No soy rencoroso. Se me olvidan todos los males que creo que me han hecho. No soy vengativo. La venganza, además de improductiva, requiere atención constante y, eso, es demasiado laborioso. No soy envidioso. Me encuentro bien con lo que tengo y soy como soy sin más ambiciones. No soy avaricioso. Vivo sin saber lo que poseo. No por tener demasiado sino suficiente. No soy mentiroso, o al menos en lo importante. Siempre suelo decir lo que pienso y guardo las mentiras para lo conveniente. No soy presuntuoso. Trato de no dar nada por sentado. No soy cobarde. Lucho por vivir como pienso. No soy ambicioso. Tal vez me equivoque pues algo debe de tener la ambición cuando hay tanto empeño en valorarla. No soy egoísta, o no lo soy de manera desmedida. Pienso mucho en mí, pero también en nosotros. No tengo prejuicios. Lo que sé o sospecho no trato de utilizarlo en contra de nadie. No soy imparcial. Tamaña labor queda en manos de los jueces y ellos, que son como yo, tampoco pueden serlo. No soy violento. No porque no pueda sino porque no quiero. No soy manso, que dios me perdone. Siempre he preferido el lobo al cordero. No soy idiota. Nunca miro el dedo cuando señala a la luna. No soy vanidoso, aunque después de lo dicho parezca serlo.
No soy nada de eso. Al menos así lo creo. Y sin embargo, no me siento bueno.
Yo no me considero impaciente, como ya-sabes-quién, pero Ópera me ha jugado una mala pasada; se ha caído y se ha llevado consigo 4 párrafos de un comentario pictórico que no me siento con fuerzas para reescribir. Será en otra oportunidad, vecino querido.
PS: Me encanta tu RSS. (-:
Te comprendo completamente. Yo también he sido víctima de esas malas pasadas en varias ocasiones. Te comprendo pero lo siento porque me quedo en ascuas.
Que la fuerza te acompañe.
PS:¿Qué tiene de especial el RSS?
Tu RSS tiene un no-sé-qué, que me parece absolutamente encantador. No sé si es la posición en que lo has puesto (alineado con el título); esto mezclado con la proporción perfecta; el color quizá (464646)… no lo sé, ya te dije que es un no sé qué.
Esta noche de sábado no-demasiado-ocupada en que mi lámpara blanca esparce una luz con un leve tinte anaranjado y no hay ninguna música en el fondo, me inspira para tratar de reconstruir el comentario, esta vez en un pequeño archivo de TextEdit, antes Simple Text…
Te decía, vecino, que es imposible –con una descripción totalmente negativa– obtener una impresión final positiva. En realidad, aunque suene a perogrullada, no somos lo que no somos, somos lo que somos. (-: La bondad o lo bueno es un principio activo que implica, definitivamente, acción. No siempre, claro está, acción constructiva; a veces, para ser buenos, necesitamos destruir ciertas lacras… pero aunque la acción, al menos en apariencia, siempre resulta del pensamiento, el pensamiento puro no es suficiente para SER, al menos no en este universo: se necesita HACER para «ser» algo con apellido, especialmente si el apellido es «Bueno».
Esto, naturalmente no era lo que escribí la otra noche, ya que de pictórico no tiene nada, me temo que dejé desvanecer la idea original.
¡Ah! ¡ahí la veo escondiéndose de mí, ya la atrapé! ¡Ja! Aquí la traigo colgando del pescuezo para ti.
Te decía también, que el autorretrato que habías pintado se me parece a un cuadro de ese pintor ¿norteamericano? que tanto te gusta a ti y a Anne, ese que pinta grises y enfermantemente monótonos paisajes urbanos… Yo, que me jacto de conocerte, si supiera pintar y tuviera que hacer un retrato tuyo, vecino, no dudaría ni un instante en hacer algo que teniendo negro como base se iluminara con bastos brochazos de rojo fuego, un cielo amarillo oro y pequeñas pinceladas de azul eléctrico, todo en el óleo más espeso que pueda aún fluir en el pincel –jamás en témpera ni mucho menos en acuarela– en el más puro estilo Fauve, no tanto de Matisse, sino más bien de van Dongen.
No sé cómo me atrevo a decirte estas cosas, creo que me he estado juntando demasiado últimamante con ya-sabes-quién.
PS: Se me quedó decirte que se entiende que no es de tu interés, necesariamente, «ser bueno»…
Karen, ¡qué te pasa! me ardían las orejas y ahora veo por qué. Es Hopper. Pero no el Hopper famoso, el saltamontes de la película Bichos, naturalmente, si no el otro Hopper. No es tan gris en realidad, sólo da esa sensación. Además, tienes razón, te desconozco… ¿cómo le dices eso a tu vecino querido sabiendo que Hopper es su pintor favorito? No pienso cambiar papeles contigo, por lo que nunca me verás defenderlo a capa y espada, pero ahora estoy preocupada por ti. En todo caso, con todo y que «no sabes pintar» el retrato te quedó magnífico. Yo le habría puesto una gota de verde limón o verde hoja y un toque de violeta (bajo los ojos, por supuesto) también, pero, bueno, no se puede ser taaaan perfeccionista. Veo que la fotografía es un gran entrenamiento. Mañana cumple años Iña, ¿te acuerdas? Te veo por allá.
J, Karen, extrañamente exagera. Claro que hay trazos positivos en tu autorretrato, además, ya se sabe que está incompleto. Me encantará verlo terminado.
K,
Sé que tienes razón pero también sé que, nos guste o nos guste, sea lo más adecuado o no, es más fácil saber lo que uno no es, lo que a uno no gusta que lo contrario. No deberíamos quedarnos en lo que no somos ni nos gusta pero no es mal camino para empezar. Cuando uno sabe todo lo que no es no le que queda más remedio que hacer algo para ser.
Lo que no tiene discusión y en lo que estoy totalmente de acuerdo contigo es en la relación indisoluble entre la bondad y la acción.
Cuánta inútil monserga se escucha con respecto a una bondad teórica llena de buenas e inútiles intenciones. La bondad implica acción. Me gusta.
Yo sí quiero ser bueno.
M,
Dile a K de mi parte que Hopper no es gris, ni monótono, ni enfermizo. Dile también que Hopper no pinta paisajes urbanos. Es un pintor de almas. Y sí, es norteamericano. Quien se meta con Hopper se mete conmigo.