de la ignorancia y la ceguera tiene el desagradable papel de actuar de Pepito Grillo. Desagradable porque cansa y molesta. De ahí que a la normalidad le gusta despreciarlos como bichos raros, extravagantes snobs que sólo viven para llamar la atención.
    La normalidad adormece conciencias, deshumaniza,antepone el nosotros al yo, no con la idea de compartir sino con el dañino propósito de comprarnos a través de la eliminación de responsabilidades.Las más importantes, una vez más: pensar, reflexionar y decidir.

    María eugenia,
    Admito que el problema de la sopa es una neura particular.Jamás utilizaré este argumento para votar en contra de la incorporación de nuevos miembros.
    Por mi parte ya eres una más.No es poca cosa, además, que lo de perra verde ya lo tengas asumido.Vestíré de verde el lunes y trataré de que mis alumnos me llamen perro.¿Cómo lo hago?

    Eduard,
    Estimado colega de la cofradía anti-ropa-que-pica. Que entiendas mi referencia al Príncipe de Gales me une más a tí que el intercambio de secretos íntimos o que toda la discografía compartida de los Rolling o Beatles.Ésta es la sensación verdadera de sentirse comprendido.Esto es el efecto Paulov. Si digo Gales, unos piensan en príncipes o en tierras verdes. Yo me rasco las piernas.
    Cada vez estoy más convencido de que la adolescencia es una enfermedad:Sucede lo mismo que con las paperas o la varicela. No existe vacuna.La única solución es pasarla y cuanto antes mejor. La adolescencia es tanto más peligrosa cuanto mayor se padezca.En fin, como las paperas.

    Otro

  27. Querido J, gracias por la aceptarme en el grupo, con respecto a lo de tus alumnos, quizás la clave esté en el significado de la palabra Perra:si tiene igual connotación aquí que allá, bastará con que le exijas que cumplan con sus tareas para ganarte orgullosamente el apodo.
    Green barking greetings

  28. Tiene la misma connotación pero creo que se usa menos.Creo que he tenido el honor de ser llamado cosas parecidas o peores incluso.
    La miel no está hecha para boca de asno.

    A green woof, guau,wau,vov,vau,woef,au…

  29. Aparte de ser rara soy muy despistada. He llegado francamente tarde para leer un texto muy divertido y mejor escrito. Siempre me he sentido muy a gusto en este blog. Ahora entiendo el porque: aparte de su evidente calidad, este blog es de un raro y siendo servidora más rara que un perro verde…
    Me he reido mucho, porque me he sentido retratada en muchos sentidos. No todos, claro.
    PS: muy entretenida la tertulia.

  30. Anne,
    Nunca es tarde si la visita es buena,interesante,rara y verde.
    Gracias por tus palabras.Estás obviamennte invitada a participar en la tertulia cuando quieras.

  31. La aceptación no razonada de lo que se nos da enquista la mente y hace que acabemos por dejar a otros decidir. Palabra de Dios, te adoramos Señor.

    Decidir es difícil y requiere valor. Por lo que he observado, no es así necesariamente. Pienso que dando por hecho que:

    (a) se trata de una persona de una inteligencia normal hacia arriba;
    (b) no se encuentra en el momento de la decisión bajo una situación particularmente estresante;
    (c) dispone de un mínimo de sentido común (lo cual en la mayoría de los casos va de la mano con (a) anterior, pero no siempre;

    decidir es muy fácil siempre y cuando:

    (a) se cuenta con todos los datos
    (i) necesarios,
    (ii) ciertos/correctos
    (iii) aplicables;

    (b) no existen datos omitidos; ni

    (c) se introducen datos
    (i) falsos/incorrectos,
    (ii) inaplicables.

    Por tanto, la única dificultad para tomar una decisión residiría en:

    (a) la incapacidad para observar los datos, para confrontar lo que es; y
    (b) la incapacidad para obtener los datos necesarios, ciertos y aplicables;
    (c) la incapacidad para distinguir entre datos verdaderos y falsos o entre aplicables e inaplicables.

    Todos tenemos temas en los que lo anterior es un proceso automático que fluye sin la menor dificultad, mientras en otros, usamos cualquier cosa menos el sentido común para determinar la corrección o incorrección de los datos en que nos basamos. La frase clásica aquélla de que el corazón tiene sus razones… que la razón desconoce, es un buen ejemplo.

    No sé si a esto es que tú le llamas «reflexión», sospecho que no… Para mí es lo único que se necesita para decidir algo. ¡Claro, querer decidir sería el «paso cero», sine qua non!

    Continuará……….

    PD: No funcionan los tabs en los comentarios. ¿Debo usar tags?

  32. Lo expresas de una manera demasiado analítica.Estableces un método para decidir.Así visto no hay nada que objetar.Creo que a pesar de que tú método pretende no dejar resquicio a la duda, hay muchas ocasiones en las que nos cuesta decidir.Por muchos análisis que hagamos, al final, no nos atrevemos a dar el paso. Se trata de un problema de carácter, personal.Sabemos que algo nos conviene, que es lo que consideramos correcto. El problema no es que no veamos clara la solución sino que no nos atrevemos a ponerla en práctica. Hablo de decisión en su sentido de acción.
    En este caso sí hay voluntad de decidir pero no el valor de actuar.Es una actitud cobarde.Por eso yo relaciono ser consecuente con la valentía.

    Cuando el propio proceso de tomar un decisión es complejo o cuando nos puede la responsabilidad o nos atemorizan los resultados de llevar a la práctica nuestra decisión es cuando se produce el abandono de responsabilidades y preferimos que otros decidan en nuestro lugar.Además luego les podemos criticar si las cosas no salen bien. En este caso no hay voluntad de decidir.

    PS:
    ¿Qué es lo que no funciona en los comentarios? No entiendo a qué te refieres con los tabs

  33. La tecla «Tab» no hace que se amplíe el «indent». Se suponía que los (i), (ii), etc, tendrían un indent mayor que los (a), (b), etc… Pero parece que es mejor así. Si te parece «demasiado» analítico, con los tabs habría quedado ¡francamente insufrible!

    Gracias por la aclaración. Decidir, entonces, no es lo difícil. Ergo, estamos de acuerdo. Podríamos decir que el proceso es:

    recolección de datos —> decisión —> acción

    para simplificar. Y es en la segunda flecha que estribaría toda dificultad, según lo que tú planteas, si te entendí bien.

    Lo que voy a decir es algo que está en proceso de prueba, por lo que aún no tengo la certeza como para afirmarlo sin lugar a dudas. Parece ser que el (b) de los «dando por hecho» anterior es lo que funciona en estos casos que tú llamas cobardía. Y cuando ocurre, saca de su sitio la «condición Cero» o paso cero, es decir el querer decidir. Es algo como esto:

    Se da una incapacidad para observar los datos / para confrontar lo que es

    porque existe un temor determinado

    (es decir una condición estresante, el temor siempre lo es),

    por lo que ya no queremos decidir

    por lo que nunca lo haremos.

    Sigue habiendo una solución en este caso, sea personal o de carácter como tú dices. Y reside en aumentar nuestra capacidad para confrontar: ver las cosas como son.

    Esto se logra sólo de una manera: confrontando. Mirar hacia afuera, NO hacia adentro, ayuda bastante. Mirar hacia adentro, empeora la «discapacidad». Esto último es un hecho comprobado por mí.

  34. «Sigue habiendo una solución en este caso, sea personal o de carácter como tú dices. Y reside en aumentar nuestra capacidad para confrontar: ver las cosas como son.

    Esto se logra sólo de una manera: confrontando. Mirar hacia afuera, NO hacia adentro, ayuda bastante. Mirar hacia adentro, empeora la “discapacidad”. Esto último es un hecho comprobado por mí.»

    Estoy de acuerdo. El acto de cobardía (o de «discapacidad») se da porque nos dejamos intimidar, por inseguridad o bien por no querer cargar con una responsabilidad (que, si no se asume, pone en peligro el hecho de ser consecuente con uno mismo, de modo que, en este caso, hay que tener la capacidad de decir NO con valentía).

    Aunque tu razonamieto es bueno, M., creo que lo «tecnificas» excesivamente, lo cual no deja de asustar a algunos que, tal vez, prefieran huir del razonamiento porque lo consideren demasiado articulado. No afirmo, opino (he dicho «creo» en este sentido).

  35. Me gusta tu prosa, jusamawi. En este “Bicho raro” has empleado el lenguaje como otros emplean las armas: para agujerear nuestros órganos vitales.
    Me refiero al de los zurdos.

  36. Buenas tardes,

    El equipo de Comunicaciones del IV Festival Internacional de Cine Sinfronteras, está interesado en enviarle información acerca del mismo y para ello nos gustaría obtener los siguientes datos:

    Nombre y apellido
    Cargo
    Teléfono
    Ciudad
    Dirección física
    Correo electrónico

    Sus datos los puede envíar a través del correo: comunicaciones@festivalsinfronteras.com

    Agradecemos su pronta respuesta.

    IV Festival Internacional de Cine Sinfronteras del 22 de Julio al 2 de Agosto de 2010

  37. M,
    Sí, es lo que planteo.Solemos pensar que el problema central es la decisión.Indudablemente a veces es cierto,sobretodo en casos donde tratamos de escoger entre opciones que pueden ser todas satisfactorias (cambiar de trabajo, de lugar de residencia o temas menores como escoger un lugar para ir de vacaciones, por poner unos ejemplos sencillos). Creo que lo que más cuesta es llevar a la práctica la decisión tomada.Cuando no nos podemos decidir no pasamos de ser unos indecisos,los pros y los contras impiden que veamos claro y la balanza no acaba de inclinarse por niuguno de sus lados.Cuando lo que no hacemos es actuar tras una decisión tomada ,somos los primeros en saber que no estamos actuando como debemos.Podemos refugiarnos en el pesimismo(no merece la pena.Sé lo que tengo que hacer pero no lo voy a hacer porque no servirá para nada), en la aparente generosidad(no quiero que mi decisión perjudique a otros.Yo me sacrifico),en la excesiva tranquilidad (lo tengo que pensar mejor, de esa manera posponemos indefinidamente la acción).La mayor parte de las veces es pura cobardía.Saber lo que es mejor para uno, para un grupo, si es que tenemos esa resonsabilidad,y no hacer es de cobardes.Lo somos todos con mayor o menor frecuencia.

    Cuando una situación estresante nos agobia es más o menos comprensible que no podamos/queramos decidir/actuar. Esto es cierto. Yo creo que incluso sin existir tal situación el problema sigue siendo el mismo.
    En muchas situaciones uno ve clarísimo que es lo que tendría que hacer y no lo hace. Eso es a lo que yo llamo un problema de caracter.Ni tan siquiera es querer y no poder.Es falta de voluntad. Falta de valor para asumir responsabilidades. Esto es lo que nos crea el estrés y lo que nos hace preferir que otros hagan ese trabajo por nosotros. Nos negamos a pensar, a sopesar, a reflexionar y en consecuencia a tomar decisiones y a actuar.Asumir responsabilidades implica tomar decisiones y actuar.¿Cuánta gente está dispuesta a hacerlo?
    Solemos decir que una persona se hace adulta cuando es capaz de asumir responsabilidades, de tomar decisiones por sí mismo.A ese punto se puede llegar.Al que no llega mucha gente es al siguiente: actuar.

  38. Luis,
    Gracias por tus palabras.
    Ojalá fuese el lenguaje el arma más usada.El riesgo más grande sería el aburrimiento y de esto no muere nadie aunque lo digamos constantemente.
    Un abrazo

  39. Espero no llegar demasiado tarde para seguir comentando. Te despistas 2 días y a la vuelta te encuentras 15 comentarios más.

    Sobre el proceso de la decisión no voy a añadir nada más, lo habeis dicho todo tu y M, pero sobre las rarezas añadiré este pequeño texto que un gran amigo mio escribió para mi. Es en inglés asique para aquellos que no se lleven bien con el idioma de Shakespeare paciencia.

    [There are a whole grup of fish, millions of them swiumming all in the same direction, without thinking where they’re going, without thinking of anything. Just following the flow.
    I see the fish. Some of them are pretty, some of them are interesting, some of them move beautifuly, and they catch my attention for a few moments.. but I know they are all just fish, swimming in the same direction…

    then! oh then there are others. Very few but if you look carefully sometimes you see them. They stop. They question. Why are we all swimming this way? Why not the other way? Some of them try to swim the other way… These are the ones I like. The only ones I’m really interested in. They show signs of thinking for themselves. Independently. They don’t feel they have to be part of the group. They have their own mind, their own beliefs.

    When you swim upstream all the other fish bump into you. They push past and look at you as though you were stupid. Because you’re not part of the flow. They bump, they harras, they barge and sometimes they complain. Because you’re not like them and they don’t like that.

    Then you have two options.. You can continue to swim upsteam, against the flow, in hope of finding something unfound. Or you can turn and swim with the rest… Oh what a relief! Now I feel I’m connected I’m a part of society, so much time spent analyzing, so much time wasted, when I could have been here swimming towards our shared future…

    Well no. I believe the truth, the beauty and the value are to be found upstream, way way way upstream…]

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