El hombre no llega a ser hombre más que por la educación. No es más que lo que la educación hace de él. Es importante subrayar que el hombre siempre es educado por otros hombres y por otros hombres que también fueron educados. Inmanuel Kant
El tema de la educación es un tema complejo. En algunos países del mundo se han hecho grandes avances. El primero, considerar la educación como una necesidad. El segundo, y más importante, considerarla una necesidad de todas las personas, no sólo de una parte. La consecuencia de esto es que el estado ha de hacer suya la obligación de ofrecer un servicio público y gratuito para que todos los ciudadanos, sin excepción, puedan acceder a él. Hasta aquí creo que no debería haber problema en ponerse de acuerdo. No pequemos de ingenuos. El problema persiste. La educación es todavía el derecho de unos pocos en muchos lugares de este planeta. No es la falta de medios el mayor problema sino la terquedad, el fanatismo, la repugnante creencia de que no todos somos iguales, el desprecio de parte de los otros, la diferencia entre puros e impuros, dignos e indignos, ricos y pobres, hombres y mujeres como sujetos de derecho. No nos podemos refugiar en que las culturas son diferentes y que todas son respetables. Las culturas, obvio es decirlo, no son, por sí mismas, merecedoras de respeto.
Los países del mundo no se diferencian por la cantidad de habitantes que tienen sino por lo que se ha dado en llamar su capital humano. La cultura, la costumbre de aprender, la capacidad de discernir la correcta información en las fuentes adecuadas, el fomento de la curiosidad, el grado de preparación y la cualificación profesional son los aspectos que marcan las diferencias entre unos países y otros. La autonomía personal debería ser el principal objetivo de cualquier sistema educativo. El estado debe dejar de ser papá o mamá para ser nosotros. El estado no tiene la misión de adoctrinar sino de dar la oportunidad a los ciudadanos de alcanzar la libertad. La ignorancia y el adoctrinamiento conducen por diferentes caminos al mismo lugar: la tiranía.
Lo que no podemos evitar es que cada época tenga unos valores predominantes y que estos sean transmitidos a los que serán los ciudadanos de mañana. El único argumento que podemos esgrimir para actuar de esta manera es el consenso. No hay otro posible. La clave está en que enseñemos que eso que transmitimos ha sido alcanzado mediante el acuerdo y que de la misma manera podrá ser cambiado. Esa es la diferencia fundamental con el adoctrinamiento. Quien adoctrina no abre puerta alguna al cambio. La ética, entendamos bien el término, está basada en el egoísmo, todos queremos estar y sentirnos bien. Si conseguimos que el bienestar se extienda entre los demás estamos garantizando el propio.
La ilustración sostenía que sólo la razón podía conseguir un verdadero desarrollo de la humanidad. El desarrollo intelectual parece ser el único medio de hacer desaparecer la ignorancia y el oscurantismo. Para que uno sea dueño de su propio destino ha de ser capaz de tomar decisiones. Las decisiones se toman sólo en libertad. En último término es la razón quien nos puede librar de la tiranía y por tanto la que que nos puede hacer conseguir la libertad.
Las élites intelectuales han ido marcando los cambios históricos que, mal que bien y poco a poco, nos han ido conduciendo a un mundo, no sé si mejor pero al menos con más oportunidades de extender la justicia. Durante la mayor parte de la historia las élites se formaban, no por los más dotados intelectualmente, los más preparados o los más esforzados sino por aquellos que ya habían nacido dentro de ella. Era un club privado al que no se podía acceder. La puerta estaba cerrada desde el mismo día de su fundación. La extensión de la educación es el único medio no de entrar sino de conseguir que tales clubs desaparezcan. Las élites, en cualquier campo, siempre existirán. La diferencia debe estribar en que las puertas estén siempre abiertas y que el acceso esté permitido sin excepción. Siempre habrá mejores matemáticos, físicos, arquitectos, escritores, filósofos y políticos. Esto es cierto como lo es que nuestra misión es que todos tengamos las mismas oportunidades de serlo si nos interesa.
La educación es, vistas así las cosas, el derecho más elemental, más allá de los considerados básicos para sobrevivir. La mera supervivencia no nos concede dignidad alguna. La dignidad humana se alcanza gracias a la razón. La libertad y la igualdad no tendrían que suponer esfuerzo alguno para nadie. Al ser humano se le deberían suponer como al soldado la valentía. La educación, el acceso a la cultura, el desarrollo de la razón, sin embargo, requieren esfuerzo. Es el derecho que más trabajo requiere. El acceso a ella tiene que estar garantizado. Hasta dónde llegue cada uno es algo que no se puede saber, medir ni controlar. En una sociedad justa debería estar sólo en nuestras manos.
La gente muere de hambre, las guerras y la violencia acaban con la vida de incontables seres humanos, las epidemias diezman la población en los países más pobres. Las injusticias, las desigualdades y la falta de libertad son el pan de cada día. La razón fundamental de que todo esto suceda es la ignorancia. La ignorancia nos es útil para imponer nuestras ideas y nuestras creencias. Moldeamos gracias a ella el mundo a nuestro antojo. Mantener conscientemente y pudiendo evitarlo a los demás en la ignorancia es el mayor de los pecados. Las élites que surgen naturalmente son inevitables aunque no sean lo deseable, las élites conseguidas a hierro y fuego y mantenidas con el engaño son el más evidente síntoma de que el mundo está enfermo.
La educación, en estas condiciones, adquiere un papel vital si queremos que el estado de las cosas cambie. Decir esto no va mucho más allá de decir una obviedad. El verdadero problema, el más difícil de resolver es cómo educar. El más difícil todavía es educar a quien no quiere ser educado. Nadie rechaza para sí mismo comida, ropa y refugio, pocos se oponen a la libertad y a la igualdad pero muchos no llegan a comprender el alcance de la educación. No hablo de la mera transmisión de conocimientos y valores. Voy más allá. Hablo de conseguir que cada uno de nosotros se considere un ser humano autónomo, libre y por tanto valiente.
Los derechos humanos están muy bien. Tal vez nunca en la historia ha habido un mejor conjunto de buenas intenciones. De poco sirven mientras la mitad de la humanidad no sabe tan siquiera leerlos. (Y la otra mitad los utiliza sólamente en discursos solemnes).
Como siempre ¡chapó!
Sé que eres profesor en un instituto pero ¿consideras que te dedicas a la enseñanza o a la educación?
Me interesa especialmente el penúltimo párrafo ¿por qué crees que se produce ese rechazo a ser educado?¿cómo crees que se puede salvar? Porque a menudo el derecho a ser educado se convierte en la obligación de recibir educación.
Siempre es un gusto dejarse caer por aquí.
Dedicarse a la enseñanza cuando la persona a la que tratas de educar no está educada es tarea imposible.Sé que ambos conceptos se confunden y se mezclan y que la enseñanza debería consistir en la transmisión de conocimientos y la educación centrarse en valores,en el desarrollo de la autonomía personal y en el espíritu crítico.Esta división es extremadamente artificial.De la misma manera que es artificial pensar que la educación es un asunto de familia y la enseñanza de la escuela. Todo va en el mismo pack.
Formarse, aprender, educarse cuesta esfuerzo.Todos alabamos las virtudes de la cultura y la sabiduría pero muy pocos están dispuestos a hacer el esfuerzo necesario.
Gracias por el sombrero.
Recuerdo una entrada similar hace unos meses… ¿años? Relativa a la enseñanza de la religión en las escuelas…. qué tiempos aquellos! Como bien dices, pocas personas podrían estar en desacuerdo con lo que dices, muy pocas. Difiero de ti, sin embargo, en la idea de que habrían personas que «no quieren ser educadas». Eso no existe. La persona puede no querer, como dice Iñaki, ser forzado a aprender algo cuya utilidad le parece inexistente, o a que alguien más decida por ella qué necesita conocer y qué no es importante. Puede rebelarse ante métodos que son (o le parecen sin serlo, eso basta para la «rebelión») impositivos, autoritarios y hasta tiránicos. Puede ser algo tan tonto como que no puede/quiere levantarse por la mañana y no ha despertado bien hasta cerca del mediodía y se ha perdido, entonces, la mitad de las asignaturas, con las consecuentes lagunas en el aprendizaje y los fracasos académicos que se acumulan…. A menudo, se trata de lo que un amigo mío plantea como «El Primer Obstáculo» al estudio/aprendizaje: La persona no sabe, no tiene la menor idea de que hay algo ahí que podría wser bueno, deseable o útil para ella aprender. No lo sabe, créeme. En esta categoría entran los que creen no estar interesados simplemente y muchas veces, los que consideran que «ya lo saben todo al respecto», por igual. Como siempre, es posible que este no sea «el punto de tu artículo», fue simplemente algo que me dieron ganas de comentar, de otro modo habría sido apenas un «Me gustó, muy bueno, nos leemos….»
🙂
Cuando hablo de no querer me refiero al hecho de que la persona no está dispuesta a hacer el esfuerzo necesario.La razón que se suele esgrimir es, como tú bien dices, la aparente falta de utilidad de lo que se quiere enseñar.
La voluntad de aprender no es algo innato.La letra con sangre entra es una frase que hoy día suena exagerada pero tiene un punto de razón si cambiamos la sangre por el esfuerzo.Todos los sistemas educativos obligan en mayor o menor medida a aprender determinadas materias y deciden lo que conviene aprender y lo que no.
Ningún niño dejaría de jugar para aprender las tablas de multiplicar ni ningún adolescente cerraría su messenger para centrarse en las declinaciones latinas.
La labor del educador sería entonces demostrar que todo esto puede ser bueno y necesario.Hacer esto bien es un auténtico arte.
La mayoría de los artículos tienen muchos puntos que se pueden tratar.Tú eres absolutamente libre de comentar lo que más te interese a ti.Eso es lo que agradezco de los comentarios.
¡Dios! Qué terreno más resbaladizo…
Por supuesto que la educación debería ser un derecho y que todo el mundo tuviese acceso a ella, pero como dice Iñaki a veces se convierte en la obligación de ser educado. Estoy con Karen en eso de que las personas si quieren conocer cosas, si quieren educarse, pero no me gusta nada como está planteado el sistema educativo. Me parece un túnel largo, en el que uno se mete y le empujan, le empujan, le empujan hasta que sale por el otro lado con un montón de malentendidos en su cabeza y de conocimientos que en su mayoría no puede hilar con otros y mucho menos aplicar.
Hablas de esfuerzo… cuando Bruno llega a casa por las tardes del cole (9 años) su primera protesta es ¿por qué tengo que seguir haciendo deberes si llevo desde las 9:00 de la mañana en el colegio? y te prometo que para que se duche encuentro un montón de argumentos pero para esto… entonces me armo de valor me siento con él y entonces me empieza a entrar una mala lecha terrible cuando abro los libros y veo la mierda de textos que hay en general (temas sin definir, ideas nada claras…)
Me parece que la de maestro es una de las profesiones más increibles que hay y más difíciles: hay que ser prácticamente supermán (motivar a los chavales, aguantar a los compañeros que ya han tirado la toalla, los padres, la presión de los interminables programas que hay que cumplir…)
Y además todo lo que conlleva más tarde para los chavales si se fracasa en este aspecto.
Esto da para muuuuuuuuuchas entradas.
Un saludo J.
Tema complicado.
En fín no estaría mal que antes de escolarizar a un hijo, los padres no pasáramos por la palestra para conocer el modelo educativo del Centro donde vamos a delegar la educación. No estaría mal saber lo que se espera de nosotros, el ideario y el funcionamiento interno.
Tampoco estaría mal, que se modificara la estructura escolar, evitando en lo posible la intromisión que en la vida privada tiene tanta educación reglada.
Los profesores tienen que asumir que no todos valen para educar. Hay quienes carecen de oficio y pierden el control de la clase el primer día. La autoridad se gana con personalidad.
Los alumnos son los sujetos y deben ser el centro de interés del proyecto educativo; pero por eso mismo, deben ser conscientes que el hacer trampas en los exámenes y faltar el respeto a compañeros y profesores debe ser objeto de sanción y recriminación social.
En fin, que le sigo preguntando a mi hija que para qué estudia y por qué y aún no me ha dado una respuesta razonada que merezca la pena. Me esfuerzo en que tenga un modelo de sociedad y persona, y me temo que entre todos relegamos nuestros actos a las costrumbres
Un saludo
Cris,
No es que a veces se convierta en la obligación de ser educado ,es que es una obligación.No sólo eso sino que los que reciben educación son forzados a recibirla les guste o no.La ley obliga a estudiar y no sólo se contenta con eso ,nos dice también qué debemos estudiar.¿Es esto malo? ¿ Hay otra solución?
En lo que suele haber consenso es en el hecho de que todos tienen derecho y obligación de estudiar y de formarse y de recibir una educación.En lo que no lo hay es en el sistema educativo que se implanta y en si los colegios deben colaborar,sustituir, corregir, ayudar ,subsanar…la labor educativa de las familias.
Yo lo que creo es que es imposible deslindar totalmente la enseñanza de la educación.Las familias transmiten valores, no cabe duda. No siempre buenos, de eso tampoco cabe duda. Con los sistemas educativos pasa exactamente lo mismo. Lo que no podemos es seguir engañándonos pensando que las familias educan y los centros de enseñanza se limitan a enseñar.
Yo no hago apología del esfuerzo. Lo que quiero hacer resaltar es que la educación es un derecho que, curiosamente, sólo se consigue con esfuerzo. Es así. No es que yo lo valore más por eso.
Arístides,
Te puedo asegurar que muy pocos padres hacen todo lo que tú dices.La desinformación en la que viven es asombrosa.Pocos conocen el sistema educativo que luego critican y a la hora de elegir un centro de enseñanza valoran aspectos que a una mente sensata le parecerían cuando menos de segundo o tercer orden.
El centro de enseñanza es para muchos de ellos el lugar donde les tienen que solucionar los problemnas que ellos no saben, quieren o pueden resolver.
No sé a lo que te refieres cuando hablas de intromisión en la vida privada por parte de las escuelas.
Los profesores, como tú dices,no pueden hacer frente, en muchos casos a la tarea que tienen que realizar.Unos por incapacidad manifiesta, otros porque las condiciones en que tienen que trabajar son una tomadura de pelo. Se espera de ellos que resuelvan conflictos que ni familias ni servicios sociales han sido capaces de afrontar.
Tú hija tardará mucho tiempo en darte una respuesta sensata a lo que le preguntas.Con nueve años es imposible entender la conveniencia de conocer los números primos.
Lo importante es que tú sigas haciéndole la pregunta de vez en cuando. No le des una respuesta. Sólo servirá si la descubre por sí misma.
Mi madre es profesora, (y yo también) Toda mi vida la he visto preparar sus clases con esmero, hacer cursos, viajar, estudiar afuera aún con el sacrificio que signifacaba dejar a sus hijos mientras lo hacía. Tuvo, desde que tengo memoria, el sueño de poner una escuela con un proyecto educativo innovador, teniendo como primer medida el respeto por las individualidades. Y así lo hizo: Durante más de doce años sostuvo ese sueño, en este bendito país donde la educación no ocupa un lugar de preferencia. Luchó, golpeó puertas, se agotó de por favores sin respuestas -incluso un alto funcinario del gobierno le dijo que la educación o era negocio, ni inversión- llegó hasta donde pudo: se llenó de deudas, perdió su casa, su campo, su auto, muchos amigos, varios conocidos y por sobre todas las cosas a mi padre que no pudo soportar el despojo a esa altura de su vida.
Mi madre se sigue levantando todas las mañanas (y ahora por internet) buscando la forma de mejorar sus clases. Sigue bailando con sus alumnos en las fistas de graduación, se sigue sentando en el suelo con ellos y se disfraza cada vez que puede. Sigue haciendo el papelón de explicar (y teatralizar) que el auxiliar en una oración afirmativa en la tercera persona del singular le da un culazo al verbo y le pega una «s» al final, y así las cosas.
A veces me pregunto ¿cómo puede? y luego llego, inexorablemente, a la misma conclusión: Ojalá yo pueda.
El otro día estaba pensando que nos estábamos, como generación, pareciendo demasiado a nuestros padres y a nuestros abuelos en algo que podía interpretarse como aquello de «todo tiempo pasado fue mejor». Lo cual, en nuestro tiempo, suena políticamente incorrecto en extremo…. No sé tú, pero en mi caso, con los años, como que estoy encontrando cierto placer secreto en esto de estar políticamente incorrecta. En una época como la que vivimos, como que me gusta cada vez más.
Por ejemplo, yo creo sinceramente que la educación cuando tú y yo íbamos al colegio era mucho mejor en términos cualitativos. Nuestro maestros, nuestros padres y nuestros abuelos nos enseñaban y la inmensa mayoría de nosotros, aprendíamos. Tan espantosamente simple como eso. Había problemas, sí, había maestros y estudiantes excelentes, otros promedio y otros realmente malos, es cierto. Pero en la gran mayoría de los casos, había resultados.
Es cierto lo que dices de que en la actualidad se ha hecho toda clase de avances en cuanto al alcance de la educación (como derecho al que se obliga a los países a garantizar a toda la población mediante tratados, restricciones y sanciones) y en cuanto al nivel tecnológico (entre comillas) de la enseñanza, en lo que se refiere a medios audiovisuales y digitales y, naturalmente, a la existencia de Internet, en lo que la red tiene de positivo. Pero ninguna de estas cosas suple la falta de un método de enseñanza funcional, es decir, que produzca resultados. Y voy más allá, en algunos casos, ni siquiera complementa un buen método educativo, en los contados casos en que existe. Hace todos esos años atrás (no los contemos, por favor), había muchos maestros y profesores que creían honestamente en el éxito que era posible alcanzar en la formación de los hombres y mujeres del futuro. Y en los años de nuestros padres y abuelos, eran aún más numerosos. Hasta nuestra época (estoy convencida de que nos salvamos por un pelo), personas como la mamá de Ma. Eugenia no eran la excepción, sino la regla. Hasta Hollywood los reconocía como ejemplos y por los años sesenta hubo varias películas del tipo de Adiós Mr. Chips…. Hoy son considerados en el mejor de los casos como ilusos o utópicos, en el peor, en el más extendido, como ridículos o idiotas fuera de la «realidad».
Por nuestra parte, los niños íbamos a la escuela sabiendo que aprenderíamos algo si no útil, al menos con cierto grado de importancia para algo llamado «futuro» y también de suficiente diversión. Personalmente, recuerdo haber experimentado muchas veces, camino al colegio, esa sensación similar al orgullo, de saber que estamos haciendo lo correcto, no sólo lo que se espera de nosotros, sino lo que nosotros mismos hemos asumido como deber y al que hemos asignado un nivel alto de importancia. Recuerdo el sentimiento con gran claridad. Había cierto énfasis, tanto en la casa como en la escuela de traspasar valores a la generación siguiente, de la única forma en que este traspaso puede llevarse a cabo: a través de la demostración del ejemplo que acompaña a la teoría. Nosotros aprendimos a leer con viejos silabarios en blanco y negro, quizá impresos en papel periódico, y la ayuda de métodos inventados por nuestros propios padres y aprendíamos de verdad a leer y a escribir: podíamos entonces leer y escribir y lo hacíamos, porque el propósito compartido era que aprendiéramos.
Hoy, los problemas comienzan desde la alfabetización. Los textos son hermosísimos, carísimos, en papel satinado a full color y con multimedia incluido, pero los propósitos son otros, completamente distintos. Los niños que no tienen la suerte de tener un padre o una madre interesada en que lo hagan, nunca aprenden siquiera a leer y arrastran para siempre no sólo esa carencia educacional (que por lo demás es fácilmente subsanable), sino la consideración de la propia capacidad y valía como insuficientes. Esta es ya más difícil de contrarrestar y sus consecuencias son devastadoras en la vida, no sólo para ellos mismos, sino para quienes les rodean.
¿Qué ha cambiado? ¿Por qué esta corrupción acelerada del sistema educativo en los últimos 40 años? Es muy simple. Ha cambiado el propósito de la educación. En los años 60 la psicología comenzó a hacerse cargo en todos los países, unos antes y otros después, tanto del currículum como de los métodos. Comenzando con la eliminación de lo que llamaban «fuentes de stress»: la reprobación escolar, el currículum centrado en lo académico y los procedimientos disciplinarios, fueron eliminando al mismo tiempo todo rastro de educación en valores y cualquier posible interés en la trascendencia del ser humano a través de lo que llaman «socialización», «educación sexual» e incluso «prevención» de drogas. En los últimos diez o quince años, la psiquiatría la acompaña con el consecuente empeoramiento acelerado, no sólo de todo el sistema educativo, sino de las instituciones estrechamente vinculadas con él, una de ellas, la familia. Los colegios y escuelas han dejado de ser centros educativos para convertirse en laboratorios de «salud» mental. Los niños son etiquetados con «trastornos» inventados sólo para lucrar ya sabemos a quiénes y hoy en día, al menos en Estados Unidos, hay más estudiantes que encajan en alguno de estos síndromes, trastornos y déficits que los que se consideran «normales».
Si tú y yo hubiéramos tenido la fatal idea de venir al mundo 20 años después, con toda seguridad habríamos ejemplificado, al igual que prácticamente todos nuestros amigos, los casos de «necesaria medicación» y hoy seríamos zombies, por completo inutilizados para vivir, para producir, para crear. Esto, claro está, en caso de que no acabáramos volándonos la tapa de los sesos, luego de un delicioso viaje de Prozac, seguido de acribillar desde el tejado a la mitad de la población escolar de nuestro «centro de formación»….
Sé que mucho de lo que digo suena increíble. Sé que piensas que exagero. Que hay «casos y casos». Que es «más complejo» que como yo lo veo. Tal vez hasta pasó por tu mente –aunque fue rápidamente desechado– el planteamiento de la psicología de que «no se trata de un asunto de buenos y malos, ya que para empezar no existen tales cosas como el bien y el mal»… La verdad es que no espero que creas ni una sola palabra de este excesivamente extenso comentario. Pero dada tu posición, sí esperaría que te informaras por tus propios medios.
Cualquier grado de educación es posible cuando la verdadera intención es la de educar, de hacer que otra persona sea un poco mejor, un poco más capaz, más independiente, más autodeterminada. Esto requiere, cómo no, de un grado mínimo de confianza en la esencia del ser humano: necesitamos estar libres, al menos hasta un punto, del pánico a ser destruidos por quienes hacemos más capaces. Dependiendo de las herramientas que utilicemos y de la inteligencia –o el arte, como bien lo llamas– del maestro, podremos obtener más o menos resultados, pero siempre los obtendremos. Sin embargo, cuando el verdadero propósito es reducir al ser humano, degradarlo a la categoría de un puñado de elementos químicos en combustión y de reacciones eléctricas; cuando nuestra confianza sobre él es inexistente porque le consideramos una bestia salvaje plagada de instintos animales incontrolables (y en esto funciona maravillosamente aquello de que «el ladrón juzga por su condición»), estos resultados simplemente no se pueden conseguir. Sólo obtenemos degradación de nuestra cultura, de nuestra especie, de nuestra civilización… de lo que aún persiste de ella.
Así, resulta que hay algo todavía por encima de la educación, que por sí sola determina no sólo su éxito o su fracaso y, por tanto, el de todas las empresas humanas. Es la concepción filosófica, si quieres llamarle así, que se tiene del hombre… y de su circunstancia.
No educar es el poder sobre el que se sostienen algunos sobre otros, el saber puede ser peligroso para ellos y creo que no descubro nada nuevo bajo el sol.
María eugenia,
Una madre como la tuya debe de imprimir caracter.Semejante capacidad y tenacidad la situan en la categoría de héroe. Espero que a ti su ejemplo te sirva de acicate y no de punto de desánimo. Yo no sé si he conocido en toda mi vida a un profesor con esa vocación y dedicación.
Me quito el sombrero ante ella. Házselo saber por favor.
M.
Creo que esta vez no vamos a estar de acuerdo.
A pesar de todas las críticas, merecidas, que se puedan hacer a la situación de la educación en la actualidad, yo no tengo duda de que la balanza se inclina del lado de la actualidad. Los jóvenes de hoy están en general mejor preparados que los de otras generaciones.
Hay que tener en cuenta factores que creo entorpecen la visión de conjunto.Cuando yo era estudiante, a todos aquellos que por el motivo que fuese no rendían en la escuela se les invitaba a irse o eran directamente sacados del sistema.Muerto el perro se acabo la rabia.
La educación obligatoria es un bien, si lo es hasta los 16 en vez de hasta los 14 lo es aún mayor a pesar de que también crecen las dificultades.
La integración de niños con dificultades o discapacidades dentro del aula es un progreso.
La eliminación de la competitividad es un acierto. Esto no está reñido con el valor de la superación.Clasificar a los niños según su inteligencia o sus resultados,dar premios a los primeros de la clase, ridiculizar a los últimos, en fin, todo eso es deleznable.
Convivir en el aula con personas de todo tipo.Niños, niñas,altos, bajos,listos y menos listos,con papá y mamá o con solo mamá o con papá y papá,con síndrome de down,con razas diferentes …es otro avance. Está plagado de dificultades pero es un reto al que no se puede renunciar.El problema no es el concepto. Lo triste es concebirlo y no dotar de los medios necesarios para llevarlo a cabo con dignidad.
El miedo,y no el respreto, arma utilizada históricamente para mantener al alumno dominado ha ido desapareciendo.Es evidente que en ocasiones esto ha provocado el efecto contrario y ahora son comunes los casos en que los profesores no consiguen controlar al grupo, incluso son ahora ellos los que llegan a sentir miedo.
Me alegra enormemente observar que los estudiantes no viven obsesionados con la comparación, con ser mejores que. Me entusiasma que acepten con normalidad que cada uno va a su ritmo y que eso no les hace superiores.
La autonomía personal como objetivo.Lo importante ya no es aprenderse de memoria todos los ríos de Europa. Lo importante es saber cómo acceder a esa información y ver por qué puede ser importante.
Constatar las enormes dificultades de conseguir una buena educación, comprobarlas día a día en el aula hace que muchos de los protagonistas que intervienen en este proceso se desanimen.Esta realidad no debe llevarnos a la conclusión de todas las generaciones: cuando algo es complejo y no se ven resusltados a corto plazo, piensan que lo anterior era mejor.
Yo estudiaba sólo con chicos.Si no me sabía la lección me castigaban y a veces me golpeaban. El adulto representaba la autoridad, el lo sabía todo y yo nada.Lo que él decía era incuestionable.Por que lo digo/mando yo era el argumento supremo.No se transmitían valores, se adoctrinaba y al que no estaba de acuerdo se le marginaba y ridiculizaba.Los padres intervenían poco o nada en la vida escolar.En caso de conflicto el profesor tenía siempre la razón.Eramos 40 en clase. El que quedaba descolgado lo hacía para siempre.
Los riesgos de la actualidad son también claros: falta de respeto,tendencia a cumplir sólo con los mínimos al haber tanta diversidad, desmotivación de los profesores ante las dificultades que su nueva situación plantea.
Otro aspecto importante es el de la supremacía de la pedagogía, no de la psicología, en los métodos educativos.Personas ajenas a la vida diaria en el aula, pergeñan insoportables informes donde lo único que hacen es dar un nuevo nombre a lo que todo el mundo llama de otra manera.Teorías educativas que provocan sonrojo y sólo sirven para obtener subvenciones. Documentos que se guardan en los armarios de los centros educativos o que se entregan a los padres en la reuniones de comienzo de curso y que luego son guardados en los armarios de las casas.
Los gobiernos y parlamentos juegan tambíen a aprobar leyes de educación que sobre el papel son maravillosas pero luego a la hora de conceder los fondos necesarios para ponerlas en práctica se olvidan de lo que dijeron y dejan a profesores y centros con objetivos inalcanzables por causa de la falta de medios.
A pesar de todo ello, a pesar de las agresiones a los profesores, a pesar de la falta de respeto, a pesar de las dificultades, la educación es mejor de la que tendría que haber recibido TODA la sociedad de las generaciones anteriores.
Elena,
Sabes que no lo descubres pero sabes también que es necesario repetirlo constantemente. Gracias por hacerlo.
Estoy de acuerdo con lo que dices. Sin embargo, por curiosidad femenina…. ¿en qué te basas para afirmar que el deseo de aprender no es algo innato? Naturalmente, yo pienso que sí lo es… es una cuestión elemental de supervivencia de todos los seres vivos. Traemos muchos desempeños ya «grabados» en alguna parte del disco duro, pero otros requieren aprendizaje formal y bastante práctica, por cierto. Si no lo tuviéramos ese deseo, ni siquiera podríamos alimentarnos, ni comunicarnos, ni caminar para empezar. Los pajaritos no aprenderían a volar, los cazadores nunca aprenderían a cazar… en fin, los ejemplos son muy numerosos. Para mí, hay algo que mata ese impulso o deseo natural y es la imposición. Puede, desde luego, tratarse de otra cosa, pero algo disminuye o en el peor de los casos, destruye, el impulso. Pienso que es antinatural carecer de él.
A lo que me refiero es a la necesidad de esfuerzo para aprender.Se educa utilizando cierto grado de coacción.Lo que no es innato es el placer de aprender. Eso se aprende y probablemente sea el objetivo de cualquier tipo de enseñanza. Por eso recordamos tanto a las personas que nos hicieron disfrutar aprendiendo. Después de mucho entrenamiento logramos sacar partido a lo que aprendemos.
No hablo de instintos, por oscuros que estos sean.Los pájaros no sienten deseo de volar,simplemente vuelan.
Sé que te refieres a eso, jusamawi, pero no has respondido mi pregunta curiosa. Ahora, la curiosidad es doble: ¿cómo sabes que los pájaros no sienten deseos de volar? ¿Recuerdas haber sido pájaro? Yo recuerdo haber sido golondrina una vez y haber sentido ese deseo muy intensamente, pero esa es otra historia, muy lejana…. 🙂 Lo de la golondrina es en broma, pero la pregunta es en serio: ¿Cómo lo sabes? ¿A qué le llamas «deseo»?
Jusamawi:
Me apasiona la educación de mi hija. Creo que a su madre también. Ambos lo vivimos con placer y tenemos claro que es el mayor compromiso que tenemos.
Pero sí, creo que en edades tempranas hay un exceso de deberos. A eso me refiero cuando afirmo que se inmiscuye demasiado en la vida privada.
Mi hija ahora tiene 16 años, va a clase de 8,30 a 15. Cuenta las horas. Por la tarde entre deberes y estudios le dedica otras cuatro. Si sumo las horas sale por 50 ó 60 horas semanales. Desde luego bastantes más que dedican sus profesores y padres. Pues bien. Un menor de 18 años no puede trabajar más de 4 horas al día.
A eso le llama intromisión. A jornadas excesíbamente largas, para un curso muy apretado que luego tiene 5 meses de vacacionespara el que aprueba todo.
Este año termina 2º de Bachiller y te puedo asegurar que después de 30 años he tenido que volver a ponerme al día en matemática, física y Autocad.
Eso es una barbaridad.
A los jóvenes les pedimos tiempo para que maduren, pero en algunos aspectos de la educación no se lo damos.
Un saludo y gracias. Es un placer entrar en tu página.
K,
De la misma manera que sé que las ranas no sueñan con ser principes encantados y que los pájaros no estudian solfeo para cantar.Tú pregunta es poética y la poesía es ajena a cualquier tipo de animal.
Deseo implica voluntad.Aún estoy esperando conocer a un gorrión voluntarioso.
Arístides,
Asusta tal como lo cuentas.También es cierto que hay muchos padres que se obsesionan con los estudios de sus hijos y les hacen asistir después del colegio a todo tipo de cursos desde su más tierna infancia.Inglés, solfeo, ballet,judo,pintura,matemáticas,informática….Al final tienen la agenda más ocupada que un ejecutivo de una multinacional.
Muchos padres están desmesuradamente preocupados con el futuro de sus hijos.Vuelcan en ellos sus propios miedos.Con la excusa de que todo lo hacen por su bien justifican sus propias frustraciones.
Es una barbaridad, tienes toda la razón.
También es un placer leerte.
Gracias.
Vq, como bien dices, el placer de aprender no puede ser «innato». El placer, por definición, no es algo que somos, ni que hacemos, sino algo que ob-tenemos cuando lo que hacemos con lo que hemos decidido ser se aproxima a (o al menos va en la dirección de) un meta determinada, sea ésta trascendente o no. Desde salvar el mundo hasta contemplar una hermosa luna llena… incluso, hasta el simple hecho de saber que alguien más la ha contemplado.
Lo más innato que se me ocurre que podría ser el placer es encontrar sabrosa y suficiente la leche materna, pero puedo asegurarte de que hasta en esto interviene el poder de elección del individuo, aunque acabe de nacer.
Por otra parte, pienso que la disposición a esforzarse tal vez no sea innata porque no es natural. Independientemente de lo que puedan plantear las filosofías estoicas, cristianas y otras similares, lo cierto es que si recuerdas los mayores placeres que has tenido en la vida, seguramente estarás de acuerdo en que el esfuerzo que implicó obtenerlos fue mínimo. Y, por el contrario, si piensas en el resultado de los mayores esfuerzos que has hecho (o que haces en el presente), posiblemente concluyas que el placer que obtienes, sea a corto, mediano o largo plazo es igualmente mínimo. Theta no se mezcla bien con esfuerzo. Es una ley natural.
No estoy negando, naturalmente, la necesidad de determinados esfuerzo para obtener ciertas cosas. Lo que niego es que el placer es directamente proporcional al esfuerzo empleado, porque es lo contrario. En tu caso, estoy completa y absolutamente SEGURA que las personas que te hicieron disfrutar el aprendizaje no emplearon una gran cantidad de esfuerzo para lograrlo y tú, menos. Yo he aprendido que cuando algo está requiriendo de demasiado esfuerzo, cuando se está volviendo incluso doloroso, es que estoy haciendo algo mal y es necesario cambiar de rumbo, de método o de herramienta.
Yo me atrevería a jurar, como tú, que las ranas no sueñan con ser príncipes encantados y que no hay escuelas de solfeo para aves. Pero eso no es comparable al hecho que un pájaro posado sobre una rama tiene la posibilidad (si no hay peligro ni hembra a la vista, ni hambre ni cansancio insoportables) de seguir posado sobre ella o volar. Y no veo por qué no puede haber algún grado de voluntad/deseo en ello. Un perro, de vez en cuando y un gato demasiado a menudo, cuando lo llamas opta por ignorarte…. simplemente, no desean ir donde ti. No veo qué hay de imposible en ello. Menos de poético. Me hizo reír muchísimo tu frase (hasta al escribirla comienzo a reír de nuevo) de que la poesía es ajena a cualquier tipo de animal. Me pregunto qué pensaría Patricia de una afirmación tan… extravagante como esa.
Me despido dejándote cumplido un deseo o una voluntad, o lo como quieras llamarle, con setecientos treinta millones de gorriones voluntariosos y poéticos.
MUERTE Y PERSECUCIÓN DE LOS GORRIONES
Yo estaba en China
por aquellos días
cuando Mao Tse-Tung, sin entusiasmo,
decretó el inmediato
fallecimiento de todos los gorriones.
Con la misma admirable
disciplina
con que se construyó la gran muralla
la multichina se multiplicó
y cada chino buscó a su enemigo.
Los nietos, los soldados, los astrónomos,
las nietas, las soldadas, las astrónomas,
los aviadores, los sepultureros,
los cocineros chinos, los poetas,
los inventores de la pólvora, los
campesinos del arroz sagrado,
los inventores de juguetes, los
políticos de sonrisa china,
todos se dirigieron
al gorrión
y éste cayó con millonaria muerte
hasta que el último, un gorrión supremo,
fue fusilado por Mao Tse-Tung.
Con admirable disciplina entonces
cada chino partió con un gorrión,
con un triste, pequeño cadáver de gorrión
en el bolsillo,
cada uno
de setecientos treinta
millones de
ciudadanos chinos
con un gorrión en
cada uno
de setecientos treinta
millones de bolsillos,
todos marcharon entonando antiguos
himnos de gloria y guerra
a enterrar allá lejos,
en las montañas de la Luna Verde
uno por uno los gorriones muertos.
Durante diecisiete años seguidos
cada uno en un pequeño mausoleo,
osario individual, tumba florida
o rápida huesera colectiva
uno por uno sucesivamente
quedaron sepultados
enteramente los gorriones chinos.
Pero pasó algo extraño.
Cuando se fueron los enterradores
cantaron los pequeños enterrados:
un trueno de gorriones
pasó tronando por la tierra china:
la voz de una trompeta planetaria.
Y aquella voz despertó a los mortales,
a los antiguos muertos,
a los siglos de chinos enterrados.
Volvieron a sus vidas
a sus arados, a su economía.
No hago reproches. Déjenme tranquilo.
Pero así queda en claro
por qué hay más chinos y menos gorriones
cada día en el mundo.
Pablo Neruda
Defectos Escogidos.
Primero, gracias por tu respuesta. Segundo, no es indispensable estar de acuerdo, de hecho casi nunca lo estamos… Tercero, me horrorizaron tus historias de terror sobre tus años de estudiante. Comprendí que había pasado completamente por alto que se trataba de «aquella» época en tu país… Compartimos dos años de dictadura, ya sabes, mal de muchos…. del 73 al 75 los últimos tuyos fueron los primeros (y únicos) míos, así que sí sé de primera mano de lo que hablas. Sólo que yo lo viví apenas esos dos años, luego ya no viví más en ese lugar.
Entonces, por supuesto que estoy de acuerdo en que es un gran progreso la no segregación de niños con discapacidades o diferencias en rendimiento o en color o en lo que sea… Lamentablemente, esta integración no está tan difundida como debería. Todavía existe la «educación especial». Con esas y todas las otras cosas que consideras avances y progresos no puedo estar más de acuerdo en que lo son. Lo que sucede es que tú y yo nos educamos la mayor parte de la escuela en ambientes/sistemas prácticamente opuestos. Y yo no tomé esto en cuenta al escribir mi comentario en 1ra persona plural… Muchas cosas que para ti son avances, para mí son retrocesos, por esa razón.
K,
Neruda adornó a los gorriones de poesía.Les regaló palabras que ellos no comprenden.Las cosas, los animales o nosotros mismos no tenemos poesía.La poesía está en nuestra forma de mirarlos.
Creo que no hay nada con lo que no esté de acuerdo con lo que dices. Existe demasiada insistencia en relacionar esfuerzo con placer.En algunos casos parece casi que es necesario sufrir para luego disfrutar de algo.En estos casos de lo único que se disfruta es de la falta de sufrimiento.
Yo no defiendo, evidentemente, que es bueno esforzarse para aprender. Sólo digo que es necesario.A medida que el interés crece disminuye el esfuerzo. Despertar interés es la labor de los buenos maestros.
¿Tú crees de verdad que Patricia piensa que la poética animal existe?
M,
De nada.
Sí es cierto que mi experiencia personal estuvo marcada por aquellos oscuros años.Entonces no era consciente, más tarde sentí vergüenza de mi inconsciencia. Me perdoné al final por que yo no fui responsable de nacer en un mundo chato. Creo, sin embargo, que eso no ha influido sobremanera en lo que he escrito en esta entrada.
Sé que hay cosas que se hacían mejor antes, sé,también, que la pedabobía es una enfermedad contagiosa.También creo que la inseguridad en el presente nos hace pensar que todo era antes mejor.Sigo pensando aun y todo que, en conjunto, la situación de la educación actual ofrece más posibilidades a un mayor número de gente.Con eso no quiero decir que sea óptima.Soy capaz de enumerar muchos de sus defectos.
Vq, no sé si fueron las lágrimas de la risa de tu frase de poética animal o es que yo también necesito anteojos… Lo cierto es que no leí bien lo que escribiste y ahora comprendo el sentido verdadero de esa frase que aún me provoca risa…. Lo primero es que debo decirte que por supuesto que no pienso que nuestra querida Patricia [esto es TAN cómico, perdona, debo parar para reírme]… Te decía que no creo que Patricia (ni nadie en su sano juicio para el caso piense que existe la poética animal. [Otro ataque de risa. Lo siento]. Está claro que innecesariamente por completo te dejé el poema de los gorriones, porque lo que entendí fue obviamente que los animales podían ser tema de la poesía, como de hecho lo son. Pero claro, no te referías a eso, ¡ja ja ja ja! Perdóname, v, no me puedo aguantar. Precioso comentario el que escribiste. Estoy de acuerdo. Y gracioso también.
Quedo tranquilo entonces con lo de Patricia.
El poema es de todas formas bienvenido.La risa también.Por lo que cuentan sólo tiene efectos beneficiosos.
Pero ¡qué dices!
Miedo me da preguntarlo.¿Qué he dicho?
Dijiste «Por lo que cuentan»…. quizá me he apresurado en mi juicio, pero suena como el testamento de un triste poeta que nunca ha reído o algo igualmente blue. Fue tan grande el shock, que olvidé escribir que me alegro mucho de que los gorriones fueran bienvenidos [Sonrisa] y que lo de Patricia haya sido…. [carcajada reprimida] zanjado felizmente. [Sonrisa amplia.]
Entiendo lo que dices. Mi mención de los años oscurso sólo tuvo la intención de que tomaras nota del sentido que le di a mi comentario, partiendo de una asunción equivocada de un pasado educativo en común. Yo tuve la suerte de estudiar en un colegio «experimental», dependiente de la Universidad de Chile, magnífico, ya no existe (no era montessori, ni waldorf ninguna cosa como esas que están de moda ahora), donde siento realmente que aprendí cosas muy útiles para la vida. Me da una curiosidad tremenda saber a qué le llamas pedagogía. Para mí es un tema que ha desaparecido en cuanto a significado y a métodos, aunque le sigan llamando de esa manera, lo único que vemos en la actualidad es psicología disfrazada de abuelita…
K,
Por lo que cuentan es una forma de no ser categórico.Una forma de decir con más palabras lo que se podría decir con menos.Ya ves, siempre hablando de sencillez y minimalismo y,al final, todo es desmesura y verborrea.
(Saludable sonrisa)
M,
Fuiste afortunada al poder elegir. Cuando yo estudie todo era en blanco y negro,piadoso, aburrido y visto con la distancia, terriblemente triste.Si, a pesar de todo, los de mi generación hemos salido adelante, es que el ser humano esta lleno de potencialidades.
No sé si la pedagogía está disfrazada de abuelita.Como ya he dicho en otras ocasiones hay muchos, no todos, pedagogos que más bien son pedabobos.Disfrazan de palabras de nuevo cuño,casi todas tonterías abismales, conceptos que tratan de engañar al incauto por sólo sonar grandilocuentes. Juegan a teorizar desde fuera del aula lo que no conocen desde dentro.Clasifican,desmenuzan,califican tipos y comportamientos hasta dejarlos al final sin alma.Se que me despreciarán por lo que digo pero no hay cosa más aburrida que leer uno de sus textos.Lo he dicho también otras veces, en este mismo blog, pero no me resisto a repetirlo: ¿qué se puede esperar de alguien que llama al recreo «segmento de ocio» y se queda tan ancho?
Me estás dando la razón por más que te esfuerces por no verlo. Eso no es pedagogía. Las etiquetas son la especialidad más exquisita de estos tipos. Llámale pedabobía si quieres, pero ya te dije lo que es. Hay algo peor que «segmento de ocio» y es «período lúdico». Suscribo cada palabra que has escrito.
No te quiero quitar la razón.Podemos llegar a un acuerdo quedándonos con el nombre de psicopedagogía.Podemos, también, hacer una encuesta sobre cuál de las dos expresiones es más denterosa.
Hay que tener las ideas muy claras para poder escoger entre SEGMENTO DE OCIO y PERÍODO LÚDICO. Yo llevo desde ayer intentándolo y juro que no puedo.
Vq, es un verdadero alivio lo que dices.
Esa clase de deslices son inherentes al encanto de la rara especie de artistas-filósofos. Y son, por completo, perdonables. [Sonrisa…]
Espero no estar en peligro de extinción.
Puedes tener la absoluta seguridad de que no. Es lo bueno de la vida. No se puede matar. Me refiero a la parte Θ de la vida, naturalmente. Bueno, la parte que no es Θ no se puede llamar «vida», técnicamente hablando, pero….
Bien, ahí iba yo también con un inicio de desmesura….
OK, perfecto. Y cuando quieras hacemos la encuesta. [s-mile]
¿Sabes? Acabo de leer la entrada completa «en una nueva unidad de tiempo» (significa hacer algo que ya se había hecho anteriormente, pero hacerlo como si fuera la primera vez, sin ninguna traza de automaticidad, ni sensación de «repetición», ni opinión, ni consideraciones previas, ni prejuicios, ni nada parecido). Y creo que es magnífica. No. Otra palabra. Esa no. Espera… Bueno, no estoy inspirada, definitivamente. Esto tampoco es adecuado, pero ahí va. Creo que es lo mejor que has escrito, o al menos que te he leído sobre algo externo. Por el contenido, por la forma, pero sobre todo por la altura tan inmensa de la que parece provienir. Me impresionó esa última cualidad. (Suena fatal, lo sé, pero en fin… quería comunicártelo hoy.)
Gracias por la comunicación.A pesar de no estar inspirada, por lo que dices, me ha sonado muy bien, te lo aseguro.
me parese exelente esta pagina de internet
esla mejor que e visto espero q cuando yo la bus q aparesca buenos los dejo aduios
esto creo que puede servir a muchos para esta educasion
Hola Teresita,
Gracias por tu comentario. Ojalá sea como tú dices.
Salud!