Me gusta el color gris cuando tengo luz a mi alrededor. El otoño ha llegado vestido de tristeza y con la amenaza de un gris taciturno. La ventana me muestra un mundo mortecino donde la rutina pasea solitaria. Me encuentro cansado, sin fuerzas. Todo parece inmutable. El tiempo ha lanzado el ancla para quedarse. La lluvia amenaza, el agua sabe ser desagradable. La luz se esconde y no puedo ver a través de esta niebla insoportable. Espero la noche para que me acompañe, suena una música antigua en mi cabeza. Paseo y me canso. Cierro los ojos y duermo.
Pereza de levantarme y pisar un nuevo día. Trabajos de Hércules. Que pase el tiempo y se vaya la vida. Pereza de hacer, de decir, de decidir. Sueños escondidos. Qué difícil es ocultar la mirada. Pereza perpetua que anida en mi alma. Ayer más que mañana. Qué fácil perderse en la melancolía. Pereza que todo lo llena disfrazada de noche y de día. Suspendido en la nada. Qué esfuerzo transformar en palabras pensamientos inmóviles.
Me miro la mano y la veo sin vida. Los ojos se abren sin ver nada. Recorro caminos estériles. Mi cerebro es espeso y los pensamientos duelen como amenazas. El cansancio me lleva de la mano y yo, dócil, lo sigo en silencio buscando descanso y no pensar en nada. Me siento, me callo y el gris de la vida me arrastra.
La noche cae y me quedo con ella. La miro, le hablo y no recibo respuesta. Pereza que me impide hacer nada. Silencio, oscuridad y cansancio. Adiós a los días azules.
Pereza extenuante. Pereza, espero, pasajera.
Lo es, lo sabes. No es la primera vez. Y el 15 de Octubre del año pasado escribiste una inocente entrada que llamaste «El Iceberg Dormido». Y ya ves lo que le pasó.
Vecino querido, no me gusta leer esta clase de entradas, por más poéticas que puedan ser. No por la entrada, naturalmente, sino por lo que ella refleja. Si supiera que te sirve para exorcizar lo que haya que exorcizar, leería con gusto 1,000 de ellas.
El gris es un no-color hermoso, estoy de acuerdo contigo, pero el admirarlo y el estar rodeados de él, aunque sea en exceso y carente de luz y aunque sea 24/7 no nos obliga a pintarnos de gris el corazón ni el ánimo…
Sal de ahí por favor. La única razón por la que te encuentras donde estás (y lo sabes, lo sabes, sé que lo sabes) es porque de algún modo has decidido que así es, siempre ha sido y siempre será, al menos hasta que pase.
No necesitas eso. Nadie lo necesita. No eres tú, ni «es parte de ti» excepto porque así lo consideras.
Tu paleta sigue exactamente donde la dejaste, sigue llena de colores africanos. Y en este caso hablo en sentido figurado, no como parte de aquella campaña….. Nadie va a pintar nada por ti ni para ti. Y aunque así fuera, no lo aceptarías.
No le corresponde a nadie más que a ti hacer que tus días sigan siendo azules, por más grises que Meteorología –real o figurada– haya decretado que sean. Te corresponde a ti hacer que el gris vuelva a ser belleza y sosiego. Te toca a ti cambiar la saturación y graduar la zona del espectro que prefieres a tu alrededor. Ya es suficiente, vecino.
Me ha gustado mucho el texto. Lo que hay detrás no tanto porque me siento identificada, suelo caer en esa espiral de pereza muy amenudo y sé que no es bueno.
Veo pasar las horas sin inmutarme y sigo sin hacer nada al respecto.
La lluvia esta aquí eso no se pude negar pero mientras quede un rayito de sol en el corazón podemos seguir soñando con la vuelta del verano y de los días de paseo por el campo.
No soy quien para aconsejar pero hazle caso a Karen.
Ahora me voy a dormir a ver si el tiempo se descongela mañana.
Vine a ver si había movimiento, me puse muy contenta cuando ví un número 3 en el globito de comentarios, pero veo que mi vecino sigue feliz, como un cerdito en su lodo, revolcándose en la apatía. Así es como se llama: APATÍA. Pueden llamarle «pereza», es tan elegante como llamarle «inseguridad» al MIEDO, pero las cosas son lo que son. No importa cómo les llamen.
La apatía no es un juego inteligente, Charlotte, está muy cerca de 0.0 en la Escala de las Emociones, donde todo se termina. Además, se supone que la apatía era lo que más despreciaba mi vecino querido, lo consideraba la madre de todos los males de la Humanidad… pero ahora parece haberse pasado al bando enemigo ¡qué vergüenza!
Charlotte, yo pienso que sí eres alguien. Te has declarado hija ilegítima de mi vecino, ¿no? Lo que él piense al respecto no tiene la menor importancia. Pero te lo pido por favor, en este caso no sigas el PÉSIMO ejemplo que te está dando. Espero que se le pase pronto, todavía es un hombre joven… pero insisto, con estas cosas no se juega. Es una especie de ruleta rusa: un día te quedas ahí y no puedes salir más.
No es una tragedia la que estoy montando. Esta es, simplemente, la segunda advertencia: Ya es suficiente, vecino.
Por mi parte, no habrá una tercera.
¿No ves la salida? Vete inmediatamente a dar un paseo Y NO DEJES DE CAMINAR Y MIRAR HACIA AFUERA HASTA QUE TE SIENTAS MUY BIEN. Aunque tengas que arrastrarte por el cansancio. Así se sale en corto tiempo. Y eso fue, efectivamente, una orden.
Kit,
Un club de jazz que se llame Pereza no parece viable. Sé que no es la primera vez, ni la segunda, ni la…
Contra la pereza diligencia.
Añea,
Me alegra saber que esta entrada al menos te ha gustado.Felices sueños.
K,
Juegas con ventaja porque sabes que tienes toda la razón.Yo no voy a ser quien lo discuta ya que estoy totalmente de acuerdo en lo que dices. Esa es la parte grave de muchos problemas. Sabemos cuál debería ser nuestra forma de actuar, conocemos el camino pero permanecemos quietos.
Cumplí la orden. Fui a dar un larguísimo paseo.
Por eso es que te quiero, vecino querido. Sigue haciéndolo everyday hasta que seas tú nuevamente. Hazlo por ambos, si yo no fuera tan rebelde, tendría el pie enyesado. Mientras, cuando mi pie no está hacia arriba, camino con bastón. (Esto no fue una orden. Las órdenes sólo son necesarias si la cooperación falla. Veremos.)
Respecto a lo demás, dice mi amigo R, que si tienes algo de poder, más te vale usarlo, o lo perderás. Y, como sabes, trato siempre de seguir sus consejos.
La casa, naturalmente, es una alegoría.
K,
Sigo caminando (con muletas).
M,
Las ansias de orden y limpieza vienen en arrebatos.
Me quedan un par de habitaciones por limpiar.
El problema es que después de tanto caminar me encuentro cansado. Por eso estoy siendo algo lento.
Sé que lo que dices es una broma (del video no estoy segura, M se ha enfurecido y ha pronunciado toda clase de improperios), pero quería asegurarme de que comprendiste la prescripción «médica».
Como cualquier cosa importante, hay una forma exacta de hacerlo bien y muchas otras formas de hacerlo mal y –por tanto– no obtener el resultado que se busca. En este caso, no se trata de caminar, ni de cansarse. El punto es mirar hacia afuera a fin de que puedas desintrovertirte un poco.
Sales del trabajo, camino a casa o sin rumbo (mejor), y mientras caminas, MIRAS las cosas, las personas, no lo sé, el cielo, las nubes, los árboles, las paredes, los detalles de cerrajería de las puertas….. exactamente como si anduvieras en una excursión fotográfica. Pones tu atención fuera de ti y sabes que estas mirando. Lo haces HASTA que te sientas bien o mucho mejor que cuando comenzaste. Durante el proceso es posible que te sientas peor, cansado, molesto, etc. Eso es parte del «exorcismo». Necesitas atravesar esa etapa. Continúas HASTA sentirte bien o mucho mejor. Y así sucesivamente.
Un beso para ti, vecino querido.