Los resignados

Siempre recibes lo que das.Lo decimos y nos quedamos tan contentos.Si esto fuera así estaríamos aceptando una justicia última que se  impone  finalmente  más allá de toda  voluntad humana. Nos viene a decir que tras lo aparente hay algo más real que nosotros no decidimos y que para nuestro gozo  pondrá las cosas  en su sitio.Nos consuela, en definitiva, de nuestros fracasos o del absurdo que nos rodea.

Siembra y recogerás.Es cierto que para recoger hay que sembrar.No siempre se corresponden siembra y cosecha. La naturaleza no es buena ni mala, dulce o cruel.Simplemente es. Los seres humanos intentamos doblegar las leyes naturales.Está bien que así sea y es justo que pretendamos adecuar los frutos a los esfuerzos.Como esto no sucede en muchas ocasiones y la sombra del sinsentido nos asusta buscamos consuelo en las quimeras que inventamos.Verás  como al final todo se arregla.El final es un concepto tan equívoco que siempre podemos decidir cuando llega.Entonces, ufanos,  sonreímos  y nos creemos nuestros propios cuentos.

El bien vencerá.Hasta que no lo haga ¿qué hacemos? Ante una situación que nos parece injusta cerrar los ojos y esperar que el bien, como si fuera algo tangible, acabará por desterrar de nuestro entorno  todo vestigio de maldad es como decirle a  un enfermo terminal que esté tranquilo, que al final se curará.Cuando con el paso del tiempo su situación empeore sacaremos de la chistera otro  remedio y entonces le diremos que la esperanza es lo último que se pierde.

Poblamos nuestra vida de frases bonitas.Bonitas y peligrosas pues su fin último es más que dudoso. Unas están cargadas de buena intención. Otras, sin embargo, no son más que consoladores mentales, apaciguadores que  nos llevan a pensar que, a pesar de todo, siempre acaba por triunfar la justicia. El intento de traspasar el happy end cinematográfico a la vida real es una memez.Es una fuente de frustración, un consuelo de tontos o, más probablemente, un auténtico engañabobos.

La vida está llena de frustraciones y lo que predicamos es la resignación, no la aceptación.Una persona resignada está en cierta forma conforme con lo que le sucede, no lucha, se hunde como se hunden todos los sometidos.La resignación crea seres pacientes y la paciencia nos parece una virtud.Lo es en el que hace, no lo es en el que espera y menos en el que espera que la justicia, la verdad o dios todo poderoso le saquen las castañas del fuego.El mundo está lleno de resignados que se someten al dolor que su frustración les produce.El resignado deja de tener objetivo alguno y sólo espera.A tan largo plazo puede esperar que incluso confía en otras vidas donde se le resarcirá de tantos sufrimientos. Mientras tanto  no deja de ser un pelele en manos de los expendedores de consuelo y  esperanza.La resignación es cualquier cosa menos una necesidad.La resignación nos vacía de intenciones.La resignación  conduce irremediablemente al pesimismo.

La aceptación  es mirar la vida cara a cara y situarnos en la realidad.Aceptar que lo mismo que un cataclismo destruye todo lo que con tanto ahínco se había creado, un injusticia puede dejarnos solos y desamparados.Vernos hundidos y aceptarlo es lo que nos puede sacar a flote porque la realidad se nos presenta clara y meridiana.El resignado  simplemente se ahoga.Aceptar lo que nos sucede no significa estar conforme sino que  lo comprendemos. La aceptación no aniquila la intención. El que acepta tiene voluntad .Sólo el que tiene voluntad puede aspirar al optimismo y a cierta felicidad.

Seamos realistas, pidamos lo imposible es una frase ya muy gastada por el uso y que  va perdiendo el fondo por la forma. En cualquier caso sigue siendo un buen ejemplo de aceptación e intención.No es una frase para resignados.No busca conformes ni tolerantes.Nos dirige primero a la realidad y  su aceptación proponiéndonos a continuación un acto de voluntad.Expresa la intención clara de lograr un objetivo.Lo atractivo y lo poético es hacernos ver que lo que  los resignados consideran imposible es perfectamente posible.

Es en un mundo de resignados donde Dios es necesario.Sus designios inescrutables  explican lo inexplicable, su bondad infinita nos colmará de felicidad cuando llegue el momento y la justicia divina corregirá la torpe justicia humana.Los que aceptan no necesitan a Dios  o, al menos, no necesitan al mismo Dios  ni de la misma forma.

Es fácil convencer al sometido.Cualquier punto de apoyo que le demos será suficiente para que se lance a nuestros brazos.Se refugiará en ellos porque no tiene nada más a lo que agarrarse.Eso no es esperanza eso es aferrarse desesperadamente a un salvavidas de corcho que siempre acaba por pudrirse.

No dudo de la buenas intenciones  pero tengo que admitir que estoy harto de los errores que frecuentemente traen consigo.

27 comentarios

  1. Estoy convencida, amigo, de que la resignación forma parte (entre las top 5,diría)de las verdades más cruentas que afrontamos diariamente:Felicitaciones por quedar en el puesto 5 entre 2000 postulantes!Eres sin dudas una super mujer! (pero sólo 4 ganaban la beca a la India…). Tanto tiempo sin verte… cuanto?20 años? que bien te queda NO estar tan flaca…!¿Con que cara maldices emocionado y además controlando lengua y mandíbula para que no se adivinen tus epítetos?
    Resignada, acepto,admito que en momentos límites se han escapado como duendes (de los malos, no los irlandeses)de mi detractora boca lo que por estos sitios llamamos «bolufrases»de autoresignación premeditada.
    ¿Estaremos alguna vez a salvo?

  2. Los resignados/los sometidos/los que esperan/los débiles nacen así y se pasan la vida entera así. Lo he visto en mi propia familia y me lo han contado generación tras generación.

    En el lado opuesto están los que aceptan la realidad por muy dura que sea y a pesar de ello siguen adelante, siguen errando y siguen creciendo.

    Esto me lleva a pensar que el mundo en si es bipolar: hay personas que nacen para entretener y personas que nacen para observar.

  3. ¿Te refieres con eso a actores y espectadores? ¿Piensas que venimos marcados desde el nacimiento?¿Hablas de destino? ¿Podemos dejar de resignarnos?¿Son los resignados víctimas, son cobardes, son las dos cosas?
    En fin, muchas preguntas, pero me has dejado con la duda.

  4. María eugenia,

    La resignación es componente principal de la civilización occidental desde hace dos mil años.Es hora ya de aceptar las consecuencias de nuestras acciones y de dejar de suspirar por nuestras desgracias.El mundo y la vida son hoy. Mañana será otro día.Los resignados empiezan siempre dejándose llevar y acaban lamentando su desidia.
    La iglesia católica y su valle de lágrimas tienen mucho que ver con esto.
    No creo que nunca estemos a salvo.Eso tenemos que aceptarlo que es muy diferente a resignarnos.

  5. Si, a los actores y expectadores de la vida.
    Venimos marcados desde el nacimiento pero podemos cambiar, las circumstancias y las vivencias nos cambian.
    Creo que el destino baraja las cartas y nosotros elejimos.
    La eleción que hacemos sin embargo viene marcada por la personalidad con la que hemos nacido (actor o expectador)

    Claro que podemos dejar de resignarnos si queremos pero cuesta mucho levantar el velo que tenemos en la cara para ver el mundo tal y como es.

    Son cobardes que van de victimas, pero también son víctimas por ser cobardes.

  6. No estamos muy de acuerdo esta vez. Me he pasado la vida ligando las culpas del 90 por ciento de nuestros males a la iglesia católica, y lo seguiré haciendo, pero creo que la resignación es un instinto de supervivencia, y nos ha acompañado desde siempre. A veces es tanto más fácil resignarse,dimitirse a aceptar…y eso no debería quitarle puntos a uno.
    Uy, oigo un sensual sonido a corcho y copas.Será la próxima.

  7. Dejando a Toro Sentado contando lindas historias bajo la luz de la Luna llegamos hasta esta no menos interesante reflexión sobre la que no me siento capacitada para aportar nada que alcance más allá de aquello tan manido pero interesante de que cualquier acción o inacción [sena buenas o malas las intenciones] tiene siempre efectos colaterales tanto sobre uno mismo como sobre los demás. Buena reflexión de nuevo.

  8. A veces me sucede con tus entradas que me siento aludida de mala manera, vecino. No sé si estaré siendo egocéntrica sin darme cuenta, pero me sucede. Esta es una de ellas.

    Cuando fustigas algo, lo haces sin cuartel. Y es tal la intensidad de tu disgusto que resulta para mí la gracia salvadora. Normalmente concluyo que no puede ser. Que tanta indignación no puede estar dirigida a mi persona y respiro aliviada… hasta un punto. Siempre me queda la duda…

    Como hago a veces, comentaré sólo un punto, el que más llama mi atención. Se trata, nuevamente, de las palabras, de una cuestión semántica, en el caso de aceptación.

    Si entiendo lo que quieres decir en tu entrada con aceptación, yo a eso le llamo confrontar: encarar sin retroceder, sin dejar que nos afecte; estar ahí, frente a lo que sea que confrontamos, cómodamente, sin sentir siquiera ganas de salir corriendo. Es una palabra técnica, no significa la «confrontación» que implica antagonismo o desafío, no. Es sólo estar ahí, cómodamente, y percibir. Es una habilidad impresionante que tenemos todos, pero que por falta de ejercicio y por otras cosas, dejamos poner fuera de forma. Se recupera u se incrementa con bastante facilidad. Es la base de la comunicación, del conocimiento y de muchas otras cosas. A menudo nos resulta difícil confrontar a otra persona: verla como es, sin necesidad de juicios o de temores. Lo mismo sucede con las situaciones de la vida.

    Aceptación, por otro lado, para mí incluye estar de acuerdo y por eso no aplica a todos los casos. Por eso, para mí no se diferencia fundamentalmente de la resignación. Para mí, son lo mismo sólo que resignación es casi igual que «sacrificio» y el sacrificio –estandarte del catolicismo– está espantosamente bajo en la escala, muy por debajo de cero. Aceptación sería un armónico de sacrificio, en un tono un poco menos bajo.

    El acuerdo es un arma de doble filo, algo a la vez maravilloso y terrible. Es lo que construye la base de cualquier buena relación entre dos, es lo que nos permite que exista la realidad, que las ilusiones se hagan reales. Pero también es lo que nos puede hundir en las profundidades más hondas, cuando nos ponemos de acuerdo con algo que va en contra de lo que es para nosotros verdadero. Y esto sucede a cada momento. Y por ese mismo camino se va por la borda nuestra integridad personal. Cuando damos nuestra bendición a aquello que es maldito.

    No veo que tú incluyas el matiz de acuerdo en el uso que haces del término aceptación, por eso creo que en el fondo estamos de acuerdo [sonrisa] y que tal vez te sea útil en el futuro la nueva palabra que te he presentado.

  9. Charlotte,
    Piensas entonces que venimos marcados desde el nacimiento y que algo que llamas destino delimita nuestra capacidad de elección.
    La personalidad también parece tal y como la muestras algo que se escapa de nosotros, un traje que debemos usar querámoslo o no.
    A mí me parecen demasiadas cosas externas a las que agarrarnos cuando buscamos explicación y consuelo.
    No sé, tengo serias dudas.

    María eugenia,
    La iglesia católica no tiene patente sobre la resignación pero sí creo que es su mejor distribuidora. La ha utilizado siempre para para evitar rebeliones y para mantener el estado de las cosas.
    No veo a la resignación como instinto de supervivencia. La resignación mata lentamente, nos hace sumisos y nos va transformando es seres abúlicos.
    Tal vez el problema esté en el uso que damos a las palabras.

    letrasdeagua,
    Más que colaterales, los efectos son directos.Cuando la mariposa bate las alas no sabemos que intención tiene pero podríamos seguir paso a paso los efectos que provoca.A veces la cadena de efectos es tan larga que no somos capaces de llegar a su origen y se nos hace imposible hacer responsable a la mariposa del efecto provocado.A esa cadena tan grande y retorcida hay quien le llama azar.

    K,
    La aceptación es todo lo que tú dices excepto en una cosa: no significa estar de acuerdo.
    La aceptación( sin estar de acuerdo) es la aceptación de Sócrates de su propia muerte.
    Haría falta copiar y pegar la Apología y el Critón enteros para explicarlo.
    Resignarse es evitar la disputa y la confrontación.No porque despreciemos al adversario, si lo hay sino precisamente por la incapacidad de confrontar.Resignación es conformismo y sumisión.
    Aceptar lo que nos sucede implica un análisis racional de sus causas y efectos.La confrontación es plantar cara a las consecuencias, comprenderlas y no malgastar la vida en añoranzas de lo que pudo ser y no fue. El que se resigna cae en este sufrimiento de una añoranza constante.La resignación no comprende nada, acepta sin discusión y se refugia en un desesperado intento por vivir en el sueño de la nostalgia.
    La aceptación de lo que nos sucede es un deber ético y la resignación no es más que impotencia.

    Aceptar, por ejemplo,la existencia de la enfermedad y la muerte es la única manera de confrontarlas.Resignarnos al hecho de que hemos de morir es estar toda la vida sufriendo por este motivo.
    La aceptación es vivir en la realidad, la resignación es abandonarla.

    El enfermo que se resigna muere, el enfermo que acepta su enfermedad puede que tal vez muera pero sin duda vive mejor.De poco importa en este caso que esté o no de acuerdo con la enfermedad.

  10. Es lo que creo hasta la fecha.
    Alomejor mañana o dentro de un año cambio de opinión, pero de momento yo lo veo asi.

    Yo soy yo y mi circumstancia.

  11. V, gracias por la reafirmación. Sin embargo, no soy yo quien le da la connotación de acuerdo a la aceptación. Es la RAE. La RAE es tan bárbara que en una de sus acepciones, pone la palabra como sinónimo de resignación. Por eso es que no le tengo un particular afecto (a la palabra, no a la RAE).

    Debo confrontar y/o aceptar, al parecer, que «quien calla, otorga», en relación a los primeros dos párrafos de mi comentario.

    Finalmente, lo que haya dicho el maestro Sócrates, es palabra de dios para mí, lo sabes, no son necesarias las explicaciones.

    La resignación y el sacrificio son, ambas, execrables.

  12. Charlotte,
    Yo también.

    K,
    La RAE siempre va detrás de las palabras.Le cuesta adaptarse a los usos y los cambios.

    En cuanto a los dos primeros párrafos no tengo todavía una respuesta.Puede que crea que no y sea que sí o viceversa.Resignación vecina,resignación.

  13. Karen te confieso que desconocía la palabra confrontación, simplemente no figura en mis archivos mentales. Lo he asociado inmediatamente con la palabra enfrentar pero me figuro que no es lo mismo o si? Me estoy haciendo un cacao mental…

    Si me he enterado bien: aceptar es asimilar y punto mientras que confrontar es aceptar y seguir luchando.

    Aclaramelo por favor!

  14. Charlotte. Iba a intervenir en tu duda sin darme cuenta que se la has planteado a Karen. Mejor esperamos a que te responda ella. De todas formas no te hagas cacao mental porque creo que vas bien encaminada. En todo caso que nos rectifique a las dos si es necesario.

    Confrontar no es enfrentar en el sentido de presentar batalla al uso sino cotejar en el sentido de de «mirar de frente» [el plantar cara de Jusamawi] los hechos sin desvirtuarlos para una vez comprendidos continuar adelante en esa especie de reposicionamiento del que te hablaba el otro día.

    Se me escapa el asunto de la aceptación sin estar de acuerdo de Sócrates.

  15. Vecino, con tu permiso.

    Charlotte y Beatriz,

    Por una parte, mi vecino querido tiene muchísima razón en que la RAE (Real Academia Española de la lengua) a veces se queda un poco atrás en las definiciones, que por usos y costumbres van cambiando, se van sumando y restando…

    Pero por otra parte, la RAE es un dato estable. Un dato estable es sólo eso: un dato estable. No tiene que ser necesariamente verdadero. Sólo es estable y su función es detener la confusión.

    ¿Por qué? Porque necesitamos tener un acuerdo mínimo sobre lo que significan las palabras, de otro modo sería imposible la comunicación. Si para mí la palabra «árbol» significa «mesa» y para ustedes significa «miedo» y para mi vecino significa «soldado»…. pues cada vez que yo diga o escriba «árbol», tenemos un malentendido, una confusión, si no algo peor. Esta es una de las enseñanzas de la lógica elemental de Sócrates: Maestro de maestros.

    Por lo tanto, al menos para mí, la RAE (y un diccionario especializado de filosofía que uso a menudo) son una base sólida y estable a la que recurrir ante cualquier duda. Y así puede haber acuerdo, puede haber comunicación, puede haber comprensión.

    La RAE da cuatro significados no-especializados para la palabra aceptar:

    1. Recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga.
    2. Aprobar, dar por bueno, acceder a algo.
    3. Recibir o dar entrada.
    4. Asumir resignadamente un sacrificio, molestia o privación.

    Como se ve fácilmente, en los tres primeros y muy especialmente en el segundo, la palabra implica que hay cierto grado de acuerdo con lo que se acepta. En la cuarta acepción es donde la palabra claramente se convierte en sinónimo de resignación que a su vez implica un sacrificio….

    Por eso, en mi humilde opinión, la palabra es inadecuada para lo que mi vecino quiere expresar.

    El término confrontar ya desde su mismo origen significa «dar la cara» (o la frente). Se define —en mi diccionario especializado— como encarar sin retroceder o ser afectado. Estar ahí, cómodamente, y percibir. El confrontar es una habilidad innata de todos los seres humanos pero se va perdiendo, como otras. Se ejercita y así se recupera y se incrementa. El avestruz, que a menudo menciona mi vecino sería el ejemplo clásico de la no-confrontación. No tiene nada que ver con luchar, ni con estar de acuerdo o en desacuerdo con nada. Es simplemente estar ahí, cómodamente, y percibir.

    Muchas veces, no logramos estar cómodos ante una situación. La medida de nuestra incomodidad no da la medida exacta en que no la estamos confrontando. A veces no podemos confrontar situaciones específicas en la vida. Otras veces, nos sucede con ciertas personas. En ocasiones, sí podemos confrontar a una persona, digamos que por escrito, pero no cara a cara o por teléfono. Naturalmente, hay cosas más difíciles de confrontar que otras, pero esto varía grandemente de persona a persona. Las variantes son infinitas.

    Espero haber sido de ayuda.

  16. Complicado eso de estar ahí sin ser afectado. Objetivo Ataraxia. Ejercitaremos La Musculatura. Tiene más sentido ahora ese arma de doble filo que es la aceptación así como la impotencia [por no acción o acción ¿inadecuada?] de la resignación. Gracias Karen, Jusamawi, Charlotte más contertuli@s.

  17. Ataraxia, esa es la palabra.Ese sería el estado al que aspiramos.La pelea de la filosofía ha sido siempre buscar el camino adecuado para alcanzar ese estado.
    Son condiciones indispensables la aceptación, la confrontación, la serenidad y la percepción.
    La vía de la resignación es contraria completamente pues no es más que la expresión de la debilidad.

    Han pasado casi tres mil años y seguimos buscando lo mismo.Eso es buscar y no resignarse.

  18. Pues si llevamos 3.000 años buscando lo mismo no podemos dejarlo ahora ¿no te parece? Seguiremos en ello. Saludos.

  19. No es por ser pelota, que no creo serlo, pero estoy muy de acuerdo con tu reflexión. Resignarse es una actitud judeo cristiana que implica una falta de lucha hacia el entorno y hacia sí mismo. Sin embargo aceptar, implica aceptarse a uno mismo y a sus circunstancias. Una gran victoria sobre el derrotismo reinante.
    PS: estoy muy contenta porque he aprendido una palabra nueva, ataraxia!

  20. Efectivamente, el uso de las palabras varía espectral. Sigo tozuda defendiendo (no pratocinando ni financiando)a la resignación, que veo menos perjudicial de lo que aparenta.
    …» y no me arrepiento de haberte querido, pero sí de no haberte matado mientras pude»…

  21. Anne,
    Al final habrá que cambiar el título a esta entrada.Ataraxia parece que se impone.
    Queda aún mucho camino para llegar a alcanzar ese estado.

    María eugenia,
    Defiende tozuda lo que piensas.Yo le doy vueltas y no puedo verle el lado positivo a la resignación. Me parece además lo contrario que a ti. Es mucho más perjudicial de lo que aparenta.

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