Me paso la vida haciendo preguntas.Todo surge de la duda, pero si dudo, lo hago de algo que aparenta o que puede ser cierto. No se pueden hacer preguntas de la nada.El mero hecho de plantearlas significa que algo nos ha provocado la duda.Si concibo la idea de dios es que la admito como posible, después viene la duda.No tener ninguna duda es, paradójicamente, la mayor forma de ignorancia.
La actitud razonable es aquella que se plantea la posibilidad de poner todo en el aire,hacer como que lo que parece que es no lo sea, y, a partir de ahí,ir hacia delante.Debemos poner en cuestión lo que nos es dado como seguro.Es un deber intelectual la no aceptación del conocimiento como algo inamovible.Si miramos hacia atrás en el tiempo, si es que esto es posible, veremos que en demasiadas ocasiones el conocimiento tenía la base más endeble de todas: la certeza.Para pasmo de todos esa certeza se revelaba más adelante como su contrario. Ese descubrimiento nos hace constatar que de la aparente certeza no surgen más que errores.Con el paso del tiempo conocemos más cosas, pero es bastante probable que no tengamos más conocimiento y que las mismas dudas que se planteaban nuestros antepasados sigan ahí envueltas en un velo que las hace inasequibles.La ciencia incluso parte de supuestos desde los que trata de interpretar el mundo.Necesita unas reglas del juego, unos mínimos sobre los que construir.Es algo práctico y funcional que nos ayuda a vivir mejor pero, en el fondo, la ciencia cree en ciertos principios como los que mediante la fe creen en otros.
No entendemos el mundo, no entendemos la vida, llevamos toda la historia buscándole un sentido.Nos hemos refugiado en el tiempo y en el espacio cuando sabemos que no son más que inventos, prácticos sí, pero inventos.El pasado no existe, el futuro tampoco.Sólo tenemos un ahora que se repite incesante.Lo mismo sucede con el espacio.Estando condenados a estar siempre aquí queremos ir siempre más allá.Y ¿cómo ir más allá si siempre estamos aquí?
El lenguaje es el instrumento que nos ayuda en las labores de conocimiento.El lenguaje es pensamiento o el pensamiento es lenguaje.(¡Vaya duda!) Manejamos ideas y conceptos que huyen de nosotros en cuanto salen de nuestra boca. El lenguaje es contradictorio y ambiguo, muchas veces paradójico.Sin embargo, querámoslo o no, a él tenemos que agarrarnos si queremos comunicar o comunicarnos.Tenemos tesón, eso es cierto, pues sabiendo todo esto, no cejamos en el empeño de conocer, de intentarlo al menos.Por eso hacemos preguntas, infinitas preguntas.Las respuestas que les demos hoy tal vez no sirvan mañana.Nuestro truco, la trampa que hace que no nos quedemos quietos mirando mudos el espacio infinito, es que a pesar de vivir en la duda, nos apoyamos en las bases endebles del conocimiento.
Aceptar un mundo donde el azar sea la única causa, admitir que nuestra existencia se debe a la conjunción de millones de casualidades,reconocer que no toda causa tiene su efecto y que no somos más que polvo de estrellas, supera con mucho nuestra capacidad de aguante.Nos hemos hecho dueños del mundo porque somos curiosos.Nos sentimos el centro aun sabiendo que no somos más que un grano de arena en la infinita playa del espacio y un despreciable instante en el oscuro tiempo.
Curiosos seres que en esas circunstancias, en ese olvido perpetuo, continuamos preguntándonos de dónde venimos, por qué estamos aquí, qué sentido tiene la vida.Si no lo hiciéramos seríamos animales que ni dudan ni preguntan. Por eso no saben nada,por eso ni por saber no saben que un día se los llevará la muerte. Nosotros, humanos, mientras tanto, no nos quedamos en las preguntas eternas sino que vamos más allá y, rizando el rizo, nos planteamos cuestiones como la conciencia y la voluntad,la mentira y la verdad y hasta hablamos de libre albedrío.
Llegados a este punto no nos queda más remedio que optar entre la acción y la no acción y, mal que bien,sin ninguna duda hemos optado por movernos.Hemos hecho trampa, pero aquí todo vale, nos hemos inventado el tiempo y deseamos hallar en el pasado las claves que nos permitan comprender el presente.Hacemos caso a la manzana que cae del árbol y a los sagrados números que todo lo miden y lo explican.Somos capaces de vivir más allá de la duda.Decimos verdades sin estar seguros.Avanzamos sin saber muy bien a dónde y hablamos para explicar con el lenguaje lo inexplicable.
Hacemos bien.La duda es el motor que nos empuja. Sin ella no hay preguntas y sin preguntas no hay nada.Si dudo,pregunto, si pregunto pienso y si pienso, ya nos lo dijeron, existo.
La duda también nos hace creativos.Tenemos la necesidad de darnos respuestas o de pasar la vida buscándolas.Debemos tomar decisiones, por eso , aunque nos pese, hemos de sentirnos libres, debemos crear nuestra propia vida, hacerla y vivir dando por hecho que somos los únicos dueños de nuestro destino.
El hombre vivió durante mucho tiempo pensando que era el centro del universo,condenando a morir a quien lo negara,se inventó un dios que lo explicara y lo consolara matando en su nombre a quien no lo aceptara.Hoy no somos el centro, dios está demasiado ocupado como para encargarse de nosotros y hemos de vivir como si nosotros tomamos las decisiones.Debemos defender la libertad y asignarnos el poder de crear la vida que llevamos.Importa un bledo que en un millón de años dios se aburra de nosotros y nos devuelva al barro del que salimos.
La duda puede ser muy buena o muy mala, dependiendo de su objetivo y, por supuesto, del resultado final.
Sin embargo, creo que sobredimensionas su lado positivo. La duda no es motor de nada, es freno. Lo que te mueve a querer saber es la curiosidad, el hambre de conocimiento, no la duda. Son dos sensaciones o estados completamente diferentes. Es cierto que si no hay duda, no buscaríamos nada. Pero lo que nos hace buscar NO ES la duda, es la atracción irresistible que tiene la Verdad para nosotros. La duda, por definición y per se es sabotear –de manera a menudo indiscriminada– las cosas sobre las que has conseguido cierto grado de certeza. Esto no tiene nada de sensato. La duda te impide actuar, te dispersa.
Los absolutos no son alcanzables en este universo. La certeza no es una excepción a esta ley. Hay grados entre la certeza total y la incertidumbre total. Nadie en su sano juicio aspira a la incertidumbre total como una meta, ni siquiera como un estado deseable. La cordura y la certeza van de la mano. Y, aunque sé que no me lo vas a creer, vecino querido, en esta escala graduada, es mejor estar seguro de algo y estar equivocado –ya que siempre siempre siempre podemos cambiar de opinión, una y otra vez– que nunca estar seguro de nada y dudar de todo por principio.
Lo primero supone que un cierto grado de verdad ES alcanzable. Por lo que es sensato aspirar a ella, buscarla.
Lo segundo, supone que NO lo es. Que no hay mayores ni menores grados de verdad, que todo es igual a todo y que NO hay respuestas. Por lo que ¿para qué buscarlas, de todas maneras?
Sólo existen estos dos supuestos primarios. Yo tengo certeza (hasta que se demuestre lo contrario y a pesar de este interesante artículo) de que tú te encuentras en el primer grupo. ¿Por qué habrías de dudarlo?
Comienzas y terminas el artículo con Dios. Bueno, pues como no tengo el gusto de conocerle (cada cual me presenta uno distinto, a su conveniencia, que cambia con la historia), ni se dónde vive; AFIRMO que Yo como hombre, único e irrepetible también soy Dios y quizás reclame mi crucifijo en las aulas, porque también tengo mi vía crucis.
K,
La curiosidad no surge sin la duda.La duda la empuja.¿Qué será eso? Es una pregunta planteada por la duda.
La duda es peligrosa.Puede, en efecto, lanzar o frenar según el caso o la persona.
Queremos conocer porque dudamos.La curiosidad surge tras la duda.El que se siente seguro no duda.
Resolver dudas, intentarlo al menos requiere esfuerzo y valentía.Hemos de enfrentarnos a lo desconocido y eso produce miedo.Por eso nos refugiamos en verdades que nos convienen,personales, sociales o religiosas.Poe eso el grupo nos oculta.Se está muy calentito en casa.Conviene creer. Es má seguro. La rerspuesta está siempre a la intemperie.
Nadie aspira a la incertidumbre total, eso está claro.Lo malo es que preferimos muchas veces no plantearnos nada, agarrarnos a lo establecido, creer a ciegas en lo que nos dicen pero pagamos el precio de dejar de ser curiosos.
A una persona adoctrinada se la conquista por que se le quita la duda de la espalda.También se le prohibe ser curiosa y meterse donde nadie le llama.
La duda no es una elección es una condición de la que no se puede escapar.
Yo no planteo la duda como estado permanente.La veo como el motor que hace nacer en nosotros la curiosidad y con ella las ganas de conocer.
Arístides,
Parece que dios dijo que es el principio y el fin.Por eso me parece lógico empezar y acabar con él.Tú como principio y fin de ti mismo puedes reclamar la misma dignidad.En vez de reclamar un crucifijo, tal sea más como una figura de buda pensante.
«La historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con dios, ni él nos entiende a nosotros ni nosotros lo entendemos a él», Saramago dixit.
Jose (Saramago),
Me he quedado de piedra, como tu balsa, al ver que te has dignado escribir en mi humilde blog.
Hablas con sabiduria, como siempre.
Muito obrigado
Si Dios existe, espero que tenga una buena excusa.(W.Allen)
V, la RAE da 3 acepciones que aplican o pudieran aplicar a tu post.
1. Suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia. Esta es la más usual: ¿X o Y? ¿el huevo o la gallina?Ad infinitum…. No empuja. Paraliza en el centro de una in-decisión.
2. Vacilación del ánimo respecto a las creencias religiosas. No veo cómo una «vacilación del ánimo» pueda motorizar nada, todo lo contrario.
~ filosófica. 1. f. Suspensión voluntaria y transitoria del juicio para dar espacio y tiempo al espíritu a fin de que coordine todas sus ideas y todos sus conocimientos. Dada tu formación y la alta estima que me merece tu persona, te daré el beneficio de la duda y consideraré que te refieres a esta última, que yo desconocía, además. Sin embargo, aún así, no veo cómo una «suspensión del juicio para dar espacio y tiempo» puede, nueva vez, ser un motor, cuando a todas luces es un PARO, un freno.
«¿Qué será eso?» por definición no es una duda, vecino, sino la expresión más pura de la curiosidad (deseo/interés/intención de saber) a causa del reconocimiento de algo des-conocido como tal. Por nuestra escencia no nos gusta no saber. Y ESE es el motor para el conocimiento y para todas las preguntas. Pregunta no es sinónimo de duda. Duda implica una indecisión entre dos o más posibilidades. Una pregunta no tiene por qué significar lo mismo.
Como bien afirmas, el que se siente seguro no busca saber nada, a menos que esté loco.
Por esa razón, el primer obstáculo al aprendizaje/conocimiento es la idea de que ya lo sabemos todo al respecto. Y como los extremos se tocan a veces, igualmente, la idea de que nunca podremos llegar a saberlo todo al respecto, porque no es posible acceder a la verdad, o porque no existe, etc. Sentirse seguro de que no hay respuestas definitivas es tan ciego, arbitrario e ignorante, como sentirse seguro de que nuestra verdad es la única posible. E igual de patético que ser incapaz de reconocer la verdad cuando la tenemos frente a nuestras narices.
Siendo yo un mar de dudas desde que tengo edad de razón, pienso que las dudas a veces frenan y otras se convierten en un potente motor de reflexión. Bueno creo.
K,
Yo no hablo de la duda de los escépticos que quedan paralizados ante cualquier decisión.Ni tan siquiera defiendo la necesidad de poner todo en duda ,aunque sea como camino hacia el conocimiento.Todos contamos con ciertas certezas en las que nos apoyamos y que no siempre están basadas en evidencias.
Yo, al estilo de lo que dijera Aristoteles, defiendo que hemos de plantearnos las dudas que cualquier situación pueda mostrar, pues la resolución de esas dificultades es el camino apropiado hacia el conocimiento. Cuando no existe la duda como motor podemos caer en la trampa de no saber tan siquiera lo que queremos saber.
El escepticismo tiene el enorme peligro de mantenernos en la inacción, en la falta de resolución y, desde este punto de vista es, como dices, freno y no motor.
La duda como planteamiento previo a toda seguridad es el método(al estilo de Descartes) que debemos seguir para llegar a alguna convicción. No se trata de elegir entre A y B, se trata de aceptar que la reflexión es( o debe ser) previa a la acción y a la decisión y que uno reflexiona y razona sobre las dudas que se plantea.
Es por todo esto por lo que considero que quien se toma todas estas molestias de dudar y de reflexionar antes de pasar a la acción o de tomar una determinación es porque está movido por una curiosidad que le alimenta las ganas de conocer.
Anne,
Eso es lo que trato de decir. Freno y motor. Freno para los escépticos que encuentran en la duda perpetua una barrera infranqueable y duda como motor que nos empuja, si vencemos todas las dificultades, hacia el conocimiento.
«La duda es el motor que nos empuja. Sin ella no hay preguntas y sin preguntas no hay nada»
Sabes? Han pasado buenos 17 años desde la última vez que me plantié esta disyuntiva. Estaba en la escuela de segunda enseñanza, en la clase de filosofía, leyendo a Descartes y he llegado ahora a la misma conclusión de entonces, graficada en la frase que tomé prestada de tu blog.
Creo firmemente que si no dudamos, nos convertimos en autómatas, sin posibilidad de debatir, explorar o experimentar. ¿Seríamos los mismos?
Saludos,
chrieseli,
No no seríamos los mismos.Ni tan siquiera seríamos en el sentido en que ahora somos.La famosa frase de Descartes (pienso luego existo) puede ser perfectamente cambiada por dudo luego existo.Duda y reflexión van unidas y la primera es previa.
Salud
Jusamawi creo que soy tu hija ilegitima…jajajajaja (que no se enteré mi padre)
Mi madre piensa que sí, que es la única explicación de que le haya salido una hija tan dubitativa!!!
En fin bromas a parte, te diré que este año he tenido la oportunidad de valorar la felicidad de los ignorantes, de los que no dudan ni se cuestionan NADA y te aseguro que fue tan liberador…incluso me sentí feliz.
Esas personas, algunos los llamarían hippies guarros, yo prefiero llamarles yonguis majos jajajaja condenaban la duda y disfrutanban
de la tierra y sus frutos sin más.
También te diré que siendo como soy la alegria de la ignorancia me duró poco porque al volver al mundo real la maldita duda
seguía alli…
Charlotte,
Eres hija de la duda, como todos.Vivir con ella es nuestra tarera.
Llevarlo dignamente, es decir, ser adultos es una necesidad.Lo demás es esconderse.Sólo los niños y los locos no dudan.
La duda no es maldita, es motor.
Salud
No le escuches. Esta es una de las ocasiones en que Naphta habla por su boca. La duda paraliza la acción.
Firma una adulta (casi siempre) cuerda.
Anoche lei atentamente los comentarios de Karen y debo decir que me aportaron un poquito de cordura.
En cuanto a la duda, yo sé muy bien porque digo que es maldita, también sé que es motor y a la vez freno…es motor cuando te hace reflexionar y es freno cuando te impide actuar.
Gracias a Dios de alguna manera u otra el Universo siempre acaba sacandome las castañas del fuego 🙂
Charlotte,
No le hagas caso.Siempre defenderé a Settembrini.
Charlotte, siempre me alegra aportar un poquito de cordura.
Jusamawi, que no le haga caso… ¿a mí? ¡Me es difícil creer que digas algo así!
K. sabes perfectamente que refiero a M.No confundas a Ch.
J.
🙂