Parasíntesis,Wittgenstein y el sacacorchos

Se me ha quedado mirando. Yo le he preguntado con un gesto qué es lo que pasaba. Me ha dicho que no entendía nada. Cuando he mostrado mi incredulidad y le he hecho ver que pensaba que era una broma, él no se ha inmutado y ha insistido en que no sabía hacerlo. Yo estaba cuidando la clase de una compañera. Les he repartido el trabajo que tenían que hacer. Eran ejercicios de lengua. Se trataba de diferenciar sustantivos de adjetivos, clasificar palabras entre simples y compuestas y cosas así. Me ha parecido ridículamente fácil. Algunos de ellos parecían, sin embargo, estar preparando oposiciones para entrar en la Nasa. Les he estado observando  y no podía dar crédito a lo que veía. Todo eran quejas ante la dificultad de la empresa a la que se enfrentaban. Tienen todos 17 o 18 años. No saben absolutamente nada y lo peor de todo: ante la menor dificultad abandonan. Entiendo perfectamente que el estudio de palabras parasintéticas no sea la pasión de su vida. Lo que no puedo comprender es que les de lo mismo ser unos ignorantes. Es más, sospecho que no saben lo que significa tal vocablo. No tienen más horizonte que el viernes y el sábado por la noche, más ilusión que el capítulo 1342 de «Atrapada entre dos rufianes» y su mayor deseo consiste en tener un iPod rosa fucsia o un polítono de los Jonas Brothers para el móvil. La cima del cine es «Loca academía de policia 879″. Los libros son objetos misteriosos para ellos, no saben lo que hay dentro,  internet es chatear, tienen el dedo pulgar hiperdesarrollado con forma de tecla de teléfono móvil y la música la utilizan para taladrarse la cabeza. Algunos de ellos, creo,se han olvidado de su nombre. La Unión Soviética nunca existió, el Papa es un viejito vestido de blanco, Che es una marca de camisetas que compite con Marley, la tarjeta de crédito es el mejor invento humano, las necesidades básicas son respirar, comer y dormir, los políticos son todos unos ladrones que engañan a todo el mundo menos a ellos, quedarse embarazada con 15 años es un ejercicio del sagrado principio de la libertad, el grafitti es la mayor expresión artística, una casa sin tres o cuatro televisiones no es una casa, los Estados Unidos tienen la culpa de todo lo que sucede en el planeta y en los abismos del espacio, el uso de la violencia es el resultado lógico de la libertad de expresión, la revolución es fumar marihuana a las 8 de la mañana, lo saben todo sobre sexo y por eso jamás  preguntan nada, los emigrantes vienen todos a robar y a quitarnos el trabajo, la guerra de los Balcanes o la de Irak no les interesa porque allí nada se les ha perdido, el mayor de los misterios es por qué los bancos nacionales no fabrican más dinero, Shakespeare es un nombre impronunciable, los filósofos griegos no eran filósofos eran homosexuales, las leyes son la quintaesencia de la represión, la pregunta capital es para qué sirve esto, la segunda pregunta más importante es qué hay que hacer para ser famoso, el sida sí saben lo que es pero da mucha pereza usar un condón, su capacidad de concentración es menor que la de un hamster y una cacatúa es capaz de elaborar oraciones más complejas. La política no les afecta, los periódicos son papeles que leían sus abuelos, la economía son números y a ellos los números ni les incumben ni  les interesan,»Pasión de Pichones» supera con creces a Bergman y el libro Guinness de los records es el único libro digno de leerse.

Cuando yo, metiéndome donde no me llaman, les he intentado explicar la diferencia entre una palabra simple y una derivada, me he sentido Wittgenstein ante un auditorio compuesto por simios. Para ser más didáctico les he dado luego ejemplos de palabras compuestas. Parabrisas, lavavajillas y puntapié han sido algunos de mis brillantes ejemplos. Cuando todo ha quedado claro han seguido con su trabajo. Al rato una cara sudorosa por el esfuerzo me ha espetado aturdida: no sé que tipo de palabra es sacacorchos. No sabía si tirarle a ella por la ventana o tirarme yo. Al final he optado por lo evidente y le he dicho la verdad: sacacorchos es un verbo. Gracias, me ha dicho. He vuelto a mi mesa con una lágrima deslizándose por mi mejilla.

He mirado un rato por la ventana para relajarme. Cuando me he dado la vuelta he visto que ya estaban al límite de sus fuerzas. Uno se afanaba en hacer agujeros a las hojas con un adminículo agujereador de diseño postpostmoderno. Otra buscaba entre sus clips el color más adecuado para combinar con la tinta del bolígrafo. Los demás, presas de un cansancio metafísico, ya habían tirado la toalla. Yo, que soy un profesor moderno, he aprovechado ese momento para entablar conversación con ellos. Les he preguntado qué planes tenían para el futuro, qué pensaban estudiar el año que viene o a qué les gustaría dedicarse. No sé, ha sido la frase más elaborada. Cuando he pasado de lo general a lo particular y me he dirigido a alguien individualmente, ni tan siquiera he obtenido una palabra musitada, un encogimiento de hombros ha sido suficiente. Quedaba ya poco tiempo y les he pedido que me entregaran sus trabajos. Los he recogido y al irme he echado un vistazo al primero de ellos. Un mensaje reivindicativo dejaba bien claro lo que pensaba sobre la gente de mi calaña.

T as pasd sto es dmsiad dficl pa nsotrs. (el punto lo pongo yo) Sto n lo sbn hcr ni en la unvrsdad.

14 comentarios

  1. Buena reflexión, supongo que los chavales también sufren el mismo desencanto, a su manera.
    Debemos confiar en la juventud, no son ellos los culpables de este mundo obsoleto, sino los que le pondrán solución.
    Que la mayoría no demuestra interés, tendremos nosotros algo de culpa. Ellos encontraron el sistema orquestado, no han tenido tiempo ni de racionalizarlo.
    Tienes mi comprensión pues yo curré en un centro de educación especial y conozco el tema, pero es una visión demasiado derrotista en cuanto al futuro de la juventud.

    Un abrazo

  2. Hola Eduard,
    Encantado de verte por aquí.
    Tienes razón.Esta entrada no es más que un desahogo, una licencia donde mediante la exageración pretendo aliviar los altibajos en que uno cae al vivir diariamente situaciones como esta.Por supuesto que nosotros somos no sé si culpables pero sí responsables del desencanto del que hablas.Lo que no creo es que seamos los únicos responsables. Creo que ellos también tienen su parte de responsabilidad.Conozco a muchos adolescentes con peripecias vitales y situaciones económicas, sociales y familiares que parecen sacadas de una novela de Dickens.Los veo todos los días y veo también como la sociedad en general y el sistema educativo en particular dice una cosa y hace otra, habla de integración y practica la segregación.Cuando me pongo en su piel entiendo perfectamente su desencanto y pesimismo.Pero también sé que de ellos en gran medida depende el cambiar las cosas.Yo intento ayudarles y cuando lo consigo me satisface enormemente.Lo que lamento es que tiren por la borda las oprtunidades que se les brindan.Viven una situación injusta pero lo quieran o no, nadie puede hacer más por ellos que ellos mismos. Todo esto me da pena pero también rabia.

    Muchas gracias por tu comentario.

    Nos vemos

  3. Vecino querido, si tus estudiantes no pueden definir el término «palabra» –y te reto a que les preguntes y te apuesto que menos de un 5% puede dar una definición adecuada– nunca jamás serán capaces de comprender lo que es una palabra derivada, por más que te jales los cabellos y te des con la cabeza contra las paredes de la impotencia, luego de explicárselos por sexagésima vez en dos días. Del título que tan brillante y canallamente escogiste, sólo conocía la última palabra (el verbo) 😆 pero para eso está San Google. Pero para eso tienes que tener el impulso. Está en ellos, pero sepultado bajo toneladas de incomprensión y fracasos. Solo tienes que quitar esta carga gramo a gramo y un día cualquiera verás algo que pensabas imposible: alguien vuelve a la vida y empieza a cooperar contigo y luego ¿quién sabe? Quizá tienes hasta una clase modelo en tus manos, con monitores y todo. ¿No sería algo bueno?

  4. Yo te reto a que hagas esa pregunta no a estudiantes más o menos atolondrados sino a cualquier adulto que te encuentres por la calle.Si no te toman por loca y se escapan corriendo te encontrarás con la cruda realidad de que un 5%, no ya de aciertos sino de respuestas coherentes,es un objetivo demasiado optimista.

    Me gusta tu teoría del impulso.Es cierta.Yo la llamaba curiosidad.Creo que nos referimos a lo mismo o al menos son cosas complementarias.
    La tarea de ir eliminando gramo a gramo la carga que oculta el impulso es árdua. En ella estoy. Por eso de vez en cuando me permito un desahogo.

  5. Es cierto, es como dices, fácilmente pueden salir corriendo, aterrados….. ¡Pero no sólo con esa clase de preguntas! El estado de nuestra llamada «civilización» es trágico. Recuerdo haberme extraviado, hace unos años, en una avenida grande de Nueva York, era la 5ta o la 6ta, algo bien céntrico; eran como las 5, estaba clara la tarde y yo iba normal, no me parecía a Janis Joplin en mi atuendo, no llevo tatuajes hasta en los dientes ni nada por el estilo. Me acerco a un Sr. que se ve normal también, de traje, que parecía haber salido de su oficina hacía pocos minutos, pelo castaño claro él, con anteojos y briefcase…. en el momento en que abro la boca y digo en mi mejor inglés: «sería tan amable de decirme, Señor, por favor, dón….» ¡Dios mío!!! ¡Nunca jamás olvidaré su expresión, mientras viva! El terror más puro se adueñaba violentamente de sus ojos. No sé si lo hizo, pero daba la impresión de haber elevado el briefcase hasta el rostro para tratar, inútilmente, de guarecerse tras de él, mientras trastabillaba retrocediendo y mascullaba algo por completo incomprensible…. No tengo idea qué pasaba por su cabeza en ese momento. No sé si vio en mí a Patty Hearst con una inexistente metralleta apuntándolo (reconozco que es posible que llevara mi inseparable pluma en la mano, siempre estoy tomando notas…) o vio a la chica de la guadaña presta a abalanzársele para llevárselo, o vio a su madre, su mujer, su suegra, su hermana o algún otro ser aterrador para un hombre… en fin, no sé a quién vio, pero sí sé que estaba aterrorizado y escapó corriendo…. literalmente. Interesante experiencia, provocar emociones de esa intensidad.

    El móvil, el impulso, es la curiosidad. (Deseo de saber es su definición). Sólo que como impulso, puede ser a veces desmedido y en esos casos el término «curiosidad» se queda corto, y lo que hay no es apenas un deseo de saber, sino una necesidad, una urgencia…

    Desahógate cuanto quieras, a veces puede ser hasta terapéutico… para mí eres un genio, así que tengo certeza de que tarde o temprano te llegará una carta como ésta.

  6. Sólo le faltó al pobre hombre tirarse al suelo suplicando que no lo mataras, explicándote que tenía mujer e hijos y que te daría todo el dinero que llevaba encima, el reloj, la medalla de la virgen de la macarena y su alianza de boda.
    Esto te pasa por hablar con desconocidos y hacerles preguntas complicadas.Imagina si le pides que te de la definición de la palabra «palabra».Hubiera muerto en el acto de un ataque cardiaco fulminante.Y te hubiese dejado con la palabra palabra en la boca.
    La curiosidad me ha llevado a leer la carta.Me ha gustado tanto que pienso escribírme una parecida a mi mismo para leerla en momentos de bajón. No creo que tenga la paciencia suficiente como para esperar a que alguien lo haga por mí.
    Ahora en serio, la educación es una profesión que tiene evidentes ventajas:el calendario laboral, las vacaciones y la oportunidad de aprender.No es menos cierto que es una profesión dura en muchas ocasiones.Uno se enfrenta a un público todos los días, hay tensión, enfrentamiento y en muchas ocasiones los resultados tardan en llegar.Lo bueno es que cuando llegan son tremendamente satisfactorios pues se refieren a personas a las que has ayudado.Eso dignifica el trabajo.
    Un genio agradecido

    P.D.: Según iba leyendo la carta he intuido que LRH estaba escondido por alguna parte.

  7. ¡Ja ja ja! ¡Sí! Fue más o menos como lo cuentas.

    Sabía que adorarías esa hermosa y amorosa carta. Yo sabía que existía, pero nunca la había leído. Y cuando lo hice, hace unas horas (estoy preparando un proyecto sobre la tecnología de estudio), percibí que era 100% para ti. No es nada mala la idea de escribirte una similar para momentos de emergencia, en serio. Cuando uno está así, a punto de rasgarse las vestiduras o…. algo peor, uno no es uno, créeme, es una «cosa» monstruosa con «vida» propia, o al menos movimiento propio… Entonces, UNO sí puede «correr» al rescate a través de una carta que contenga suficiente verdad y estética como para exorcisar al monstruo, en medio de los aullidos y el hedor más escalofriantes.

    ¿Qué es un «clon emocional»?

    PD: ¡Casi lo olvido! Tu «intuición» como le llamas, es impecable: Los estudiantes tienen su parte (y bastante grande por cierto) de responsabilidad y, sí, definitivamante de ellos depende, en igual medida que nosotros, cambiar las cosas.

  8. Lo de clon emocional no es más que un invento para referirme a una persona que manifiesta idénticas emociones ante los mismos estímulos. A veces tendemos a pensar que un ser afín a nosotros tiene que experimentar las mismas sensaciones ante la vista de un cuadro o de un paisaje , tras la lectura de un libro o al escuchar una determinada música. No siempre es así.Muchas veces afinidad y sensibilidad no van dadas de la mano. No tiene nada de malo.

  9. Interesante leer esta historia terrorífica a casi dos años de su origen. A veces es difícil no compadecerte, vecino querido, pero resisto…. hasta ahora he logrado resistir.

    Tus dotes histriónicas son las que nos salvan a ambos. Saber que existen y que son omnipresentes me da la perspectiva adecuada cuando más la necesito.

    No sé si de verdad fuiste capaz de decirle a esa pobre chica que sacacorchos era un verbo, no lo creo, la fe que tengo en tu bondad intrínseca me impide creer algo así. Pero lo cierto es que me hace reír cada vez que lo leo. No de ella, sino de tu propio drama interno…. quisiera a veces ser tan buena como tú, pero me temo que no llego hasta ahí.

  10. ¿A esto nos ha llevado Wittgenstein? Gracias por hacerme caer de nuevo por aquí. He de confesar que me he reído. Me da vergüenza reconocerlo ( pues me da un poco de apuro hacerme gracia a mí mismo) pero es verdad, como también lo es que aquella alumna sigue conjugando el verbo sacacorchear.

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: